Provincia de Cádiz

Juan Navarro Saborido, el primer gaditano fallecido en un campo de concentración nazi

Nacido en Alcalá del Valle el 12 de marzo de 1899, este gaditano llegó a Mauthausen el 13 de agosto de 1940, poco después sería trasladado al subcampo de Gusen, dónde falleció el 7 de marzo de 1941

Un total de 87 hombres nacidos en la provincia de Cádiz fueron deportados a campos de concentración nazis, fueron asesinados 59

Juan Navarro Saborido, el primer gaditano fallecido en un campo de concentración nazi L.V

Jesús Mejías

El Museo del Holocausto de Estados Unidos calcula que 17 millones de personas fueron asesinadas a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Seis millones eran judíos y otros once millones fueron civiles soviéticos, polacos, prisioneros de guerra, discapacitados... y también gaditanos.

Un total de 87 gaditanos fueron deportados a los campos de concentración nazis durante el conflicto bélico, fueron asesinados 59, el 67%. Todos tenían una característica en común, habían sido combatientes republicanos antifascistas durante la Guerra Civil en España. Además, todos eran hombres y la gran mayoría, 53 de ellos, tenían entre veinte y treinta años.

La Línea es el municipio de la provincia de Cádiz con un mayor número de internados en campos de concentración, un total de 19 linenses. Cádiz capital contó con nueve y Jerez con cuatro.

Ángel Medina, graduado en Historia por la Universidad de Málaga, especializado en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense de Madrid y doctorándose en estos momentos por la Universidad de Cádiz, ha trabajado durante «seis u ochos meses aproximadamente» en la elaboración de la memoria 'Gaditanos deportados a campos de concentración nazis'. Un documento apoyado por la Diputación de Cádiz y en la que se relata la biografía cada uno de los 87 ciudadanos de la provincia que pasaron sus últimos días en estos centros de internamiento, y cuál fue su camino hasta llegar al propio infierno.

«La mayoría se van tras el Golpe de Estado del 18 de julio de 1936», señala. En dicha memoria se relata la «brutal represión desatada por las tropas fascistas», lo que propició que muchos gaditanos se decantaran por emigrar a otras regiones como Málaga, y posteriormente a Almería o Madrid «como soldados». A medida que las tropas sublevadas iban avanzando, los gaditanos exiliados de la provincia seguían subiendo hacia el norte hasta llegar a Francia. En total, medio millón de republicanos se marcharon al país galo.

El recibimiento del gobierno francés no fue el mejor. «Siempre se ha querido hablar como campos de refugiados franceses, pero yo hablo como campos de internamiento franceses», apunta Medina. Las autoridades franceses agruparon, aislaron y confinaron a los españoles en grupos de hombres, mujeres y niños: «Llegan allí con lo puesto, separados de la familia, se les quita todo».

Las playas de Barcarès, Saint-Cyprien y Argelés fueron los principales lugares de internamiento. «Muchos campos estaban en la playa, sin barracones durante meses hasta que les dieron madera para construirlos, bebiendo agua de la playa», e incluso asegura que «hay testimonios que dicen que en algunos momentos los campos de refugiados franceses eran peores que los campos de concentración nazi en un primer momento». Se intuye que en torno al 90% de los gaditanos exiliados a Francia fueron internados en campos de reclusión.

En torno a 200.000 exiliados fueron obligados a volver a España por el gobierno francés, confiados en que su futuro en su país natal sería más prospero. Estaban equivocados.

El inicio de la Segunda Guerra Mundial lo cambiaría todo.  «Francia les da dos opciones, volver a España con lo que eso suponía o formar parte de la Compañía de Trabajadores Extranjeros del ejército francés».

«Creo que el 95% de los gaditanos accede y participa en la construcción de carreteras y refuerzos de líneas defensivas como la Línea Maginot», junto a la frontera norte de Francia.

El 10 de mayo de 1940 Alemania pasaba a la acción y apenas un mes después, el 22 de mayo, Francia capitulaba y se rendía. Unos 10.000 españoles fueron capturados en la zona de Dunkerque y la «bolsa de los Vosgos». En ese momento pasaron a ser prisioneros de guerra del ejército alemán.

Fueron trasladados a campos de prisioneros, llamados stalags, «distribuidos por toda Alemania y las naciones ocupadas». «Franco reniega de ellos, no los quiere repatriar», por lo que «son declarados apátridas y de ahí van a los campos de concentración para ser exterminados».

Al principio «ellos eran positivos, pensaban que volvían a España«, señala Ángel Medina sobre los viajes en los convoyes hacia los campos de concentración. «Eran dos o tres días de camino, el pensamiento era que iban a trabajar como prisioneros de guerra», pero »cuando pasa el tiempo y empiezan a oír algunos comentarios, hacen paradas... a medida que se iba acercando el momento podían imaginar que algo pasaba«.

