Patrimonio

«Para nosotros es un privilegio y un reto restaurar el estandarte del milagro del Maremoto de Cádiz»

Rafael Aguilera y José María Muñoz-Poy desvelan algunos detalles que se han descubierto en la recuperación de esta importante pieza histórica de la archicofradía de La Palma

Rafael Aguilera y José María Muñoz-Poy, en distintos procesos de la restauración
Ana Mendoza

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El taller de Santa Conserva, situado en Antequera, guarda en estos momentos una de las piezas históricas más destacadas de Cádiz, el estandarte del Milagro del Maremoto de 1755. Allí, en esta localidad malagueña, los restauradores Rafael Aguilera y José María Muñoz-Poy recuperan con minuciosidad y enorme profesionalidad este valioso símbolo de la ciudad y de la archicofradía de La Palma. Porque según la crónica que redactara el secretario de la hermandad sobre aquel 1 de noviembre de 1755, al sentirse en la ciudad el terremoto de Lisboa, y enfurecerse las aguas fueron dos sacerdotes, Fray Bernardo de Cádiz y Francisco Macías los que salieron a la calle acompañados por varias personas. «Llegando ya casi a mojarse los pies, y dando el padre capellán Macías con la vara del Guión en el suelo, dijo en voz alta: «¡hasta aquí Madre mía!». Entonces se hizo el milagro y se frenó ese tsunami de Cádiz que podía haber sido una tragedia.

Ese estandarte, junto al crucifijo que también portaban los clérigos, se ha guardado durante años en la Viña, en la iglesia de La Palma. Conscientes de la trascendencia de esta pieza la archicofradía puso en marcha hace algún tiempo el proyecto de la restauración, comenzando por una financiación que llegó a través de la Junta de Andalucía y que ha posibilitado que esta labor se esté llevando a cabo con el anhelo y el objetivo de que el próximo mes de noviembre pueda estar ya en Cádiz. Rafael Aguilera y José María Muñoz-Poy explican algunos detalles de este proceso que les llevará a recuperar este importante bien patrimonial.

-¿Cómo se inicia el proceso de restauración del estandarte?

-En primer lugar nos trasladamos hasta la parroquia de la Palma, para conocer in situ el estado en el que se encontraba el estandarte, pudiendo llevar a cabo un estudio organoléptico previo de la pieza y comprobando las patologías y alteraciones que afectan negativamente a su conservación. Con esta información realizamos un informe técnico que recoge un diagnóstico y tratamiento de intervención a llevar a cabo, garantizando su conservación futura. Después este informe fue presentado por la Archicofradía para poder optar a la subvención propuesta por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, para la conservación-restauración de patrimonio histórico de carácter religioso.

-¿En qué momento la archicofradía se pone en contacto con vosotros y por qué decidís dar el paso y aceptar este encargo?

-Desde hace varios años mantenemos contacto con la archicofradía de la Palma debido a que contactaron con nuestra empresa interesados en la restauración y recuperación del estandarte. Para nosotros supone todo un privilegio, a la par que un reto, poder restaurar una obra con tanto valor para Cádiz, una obra que goza de tanto cariño y devoción popular. Ha sido fundamental estabilizar y detener el tremendo deterioro que presentaba, pudiendo prolongar su conservación futura. Era una restauración totalmente necesaria, de lo contrario hubiésemos perdido una obra histórica.

-¿Cuál es vuestra especialización?

-Nuestra empresa se dedica a la conservación y restauración de bienes culturales, especializados en pintura, escultura y tejidos antiguos e indumentaria histórica.

-¿Qué peculiaridades tiene el recuperar una pieza como esta?

-Poner en valor una obra que guarda un altísimo nivel histórico y simbólico, tanto dentro como fuera de la ciudad de Cádiz, para nosotros ha sido todo un privilegio. Mediante los estudios científicos que se están llevando a cabo en la restauración, podemos conocer de primera mano una serie de características como materiales y técnicas de ejecución de la pieza. Como peculiaridad podemos anticipar que el color del terciopelo era distinto al que conserva actualmente. Debido al envejecimiento natural de los materiales (debemos tener en cuenta que el estandarte tiene más de 250 años), junto a una exposición prolongada a la luz y cambios continuos de humedad y temperatura, el aspecto estético del estandarte se ha alterado cromáticamente con los años, además de encontrarse sometido durante siglos a una manipulación y almacenaje totalmente inadecuado.

