SAN FERNANDO

Un coche, tras otro y tras otro en la autovía CA-33 de San Fernando

Sin solución definitiva, los esfuerzos se centran en reducir decibelios de la carretera

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En el año 2008 los residentes de las viviendas colindantes a la autovía CA-33 veían aliviados como se colocaban las pantallas acústicas que debían resolver el problema de ruido por el incesante paso de vehículos. Tras años de lucha, al fin eran tenidos en cuenta, aunque la sorpresa fue comprobar que esta medida no era la solución. En algunos tramos amplificó el sonido en otros simplemente los desplazó al realizar un efecto rebote.

Algo que certificaron los propios vecinos con diferentes mediciones y acudiendo al amparo del Parlamento Europeo, que les dio la razón, si bien expuso que esta situación dependía del Gobierno español y que era Fomento el que debía resolver este problema. Para los vecinos aglutinados en plataformas como 'Pro Soterramiento Autovía CA-33', la única manera de acabar con el ruido es soterrando la autovía.

El pavimento sonoreductor puede aliviar un impacto de ruido de hasta el 10%

Pero el Ministerio fue claro en el año 2011 atendiendo a una petición del Defensor del Pueblo. «El soterramiento de la autovía conllevaría un elevado coste que no está justificado de modo alguno, dado que por un lado el problema acústico persistirá por las nuevas vías a construir sobre el soterramiento, y por otro, se debe tener en cuenta el descenso de la intensidad de la circulación en la CA-33 una vez se ponga en servicio el Nuevo Puente sobre la Bahía».

Y es que existe un proyecto, con un coste estimado de unos 40 millones de euros y realizado por el propio Ayuntamiento, que lo elevó al Ministerio a la espera de que las condiciones económicas fueran más favorables. Pero el soterramiento está más que descartado. Eso sí desde Fomento, y tras la intermediación del alcalde, José Loaiza, se ha decidido intervenir para ver si se puede reducir el ruido. Así que se espera que en las próximas semanas se ejecute un tramo de pavimento sonoreductor en la autovía a su paso por zonas como la barriada Diputación o Carlos III.

Demasiados decibelios

Con ello se bajarían los decibelios que producen los coches al pasar. Y el problema es para tener en cuenta si se atiende a los informes elaborados por el propio Ministerio de Fomento. Según los documentos la autovía CA-33 tiene un tráfico medio de 18 millones de vehículos al año (unos 50.000 al día) convirtiéndose en la segunda, después de la SE-30, en volumen de tráfico medio anual en Andalucía occidental. Además ocupa el primer puesto en número de viviendas afectadas que soportan valores superiores a los 75 decibelios y en valores que van de los 70 a los 74 decibelios con 300 y 800 viviendas respectivamente.

Del Plan de Acción Contra el Ruido de Fomento se desprende que, teniendo en cuenta el área en kilómetros cuadrados de la zona afectada, 4.600 viviendas y 11.500 personas están expuestas a niveles de ruidos superiores a los 55 decibelios. Además, en un área de tan sólo 0,85 Kilómetros cuadrados, unas 100 viviendas y 300 personas tienen que soportar niveles de ruidos superiores a los 75 decibelios, ocupando de esta forma el segundo puesto de las carreteras estudiadas, incluidas las grandes aglomeraciones. Eso sí, escala al primer puesto si se amplía el radio de número de afectados que soportan valores comprendidos entre los 70 y 74 decibelios con un total de 500 personas.

Valores que están hasta diez puntos por encima de los establecidos en España, motivo por el que los vecinos solicitan el soterramiento de este tramo. Una propuesta que ya suma años y que sigue sin perspectiva de futuro. Por ello, desde la plataforma continúa realizando distintas iniciativas, como la de limitar la velocidad en esta zona a 50 kilómetros por hora, para seguir bajando decibelios.

Y es que el nuevo pavimento que se pretende instalar, y que a lo largo de 2015 se extenderá por todo el tramo afectado, reduciría el ruido en un porcentaje del 10%, según estudios y comprobaciones realizadas en otras poblaciones. Es decir, que alivia y aunque seguiría por encima de los 55 decibelios estaría dentro de los parámetros españoles. Aunque otro de los problemas es que tiene una vida limitada. La reducción del ruido se consigue a través de unos poros que con el paso del tiempo se va taponando y más aún si el volumen de tráfico es elevado, como en el caso del CA-33.

Pero al menos se ha dado otro paso. Habrá qué comprobar los niveles y también sí es cierto que la cantidad de vehículos disminuye una vez se abra el nuevo puente y por lo tanto las molestias no sean tan continuas.

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