PATRIMONIO

En el corazón de un bello retablo barroco en Utrera que poco a poco está volviendo a la vida

El retablo del santuario de Consolación Utrera, del siglo XVIII, está siendo objeto de una importante restauración

El restaurador Francisco García en pleno trabajo en el retablo del santuario de Consolación de Utrera A.F.

Alberto Flores

Haciendo un ejercicio de imaginación es posible situarse en la Utrera de comienzos del siglo XVIII, una ciudad por aquellos días completamente marcada por el fenómeno que suponía la Virgen de Consolación, que vivía una de sus etapas históricas doradas. Con el objetivo de situar a la patrona de Utrera en el centro de su santuario y seguir alimentando el aura mágica de Consolación, tenía lugar la inauguración de un colosal retablo , una pieza artística que ahora poco a poco está volviendo a la vida gracias a una minuciosa restauración que tiene un presupuesto de 700.000 euros.

Francisco Javier Delgado capitaneó el equipo de artesanos que levantaron este retablo, de 15 metros de largo y 12 de ancho , que se convertía desde ese mismo momento en uno de los retablos más valiosos de toda la comunidad andaluza. La puesta de largo de esta obra artística fue todo un acontecimiento en la Utrera de la época y su inauguración trajo consigo todo tipo de festejos e incluso corridas de toros.

La grandeza de este retablo sirve para entender la importancia histórica de Consolación, un enclave en mitad de la campiña sevillana que se convirtió en receptor de miles de peregrinos que llegaban para postrarse ante una Virgen con fama de milagrosa y que recibía a muchos de los aventureros que decidían cruzar el océano Atlántico en busca de las riquezas americanas y que paraban en Utrera cuando partían de Sevilla camino de los puertos gaditanos.

El Ayuntamiento de Utrera aporta 500.000 euros para la restauración de esta obra artística

En el mes de junio comenzaban los trabajos necesarios para devolverle el esplendor perdido a este valioso retablo, en una intervención en la que el Ayuntamiento de Utrera ha aportado 500.000 euros, mientras que los 200.000 restantes son aportados por el Arzobispado de Sevilla y el propio rectorado del santuario de Consolación. Una gran lona con la imagen del retablo impresa cubre la obra artística, detrás de la cual una decena de especialistas trabaja con mimo, recuperando la policromía y el estado original de las cientos de pequeñas figuras que componen el diseño del retablo.

En la última década se habían llevado a cabo importantes obras en el santuario de Consolación, un centro que sigue siendo en la actualidad un templo que atrae a numerosos visitantes a lo largo del año, pero constantemente pesaba sobre el ánimo de los amantes del patrimonio el mal estado del retablo, que precisaba una urgente intervención. «Los principales problemas que presentaba el retablo cuando hemos comenzado el trabajo son los daños provocados en la madera por la lluvia y la humedad », comenta Bárbara Hasbach, de la empresa Ágora Restauraciones, que está llevando a cabo la labor de restauración, después de que fuera el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) el organismo encargado de llevar a cabo el diagnóstico de todo lo necesario para recuperar el retablo.

Durante el desarrollo de las obras, la Virgen ha abandonado su tradicional ubicación –en el camarín que se sitúa en el centro del retablo-, para situarse en el altar, en su paso de salida, y saludar así desde más cerca a todos los visitantes que se acercan al santuario. Detrás de ella, una decena de profesionales hacen magia con sus instrumentos, tratando de vencer el paso del tiempo en cada centímetro cuadrado de esta colosal obra. «Además de ellos hay muchos más profesionales implicados en este proyecto que trabajan en la oficina, haciendo por ejemplo recreaciones en tres dimensiones que nos sirven para facilitar nuestra tarea», explica Bárbara, quien puntualiza que desde que comenzó la restauración, «la tarea se ha centrado principalmente en eliminar el polvo, los escombros y la suciedad que inundaba el retablo».

La modestia propia del exterior del santuario de Consolación es engañosa. Contemplando la silueta inconfundible de este templo no es posible intuir la riqueza de su interior, su fantástico retablo, su bello artesonado y lo que es más importante, una historia como centro de atracción de peregrinos al alcance de muy pocos enclaves de la provincia. Un santuario mudéjar, con un retablo barroco que aproximadamente en junio de 2020 , volverá a brillar como en aquellos días en los que la Virgen de Consolación guiaba los pasos de miles de personas.

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