Setenta y cinco años desde que la Amargura salvó al pequeño José

En 1949, la familia Salas lloraba desconsolada. El pequeño José, con tan solo 14 años, se encontraba desahuciado, o así lo creían los doctores. No había nada que hacer por su vida y el desenlace fatal sería más temprano que tarde.

La familia vivía en la calle Naranjas y aunque la hermandad de la Amargura no transitaba por ella, la corporación del Miércoles Santo decidió aceptar la petición de uno de sus familiares. Así las cosas, tanto el Señor de la Flagelación como la Virgen de la Amargura visitaron al niño con pronóstico tan grave, modificando su recorrido previsto originalmente. Así las cosas, en aquella tarde, desde el balcón de su casa, el pequeño miró a los ojos de la Amargura buscando en su pena consuelo para la suya.

No obstante, además de confortación, el pequeño José encontró la cura a sus males. Una recuperación que no se explicarían los médicos y que solo se podría catalogar como de «milagro», el milagro de la calle Naranjas. Hoy en día, una placa conmemorativa recuerda el encuentro milagroso entre la Amargura y José Salas, que le salvó la vida.

De hecho, el protagonista de este hecho sigue hoy en día celebrando la vida. Desde entonces, la cofradía no ha dejado de transitar por esta calle, convirtiéndose en un enclave esperado por muchos cofrades para ver discurrir la cofradía.

En este año 2024, se cumple el 75 aniversario de tal milagro y la hermandad no ha querido dejarlo pasar por alto. La corporación ha editado un cartel conmemorativo de la efeméride y está preparando más actos. A buen seguro, el tránsito por este enclave, que cada año es especial, adquirirá este Miércoles Santo un cariz aún mayor si cabe.