Incendio en Puerto Real

Un piloto de helicóptero relata cómo son las labores de extinción de un incendio

Carlos Navarro cuenta que los momentos más críticos son en la carga y descarga de agua, y que se intenta evitar trabajar con agua salada, ya que es muy negativa para las aeronaves

Jesús Mejías

Cádiz

Hace una semana Puerto Real vivía uno de sus momentos más dramáticos y duros de los últimos años. El parque de Las Canteras, el símbolo del municipio, el que está considerado como el pulmón de la Bahía de Cádiz, ardía en llamas. En total se quemaron 80 hectáreas en un incendio que aún se está investigando para esclarecer si fue intencionado o no, aunque desde la Junta afirmaban a que «todo apunta» a que sí, los hechos acontecidos en la villa puertorrealeña fueron provocados.

En las labores de extinción de incendios el trabajo de los medios aéreos es fundamental. Por un lado, porque tienen una mejor panorámica de lo que está aconteciendo, como se está desarrollando el fuego, los puntos hacia los que se va dirigiendo, y por otro lado como medio de control mediante las descargas de agua.

Carlos Navarro lleva desde el año 2000 trabajando en la extinción de incendios forestales en varias comunidades autónomas de España, aunque en 2014 se sacó la licencia comercial de piloto de helicópteros en la escuela European Flyers y comenzó a trabajar en las operaciones emergencia.

Una profesión que «en España ha ido progresivamente en decadencia en los últimos años». «Hay gente que se ha marchado al extranjero por las condiciones» y asegura que «actualmente la gente que está en las escuelas sale ya con acuerdos laborales. Hace mucha falta pilotos de helicópteros, hay jubilaciones y no ha habido un relevo generacional importante».

Relata para LA VOZ como son los trabajos de extinción de incendios desde un helicóptero, la forma en la que se coordinan y los diferentes elementos a tener en cuenta a la hora de trabajar contra el fuego.

Al igual que ocurre con los bomberos u otros cuerpos, «nosotros estamos siempre en alerta», y mientras hacen guardia «tenemos unos dispositivos de comunicación como puede ser el propio teléfono, y en algunas bases incluso hacen sonar una alarma».

El tiempo es oro. «Nosotros tenemos muchas cuestiones planificadas y preparadas previamente», afirma, y cuando les dan el aviso de un incendio «junto con el equipo nos dirigimos a la aeronave, embarcamos y ya nos vamos para el incendio con toda la información que nos ha pasado el servicio, y vamos planificando como vamos a trabajar en el incendio».

«Normalmente nos dan la información de la ubicación del lugar del incendio, ya sea con toponimia o con alguna población cercana, nos pasan coordenadas y nos comunican los medios que van al lugar«, y desde el propio helicóptero «somos nosotros los que hacemos un reconocimiento de la zona, somos nosotros los que hacemos el reconocimiento del sitio, buscamos los puntos de agua y empezamos a definir con los equipos cómo trabajar de la manera más segura y eficaz«.

En España, y aunque depende de los servicios de cada comunidad autónoma, los helicópteros más usados en la extinción de incendios son el Bell 412 y el Bell 212 y en su interior viajan entre ocho y doce componentes. Estas aeronaves tienen una capacidad de agua en torno a los 1.200 litros aproximadamente.

Dentro del helicóptero hay dos equipos diferenciados, por un lado la tripulación de vuelo, función que cumple Carlos como piloto, y por otro lado los propios efectivos que trabajan en la extinción del fuego como son los bomberos forestales, agentes de medioambiente, y son los que «sacan la cesta con la que cargamos el agua. Esos componentes se distribuyen tareas, los jefes de unidad son los que nos van comunicando donde quieren que hagamos las descargas».

Zonas para la carga de agua

El parque de Las Canteras se encuentra muy próximo a la piscina municipal de verano de Puerto Real, apenas a cincuenta metros. Una piscina olímpica de grandes dimensiones. «Intentamos evitar coger aguas de las piscinas», afirma, debido a que «son zonas en las que puede haber gente, puede haber elementos que vuelen y ser un riesgo para el helicóptero, para la propia seguridad del vuelo de la tripulación», pero «ante la gravedad de una situación de un incendio que se dirige a una zona poblada o alguna vivienda en la que pueda haber un atrapamiento, y no hay otro punto de agua cercano en el que aumentar la cadencia de descargas de agua y poder controlarse antes» puede darse el caso de que soliciten a la Policía Nacional o Guardia Civil «para que asegure esa zona, que aseguren todos los elementos y ya podamos cargar».

También puede darse el caso que tengan que recurrir a cargar agua de mar, una situación que «intentamos evitar» porque «el agua salada es muy negativa para las aeronaves, intentamos evitar coger agua salada siempre intentamos recurrir al agua dulce». No obstante «si el incendio fuera de gravedad, y no hubiera agua cerca, en ocasiones la hemos tenido que coger».

Las decisiones en relación al modo de actuación en el incendio «las toma dirección de extinción y va avisando a través de algunos de los técnicos responsables de las unidades y son ellos los que establecen las estrategias a seguir y priorizar esos trabajos para intentar quitar fuerza al incendio y controlarlo lo antes posible».

Aunque «somos nosotros los que trasladamos la información desde el aire, ya que tenemos una buena perspectiva, se va trabajando hasta la llegada de la aeronave de coordinación y se va estructurando esa estrategia».

Cádiz es una zona en la que el fuerte viento de levante puede llegar a dificultar las labores de extinción. «A veces el viento nos ayuda, nos permite que la aeronave vuele en mejores condiciones, si es un viento muy fuerte y racheado es negativo, y evidentemente para el fuego ayuda a propagarse más rápido«, pero »ese viento en función de donde salga nos ayuda a sujetar a algunos perímetros, depende de donde se dé el fuego y como se desarrolle«.

«Tiene sus puntos positivos y sus puntos negativos, el viento lo que hace normalmente es favorecer la propagación del incendio, y si es muy racheado como tenéis en Cádiz, a veces cuando está a sotavento de las laderas y de las montañas es complejo, hay que llevar mucho cuidado y trabajar con mucho cuidado«, señala.

Riesgos en la extinción de un incendio

Carlos Navarro reconoce que el principal peligro, o el momento más crítico en las labores de extinción del fuego es «sobre todo en las cargas de agua en los puntos más confinados, ya que hay obstáculos, luego las capacidades de las aeronaves se ven más al límite porque tenemos que sacar el peso del agua». «Uno de los mayores riesgos es cuando estamos cargando y descargando».

A la hora de hacer las descargas «en las zonas de barrancos, a sotavento del viento principal... hay que conocer muy bien las condiciones del entorno, con una conciencia situacional plena para poder gestionar bien esos riesgos, serían los dos momentos más complicados».

Aunque sean profesionales cuyo trabajo es la extinción de incendios, «al final somos personas, y tenemos nuestra parte sentimiento», pero «intentamos estar concentrados en el trabajo y no estar influenciados por esas situaciones y estar profesionales y dedicándonos a lo que hacemos en ese momento«. »Es importante que estemos concentrados y que no nos dejemos llevar por la situaciones«.

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