La Feria de San Fernando echa la baraja

Ya está, se acabó. La Feria del Carmen y de la Sal echa la baraja hasta el próximo año. El recinto de La Magdalena apenas tendrá tiempo para la resaca, porque ya hoy comenzarán a desmontarse las atracciones, las casetas, los puestos. Vuelve el vacío a esa zona, a excepción de los jueves por la mañana que es el mercadillo.

Se va una feria que se ha vivido con una extraña sensación, más allá de lo pegajoso de la calor. Es como si al desperezarse le hubiera dado un tirón y no tuviera libertad de movimiento. Y es que la fiesta que se va lo hace con más sombras que luces.

Con una entrada que precisa una remodelación al verse desangelada, con la necesidad de aumentar su número de casetas, con armas para combatir la calor, por una mayor apuesta por las cosas que funcionaban.

Se va con mucho trabajo por hacer, una labor que debe comenzar cuanto antes si se quiere recuperar su consideración de feria del verano para la Bahía.

La Feria se despide hasta otro año y a pesar de lo que queda por hacer también ha dejado estampas para la historia. Ha sido la primera feria que ha visto a una alcaldesa, la socialista Patricia Cavada, que por primera vez puso un ramo de flores a la Virgen del Carmen en el pantalán de La Magdalena. Ha sido la Feria en la que uno de los toreros isleños más reconocidos, Ruiz Miguel, se cortó la coleta para dejar los ruedos y pasó el testigo de su trono a David Galván.

Y su última jornada, al igual que el año pasado, fue para los caballos que fueron los protagonistas en el recinto durante el día con sus diferentes concursos y su caravana ecuestre. Hace años que se ha conseguido recuperar la relación entre el animal y el festejo, que prácticamente se había perdido, pero la apuesta cada vez es mayor y gran parte de culpa tiene la implicación demostrada por la asociación Hípica La Isla. En el Día de la Mujer, en el Día del Carmen y ayer. Los caballos reclaman un hueco mayor en la Feria del Carmen y la Sal.

De nuevo la entrada a la fiesta gue tardía, debido a que el domingo es un día de playa que se extiende lo máximo posible. Pero había una cita imprescindible que pocos se quisieron perder, por lo que a medianoche el recinto estuvo hasta la bandera. Los fuegos artificiales pintaron de diferentes colores el cielo y fueron la antesala del adiós, de ese momento en el que se sabe que ya no habrá más «corre dúchate que vamos a la Feria», al menos hasta el año que viene.