CIERRE PERIMETRAL DE SEVILLA

Sevilla cierra sus fronteras: crónica de la primera noche de control policial

Sanitarios, taxistas, empleadas de hotel o transportistas, a la vuelta de su trabajo, fueron los primeros que pasaron el dispositivo de la Policía Nacional en las salidas de la capital

Agentes de la Policía Nacional en un control para garantizar el cierre perimetral de la capital Manu Gómez

Jesús Díaz

El reloj marcaba un minuto sobre la medianoche del viernes 30 de octubre. Entraban en vigor las medidas en Andalucía anunciadas por el presidente Juanma Moreno para combatir el duro golpe que está suponiendo para la comunidad la segunda oleada del coronavirus . Entre ellas, el cierre perimetral de Sevilla . Había que echar los cerrojos. Y para velar por el cumplimiento, los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado .

«Buenas noches, caballero». Éstas fueron las palabras del agente antes de conocer cuál era el destino del conductor del primer vehículo que llegaba a la altura del control desplegado por el Cuerpo Nacional de Policía en una de las carreteras de entrada y salida a la ciudad con más densidad de tráfico, la A-367, que une Sevilla con Utrera .

Se trataba del primer operativo puesto en marcha por la Policía Nacional en la capital para asegurar que los ciudadanos cumplían lo mandatado por la administración autonómica desde hoy hasta el próximo día 9 de noviembre: no salgan de sus lugares de residencia , salvo causa mayor y debidamente justificada. Y ABC de Sevilla fue testigo de ello.

Dos furgones, conocidos popularmente como «lecheras», de la Unidad de Intervención Policial cruzados en la calzada y a unos escasos metros de la rotonda que da acceso a la barriada nazarena de Montequinto. Otro coche policial con las luces azules encendidas más adelantado para advertir a los conductores de la presencia policial.

Un agente con una cadena de pinchos en el control de cierre perimetral de Sevilla Manu Gómez

Diez agentes a pie de asfalto , entre ellos el jefe de la UIP. Provistos de chalecos reflectantes y mascarillas. Eran sus escudos. Señales con mensaje corto y conciso «Alto Policía» , una hilera de conos y una cadena de pinchos prevenida ante un posible insurrecto. Todos los elementos, medios materiales y humanos, conformados en forma serpeteante.

El primero: un sanitario

Una noche oscura, de silencio, sólo rota por las luces azules de los agentes que velan por la seguridad y en esta ocasión también por nuestra salud. La avenida de La Paz , itinerario hasta el punto de encuentro con los agentes, está vacía. La cruzan algunos coches, suponemos que van o vuelven de sus lugares de trabajo. Una única persona en la larga y ancha vía que alcanza el Polígono Sur . A la altura de la sede del Comisionado. Un hombre encorvado camina a duras penas tirando de un carrito de la compra.

Sólo han pasado unos minutos de las once y media de la noche de un jueves, el toque de queda del Gobierno se ha activado, pero la sensación es la de estar en la profundidad de la madrugada. La ciudad pierde horas de vida.

A la hora señalada del día marcado por la autoridad competente, el presidente de la comunidad andaluza, en este nuevo estado de alarma que nos ha tocado vivir por culpa del virus, los agentes están dispuestos. Sin apenas transcurrir tiempo llega el primer coche. Y primer vuelco en el corazón.

El conductor es un sanitario . Vuelve a su casa para su más que merecido descanso. La imagen es el fiel reflejo de la situación que vive nuestro país y, por ende, nuestra ciudad. Sanitario y agente. Los que cuidan de nuestra salud y los que velan por nosotros desde el principio de este mal sueño que se está eternizando: Covid-19. Representan a las entidades o cuerpos que más confianza generan a la ciudadanía: la sanitaria y la policial.

Un policía comprueba el salvoconducto del conductor para salir de Sevilla Manu Gómez

Documentación comprobada y vía libre para continuar. Éstos son los pasos que guían la actuación de la Policía Nacional esta noche. Aquí, en Montequinto, y en otro punto de la ciudad donde también han desarrollado su labor de vigilancia y prevención durante la pasada madrugada.

Fueron poco más de 30 minutos. Por el operativo de control montado discurrieron una treintena de coches . De éstos, media docena fueron apartados para certificar por los agentes varios datos. Documentos en manos, confirmaban que todo estaba como debía estar. Luz verde.

Noche tranquila

Un sanitario, un taxista , transportistas, un operario del Ayuntamiento de Sevilla o una empleada de un hotel . En definitiva, todos trabajadores. Volvían a sus hogares o empezaban una ruta para hacer llegar la mercancía. Llevaban su salvoconducto encima. Guardado como oro en paño. Es el pasaporte para cruzar las fronteras de la ciudad.

La primera noche del cierre perimetral transcurre con normalidad. Sin incidencias en el control de Montequinto y sin incidencias en el otro operativo de la ciudad. Las actas levantadas la pasada noche por la Policía Nacional han sido motivadas por incumplimientos del toque de queda impuesto por el Gobierno de once de la noche a seis de la mañana. Pisaban las calles sin motivos justificados.

Con el paso de los minutos el trasiego de coches disminuye, pasan a cuentagotas . El jefe del operativo ordena desmontar el control. Rápidamente todo está recogido y la carretera se queda limpia, solitaria. «¿Todos sois de la UIP?. Siempre», responde con orgullo uno de los agentes. Segundo vuelco al corazón. Trabajan por y para nosotros.

No obstante, queremos más y vamos en busca de otros posibles controles. De paso testamos cómo respira la ciudad un jueves de toque de queda y confinamient o. Nada que ver con los jueves de la vieja normalidad donde los universitarios y no tan universitarios disfrutan de la noche.

Notarios de la tristeza de la ciudad

Recuerdan la imagen de una Gran Vía madrileña solitaria al paso de Eduardo Noriega en «Abre los ojos», pues salvando las distancias, ése era el fotograma de la ciudad. Ronda del Tamarguillo, avenida de Andalucía, Luis Montoto, San Francisco Javier o una autovía A-92 con tintes de una soledad que roza el miedo.

El camión de la lavandería de un hotel, operarios de Lipasam , un taxista esperando a nadie o dos trabajadores de mantenimiento de un centro comercial. Ah, y los de siempre, aquellos que buscan su descanso una noche en el portal de aquí y otra en el de allá. Eran los únicos notarios de la tristeza de la ciudad .

Sevilla y sus vecinos cumplen y no es para menos. El pasado miércoles Juanma Moreno anunciaba el cierre perimetral de la comunidad y de la mitad de las localidades de Andalucía, con la ciudad de Sevilla incluida. Hay que frenar como sea el nivel de contagios. Una cifra, este viernes 1.500 contagiados en la provincia y 14 fallecidos. Dato récord. Esto va en serio.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación