PERSONAJES

Ángela Nicolás, una maquinista de trenes utrerana pionera en un sector dominado por los hombres

Nacida en el seno de una familia de tradición ferroviaria, Ángela comenzó conduciendo trenes de mercancías

La utrerana Ángela Nicolás comenzó su trayectoria profesional conduciendo trenes de mercancías A.F.

Alberto Flores

Aunque en algunas ocasiones pueda parecer exagerado, lo cierto es que en pleno siglo XXI sigue resultando llamativo para muchas personas ver a las mujeres en determinados puestos profesionales. Algo que ha experimentado en sus propias carnes en más de una ocasión, la utrerana Ángela Nicolás Díaz, quien desde hace casi una década cumple su sueño, conduciendo trenes; primero interminables trenes de mercancías y ahora trenes de cercanías de la línea de Sevilla.

«Todavía hay muchas personas que se sorprenden cuando ven a mujeres conduciendo un tren, cuando comencé en esta carrera profesional mis amigos y familiares me decían que estaba completamente loca, no se lo creían », explica la utrerana.

Aunque ella no se diera cuenta hasta que cumplió 23 años, llevaba en la sangre la vocación ferroviaria desde que nació. En un principio quiso explorar otros caminos profesionales, hasta que en un momento determinado de su vida, su herencia genética la llevó a comenzar su formación para convertirse en maquinista de trenes. Es la representante de la séptima generación de ferroviarios en su familia y desde hace ocho años sabe perfectamente lo que es tener entre sus manos todo tipo de trenes.

En la actualidad tiene 33 años y la utrerana rompió moldes cuando inició su trayectoria profesional, ya que se convirtió en la primera mujer en obtener la residencia en la plaza gerundense de Port Bou, siendo una de las primeras mujeres en todo el país que se ponía al mando de los convoyes de cercanías. «Es muy difícil de explicar la sensación que tuve la primera vez que me puse a los mandos de un tren de mercancías, es algo impresionante. Conducir trenes es el trabajo de mi vida, es algo que me encanta », comenta esta utrerana que de una manera natural, sin aspavientos, ha sido capaz de conseguir lo que pocas mujeres han logrado hasta ahora.

Los trenes de mercancías que ha conducido pueden llegar a medir hasta 700 metros de largo

Ángela comenzó por la parte más complicada de la profesión, manejando trenes de mercancías, con locomotoras que en aquellos momentos no dependían tanto de la tecnología como ocurre en la actualidad y requerían de mayor destreza por parte del maquinista. Trenes que pueden llegar a medir 700 metros de largo y donde únicamente la locomotora puede pesar hasta 88 toneladas .

Los primeros años como conductora de trenes los pasó lejos de su Utrera natal, además en un área geográfica como es la comunidad catalana, donde existe una importante carga de trabajo para los trenes de mercancías, debido a la cercanía con la frontera francesa y a la actividad frenética del puerto de Barcelona. Años en los que Ángela y su marido –quien la ha acompañado en todas sus aventuras- «echaban mucho de menos Utrera» y donde se tenía que enfrentar a largas jornadas de trabajo, a turnos con horarios complicados y donde era muy normal tener que dormir en hoteles fuera de su casa debido a los largos desplazamientos que tenía que hacer.

La vuelta a casa

A finales de 2017 la vida de Ángela daba un importante cambio, dejando atrás los trenes de mercancías y las tierras catalanas, para volver a su añorada Utrera y comenzar a trabajar como maquinista en la línea de trenes de Cercanías, transportando cada día a miles de viajeros. Ha tenido la oportunidad de ocupar puestos importantes en los trenes de media distancia o en el AVE, pero ha preferido volver a saborear la vida cotidiana, cerca de su familia y amigos en la localidad utrerana .

Experiencias muy destacadas que esta joven utrerana pone a disposición de otras mujeres, colaborando con la Fundación «Inspiring Girls» , contando su trayectoria profesional a niñas de entre 11 y 15, para que puedan aprovechar la experiencia de mujeres como Ángela a la hora de enfrentarse a puestos de trabajos que tradicionalmente han estado copados por los hombres y así serviles de inspiración a estas chicas.

La localidad de Utrera ha sido tradicionalmente un lugar muy vinculado al tren, y donde han vivido cientos de ferroviarios para los que su vida ha estado siempre cerca de las vías, andenes y locomotoras. Una vinculación que se sigue manteniendo viva en la actualidad gracias al trabajo y al sacrificio de personas como Ángela, dispuestas a seguir soñando con el mundo de los trenes y han sido capaces de surcar un camino todavía sin explorar para muchas mujeres .

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