La clave para prevenir los sofocos nocturnos de la menopausia

Un nuevo estudio apunta al sedentarismo como un factor desencadenante

ABC

C. G.

Los sofocos son uno de los síntomas más frecuentes de la menopausia. Casi el 80% de las mujeres aseguran haberlos sufrido. Estos calores súbitos son incómodos y, cuando ocurren de noche, pueden interferir en el descanso. Ahora, un nuevo estudio, que se presenta esta semana durante la reunión anual de la Sociedad Norteamericana de Menopausia (NAMS), sugiere que el comportamiento sedentario (pasar la mayor parte del día sentado o tumbado) puede aumentar la probabilidad de sufrir sofocos nocturnos .

Algunos datos sugieren que un mayor número y gravedad de los sofocos están relacionados con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Por otra parte, el comportamiento sedentario, que a menudo es más frecuente a medida que se envejece, también está relacionado con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. Sin embargo, pocos estudios han evaluado el efecto del comportamiento sedentario en los sofocos. Y los que lo han hecho se han basado en gran medida en autoinformes y no consideraban medidas objetivas.

Esta nueva investigación, que incluye a mujeres pre, peri y posmenopáusicas, tuvo como objetivo determinar si una vida sendentaria, medida objetivamente, es un predictor de la experiencia objetiva y subjetiva de los sofocos. Los resultados preliminares del estudio indican que la inactividad, de hecho, predice los sofocos objetivos nocturnos , independientemente del tiempo dedicado a participar en una actividad moderada a vigorosa.

«Dado que las mujeres que se acercan a la transición a la menopausia dedican una gran parte de sus actividades diarias a comportamientos sedentarios, es importante comprender cómo ese comportamiento influye en los sofocos de la menopausia. Esto puede mejorar las recomendaciones de estilo de vida basadas en la evidencia», señala la doctora Sarah Witkowski, fisióloga del ejercicio en el Smith College y coautora del estudio.

La doctora Stephanie Faubion, directora médica de NAMS, considera que con una proporción tan grande de mujeres afectadas por sofocos, «la investigación que ayude a identificar los factores desencadenantes o de riesgo siempre es valiosa». «Los profesionales de la salud deben revisar las actividades físicas y las rutinas de un paciente cuando se analizan las opciones de tratamiento», apunta.

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