Mauthausen fue el campo de concentración al que más gaditanos llegaron, principalmente entre 1940 y 1941, y en el centro de Gusen serían asesinados casi la mitad de ellos. Hasta 79 gaditanos llegaron a Mauthausen.

De los 59 fallecidos, las causas de sus respectivas muertes fueron diversas, desde «fusilamientos, muerte por frío y hambre» hasta ser «destrozados por los perros de los SS». Las muertes eran ocultadas con eufemismos como paro cardiaco o muerte súbita. «Lo que no admite dudas, es que sus cuerpos acabaron convertidos en cenizas en los crematorios».

La vida de Juan Navarro Saborido

 Juan Navarro Saborido nació en Alcalá del Valle el 12 de marzo de 1899. Debido a los problemas a la hora de encontrar trabajo y ante la falta de oportunidades laborales se marcha a Utrera junto a su esposa, Ana Vargas, viviendo ambos en la calle Doña Juana, 21.

El historiador Ángel Medina señala que «lo más probable es que huyese de la provincia de Sevilla tras el triunfo del golpe militar en el verano de 1936, refugiándose en la zona de Valencia y Barcelona durante el conflicto».

«Es posible que tras el internamiento en un campo de 'refugiados'» , Juan Navarro Saborido se uniría al ejército francés y posteriormente sería detenido como prisionero de guerra durante la invasión nazi al país galo.

Este gaditano estuvo interno en el Stalag IX-A en la localidad alemana de Ziegenhaim, una estancia que duraría hasta el 11 de agosto de 1940, cuando se subiría a uno de los primeros convoyes «rumbo a lo desconocido».

Navarro formaba parte de uno de los primeros trenes con españoles republicanos que llegaría al campo de concentración de Mauthausen. «Estuvo hacinado con 91 españoles, siendo dos de ellos gaditanos», eran los casos de Diego Pérez, natural de Jerez, y de Manuel Bolaños, nacido en Puerto Real.

«Tras casi tres días de trayecto y un calor asfixiante», Navarro llegaría a Mauthausen el 13 de agosto y «después de una caminata de más de cinco kilómetros», la bienvenida fue a base de «múltiples golpes y gritos, un rapado, el traje rayado y una nueva identidad, el número 3.770».

Sobre del ITS para el almacenamiento de documentación de Juan Navarro Saborido L.V

 

En su registro puso dirección de residencia la localidad de Utrera, y durante meses estaría trabajando en la cantera que allí existía. El 24 de enero de 1941 fue trasladado al subcampo de Gusen junto a otros 800 republicanos españoles, y once gaditanos. «Muchos entraron a Gusen como voluntarios, creyendo que las condiciones de vida podrían ser mejor, la inmensa mayoría fueron elegidos por estar enfermos o inválidos».

'Libro de los muertos de Mauthausen' dónde aparece el nombre de Juan Navarro Saborido L.V

Es probable que Navarro «estuviera muy enfermo» ya que «solo vivió mes y medio en Gusen». Su nuevo número de identificación sería el 9.499.

Juan Navarro Saborido fallecía el 7 de marzo de 1941 «convirtiéndose en el primer gaditano en morir en un campo de concentración nazi». En el 'Libro de los muertos' de Mauthausen elaborado por las autoridades del campo registraron como causa de muerte una perniosis, que se basa en el desarrollo de lesiones inflamatorias en las extremidades tras haber tenido contacto continuo con el frío.

Acta de defunción de Juan Navarro Saborido L.V

«Hay que tener en cuenta que las causas de muerte que apareen en los documentos oficiales nazis a menudo no coinciden con el motivo real», señala Ángel Medina. «Los asesinatos y matanzas a menudo se disfrazaban de causas naturales».

Los restos de Juan Navarro Saborido «terminaron convertidos en cenizas» en el crematorio de Gusen. Ana Vargas, la esposa del gaditano, no conocería el fallecimiento de su marido hasta 1962 cuando «recibió una carta de otro deportado español, quien detallaba la terrible muerte de Juan Navarro».

«Investigar a mi abuelo era una deuda de sangre»

Francisco Navarro es el nieto de Juan Navarro Saborido. Señala que cuando era pequeño «mi padre no quería hablar del tema», a pesar de que «le tenía mucho cariño».

«Me contaba que era muy pequeño cuando mi abuelo partió a Francia, y me comentaba como lo llevaba a algunos mítines y algunas cosas truculentas del conflicto (en alusión a la Guerra Civil), pero no mucho, no le gustaba entrar en ese tipo de detalles», relata. Tampoco su abuela, Ana Vargas, «quiso tomar el tema».

Al recordar a su abuelo, Francisco Navarro piensa en «la desgracia de haber vivido las dos guerra». «Sé que hermanos de mi abuela también partieron a Francia y que pudieron llegar a México, pero no sé las razones por las que él no quiso o no pudo, quizás porque tenía familia en España y pensaría que el régimen de Franco no duraría demasiado».

«Investigar a mi abuelo era una deuda de sangre, por el cariño que mi padre siempre me había manifestado hacia él».

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