El superintendente Juan José García, en su despacho
El superintendente Juan José García, en su despacho - abc

Espadas aparta al jefe de la Policía Local de Sevilla procesado por filtrar las oposiciones

El superintendente Juan José García ha aceptado dejar de mandar el Cuerpo y el Ayuntamiento no le abrirá expediente salvo que sea condenado

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El superintendente de la Policía Local de Sevilla, Juan José García, procesado la semana pasada por el presunto amaño de las oposiciones para acceder al Cuerpo, dejó ayer de dirigir a los más de mil agentes sevillanos que estaban a sus órdenes tras llegar a un acuerdo con el alcalde, Juan Espadas, que le había ofrecido dos alternativas: aceptar voluntariamente su retirada de la jefatura, o someterse a un expediente disciplinario de suspensión cautelar. García aceptó la primera opción e inmediatamente dejó de ser el jefe de la Policía Local de Sevilla.

Espadas aseguró ayer a ABC que «la decisión ya la tenía tomada desde que soy alcalde» porque el caso lleva tres años instruyéndose y «las imputaciones ya venían de antes».

Sin embargo, tras el auto de procedimiento abreviado dictado por el juez de instrucción número 9, Juan Jesús García, contra el citado jefe policial, el resto de miembros del tribunal de las dos oposiciones que se celebraron en 2012 y 37 agentes supuestamente beneficiados por la filtración del examen, los acontecimientos se han precipitado.

El magistrado señala al superintendente por delitos de descubrimiento y revelación de secretos y le acusa de haber facilitado el examen «de forma intencionada y con ánimo de favorecimiento» a una treintena de opositores, entre ellos su cuñado y un sobrino. Concretamente, el auto asevera que Juan José García «tenía intención expresa de favorecer en este proceso selectivo a determinados opositores, sin consideración alguna a los requisitos de mérito y capacidad, y aun cuando la resolución a adoptar para ello fuera injusta».

Espadas sostiene que nunca se ha llegado a plantear si el superintendente podía continuar en su puesto: «A mi juicio, con la apertura de juicio oral este alcalde tiene clarísimo lo que tiene que hacer». No obstante, reconoce que técnicamente apartarlo de sus funciones era un paso complicado de dar. «Aunque quieran decir que tomamos decisiones a golpes de improvisación fui a consultar al secretario municipal para saber si estábamos en condiciones de abrir expediente administrativo para la adopción de medidas cautelares porque yo tenía mis dudas legales sobre si podía adoptar una decisión administrativa», explica antes de sentenciar que «mi decisión política es la que he ejecutado, pero estaba tomada, no la tomo hoy porque me pregunten, la estaba analizando jurídicamente».

Eso sí, el alcalde hace hincapié en que «la decisión es de mutuo acuerdo porque la persona en cuestión ha aceptado que se le aparte de su responsabilidad como superintendente y que se le den unas tareas ajenas a esta responsabilidad. Esa decisión está tomada y acordada con una persona que también podía no haberlo aceptado», le reconoce Espadas al superintendente al aclarar que «sin duda ha sido más fácil porque se ha hablado con la persona y le hemos dicho que lo tenemos que hacer, más rápido o más lento, y él ha aceptado para dejarlo de manera inmediata».

Por último, Espadas se quejó de la pasividad de su antecesor, Juan Ignacio Zoido: «El anterior alcalde parece que no tenía ningún problema porque no tomó ninguna medida habiendo ya imputaciones encima de la mesa».

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