-¿Qué técnicas se emplean en este proceso?

-La restauración de tejidos históricos es muy compleja tanto técnica como científicamente. No tiene nada que ver con las técnicas de costura tradicional que todos conocemos, va mucho más allá. Además del estudio organoléptico se ha llevado a cabo un estudio científico, mediante el cual se han extraído una serie de muestras tanto de tejido como de hilaturas, llevadas a analizar al laboratorio físico-químico y medioambiental del Instituto de Restauración del Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia. Mediante estas analíticas podemos conocer el origen de las fibras, además del colorante textil con el cual se obtuvo el color original del tejido base ( terciopelo).

En cuanto a los tratamientos que se están llevando a cabo, además de realizar varias microaspiraciones ( eliminación de la suciedad superficial e interna del soporte y los bordados) del tejido tanto por anverso como reverso. También se han realizado una serie de tratamientos de humidificación de la pieza mediante la aplicación de vapor frío controlado.

Esta fase ha llevado varios meses, debido al mal estado de conservación de la pieza. Con este tratamiento, la intención es relajar la fibra que se encontraba muy quebradiza y con falta de flexibilidad, lo que habia provocado varias roturas, desgarros y pérdidas de soporte así como descosidos en los bordados.

Con el fin recuperar las pérdidas de tejido y afianzar el tejido, se han realizado pruebas de tinción con diferentes tejidos, se han teñido batista de algodón y raso de seda, con el fin de reintegrar cromática y estéticamente la obra, además de aportar estabilidad y evitar que siga deteriorándose en las zonas de rotura.

Para finalizar el tratamiento textil se llevará a cabo un encapsulado completo del estandarte, es decir se colocará a modo de protección un tul teñido en un color similar al original. Además de colocar un forro de protección, primordial para su futura conservación.

En cuanto a la pintura y el marco, en el primero, se ha llevado a cabo un proceso de limpieza físico-química en varias fases, con la intención de eliminar las sucesivas capas de repintes y barnices oxidados, así como manchas de cera, que impedían una lectura correcta, pudiendo recuperar el aspecto visual original de la pintura. Previo a la reintegración cromática en las zonas de pérdida, se han estucado lagunas y faltantes, para finalmente proteger con un barniz de conservación. Respecto al marco, en origen está realizado en pan de plata corlada para imitar al oro. Se encontraba en muy mal estado, se ha realizado la estabilización del soporte de madera, adhesión de los rotos y recuperación de los volúmenes perdidos. A continuación se realiza la limpieza de la superficie plateada y posterior estucado y reintegración de las pérdidas.

-¿Qué datos de interés se podrían destacar del proceso de restauración?

Como pieza histórica y reflejo de una época, el estandarte reúne una serie de rasgos técnicos y estilísticos. En concreto está realizado en su totalidad, mediante bordado manual directo de hilos de seda color marfil sobre terciopelo de seda. Los motivos decorativos recuerdan a los bordados realizados para la indumentaria civil de la época de tipo «afrancesada». Cenefas de minuciosos bordados recorren el perímetro de la pieza repitiendo el mismo dibujo. Este cambia en el campo interno de la obra con la colocación de estrellas salpicadas en toda la zona.

El desmontaje del forro actual ha permitido ver tanto el estado de conservación del forro así como el color original, en blanco roto. Además de una serie de cintas brocadas sujetas mediante costura manual las cuales servían de ayuda para la sujeción del estandarte en los travesaños horizontales. A esto añadir también que mediante el desmontaje de los forros pone a descubierto el trabajo del bordado en el reverso. Con ello pone de relieve el valor de la pieza bordada directa siendo inseparable del soporte textil. Se puede comprobar además de múltiples manchas de humedad y de origen acuoso ( probablemente por la exposición continua de la obra, así como un almacenaje pesimo). Finalmente este proceso permite también conocer el posible tono original del terciopelo, aunque muy perdido, este encontrado en los orillos y zonas más ocultas y protegidas de la pieza.

La limpieza controlada mediante la microaspiración nos permite discernir y valorar la gran acumulación de suciedad encontrada. Entre los depósitos encontrados podemos observar, polvo ambiental, restos orgánicos e inorgánicos como partículas de arena, evidenciando su cercanía al mar y el uso continuo del estandarte desde su ejecución hasta finales del siglo XX. Así como restos de fibras procedentes de los distintos materiales que conforman la obra como lino y seda.

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