Manuel Garay se quiere quitar el nombre de su madre para entrar en las Fuerzas Armadas
Manuel Garay se quiere quitar el nombre de su madre para entrar en las Fuerzas Armadas
'TATTOOS'

Tatuajes: Cuando ya no es para toda la vida

Cada vez son más los gaditanos que deciden quitarse un tatuaje y las principales razones son porque ya no les gusta o por un tema laboral

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Hay para quien encierra cierto halo de romanticismo o un acto en sí de rebeldía. Hay quien lo considera un arte o tan solo un capricho. Existen muchas razones por las que una persona decide convertir su cuerpo en un lienzo, pero también muchos motivos por los que decide dar el paso para quitarse un tatuaje. En la provincia ha crecido de forma considerable el número de personas que se han borrado alguno. Es por ello que también ha aumentado el número de locales que usan técnicas para que la piel vuelva a estar desnuda.

Precisamente se ha abierto en la provincia la primera franquicia (Tatualia) basada únicamente en la utilización de técnicas para hacer desaparecer los denominados 'tattoos'. José Luis Fuentes es el responsable de un negocio que ve como cada vez son más los clientes que se acercan para eliminar completamente la tinta de su cuerpo, al ser uno de los pocos en Cádiz que tiene la tecnología para que no se note.

«Al acercarme a este mundo, que conocí precisamente porque me quité un tatuaje, pensé que la mayoría de personas vendrían porque algún tema laboral. Pero lo cierto es que llegan porque simplemente ya no les gusta. No lo quiere y prefiere evitar taparlo con otro aún más grande y colorido. Hay técnicas como el aclarado pero que no lo quitan que solo lo disimulan para que se pueda hacer otro. Aunque tengo que admitir que el tema laboral cada vez tiene mayor peso sobre todo vienen personas que quieren entrar en las Fuerzas Armadas o hacer oposiciones algún Cuerpo de Seguridad del Estado».

Entre el primer grupo se encuentra Noelia Pérez. En su caso no le gusta por desamor o más bien porque el amor vuelve a llamar a su puerta. «Tengo el nombre de mi antigua pareja y ahora estoy conociendo a otro chico y por ello he decidido dar el paso de borrarlo». Prefiere quitarlo de su piel ya que por el momento taparlo sería «recordar que ese nuevo tatuaje me lo he hecho para tapar el nombre de una persona que me ha causado mucho daño. Quiero empezar de cero, aunque me gustan los tatuajes y espero no cometer el mismo error».

En el caso de Manuel Garay también se ha querido borrar un nombre, el de su madre. Pero sus motivos son muy distintos ya que forma parte de ese segundo grupo que se quita un tatuaje por motivos laborales. Su intención es entrar en las Fuerzas Armadas y esta institución rechaza a todo aspirante que tenga tatuajes muy llamativos y sobre todo en zonas del cuerpo muy visibles y que no se puedan ocultar.

Garay tiene el suyo en el antebrazo. «Es un sacrificio que tengo que hacer, pero lo cierto es que ya no veo otra salida. No hay futuro en la provincia y por ello me he decidido por las Fuerzas Armadas. Espero que valga la pena porque es una gran inversión y el proceso es complicado».

Simplemente se lo hizo porque le gustaba y aunque eligió el nombre de su madre no le dijo nada. «Quería hacerme un tatuaje, me gustaban y no le dije nada a mis padres. Durante los primeros días se lo oculté, me tapaba el brazo e incluso comía con la otra mano para que no me lo vieran, porque mi padre es antitatuaje. Al final mi madre vio una especie de mancha pero ya no había nada que hacer. Ahora a los ocho años resulta que me lo tengo que quitar y ya tengo claro que si me hago otro será discreto y en un sitio en el que apenas se vea».

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