Miguel Carcaño
Miguel Carcaño - abc
sexto aniversariio de la desaparición de marta del castillo

Miguel Carcaño ya no tiene quien le escriba

A los seis años de la desaparición de Marta, su asesino, preso en Herrera de La Mancha, no tiene dinero ni habla con nadie

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Hoy se cumplen seis años de la desaparición y muerte de Marta del Castillo. Seis años después, los padres de la malograda joven siguen sin haber podido cumplir el requisito de velarla y enterrarla. Los progenitores, Antonio del Castillo y Eva Casanueva, se aferran como un clavo ardiendo a la esperanza de lograr resultados en la última búsqueda del cuerpo, la emprendida por la Policía en unos pozos ubicados en una antigua estación de bombeo de agua, en la pasarela que une Camas con Sevilla.

Y, entretanto, el asesino confeso y condenado por el homicidio de Marta, Miguel Carcaño, sigue preso en la cárcel de Herrera de la Mancha, a la que fue trasladado desde Morón de la Frontera en septiembre de 2013 después de ser clasificado como de segundo grado.

Allí cumple su condena de 21 años. Y de allí no ha salido desde que lo sacaron para someterlo a la prueba de la máquina de la verdad en Zaragoza, el último y fallido intento para que el joven confesara qué hizo con el cuerpo de su víctima.

Sin embargo, Carcaño, que fue condenado a 21 años y 3 meses de cárcel y está cumpliendo su condena, y al que parecía gustarle acaparar la atención mediática, está, hoy por hoy, más aislado que nunca.

Atrás quedaron los días en que recibía cartas de chicas que, pese a los abominables hechos que protagonizó, querían mantener comunicación con él. Hoy, además del rechazo social que siempre han provocado los terribles hechos de los que fue autor, sólo tiene la compañía de los funcionarios que velan por la seguridad de la prisión.

No tiene familia puesto que solo le queda su hermano Francisco Javier que fue finalmente absuelto pero con el que las relaciones se rompieron hace ya mucho tiempo. Y no le queda ningún pariente que pueda visitarlo.

La situación es aún peor por el hecho de que al estar a tantos kilómetros de Sevilla sus abogadas tampoco lo tienen fácil para acudir a verlo. Con todo, lleva meses sin recibir visitas y sin apenas contacto con el exterior. Ni se comunica por teléfono con sus abogadas, una de las cuales le envió un Crismas las pasadas Navidades. Carcaño ni quiera contestó a esa carta.

Y eso se une al hecho de que sigue en el módulo de ingresos, sin acercarse al resto de los reclusos, tal y como se recomienda para los internos que cumplen condena por estos tipos de delitos (en la cárcel también tienen sus propios códigos y los que han cometido estas conductas suelen ser rechazados por el resto de los internos).

Además Carcaño, que ya pasa los 26 años y que en sus primeros años en la prisión intentó estudiar, tampoco tiene recursos económicos. No solo no tiene para poder hacer frente a la indemnización de más de 280.000 a los dos progenitores de la víctima y de 30.000 euros a cada una de las hermanas que debía pagar, sino tampoco tiene pecunio (el dinero del que normalmente disponen semanalmente los reclusos) porque no tiene quien se lo mande. «No tiene ni 30 céntimos para mandar una carta», admitían sus abogadas.

Por ello, el joven que ya ha cumplido casi una cuarta parte de su condena ya que lleva en prisión desde febrero del año 2009 y, por tanto, podría solicitar algunos beneficios penitenciarios, no parece que vaya a pedirlo, según admiten fuentes de su defensa.Tampoco tiene donde ir ni oficio conocido.

Así las cosas, cuando se cumplen seis años de la desaparición de Marta, el tiempo ha puesto a cada uno en su sitio. Pese a los años transcurridos, la familia sigue teniendo el respaldo social y policial, mientras que el asesino está cada vez más solo y olvidado y no parece que vaya a dejar de estarlo hasta después de cumplir los 41 años (para cuando terminará su condena). Ahora solo faltaría para poner punto y final a esta triste historia que, de una vez por todas, apareciera el cuerpo.

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