cultura

La gaditana Beatriz Aragón refleja en un libro de poemas sus vivencias y pensamientos como empleada de la limpieza

«El oficio de poeta se parece bastante a la claridad impoluta de unas sábanas recién lavadas», asegura la autora de 'Wet floor'

Beatriz Aragón, posando sonriente con su nueva obra. francis jiménez
José María Vilches

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Frotando palabras, brotando la limpieza. Beatriz Aragón (Cádiz, 1986) se ha incorporado al catálogo de Libros de la Herida con Wet floor, obra de reciente aparición en la colección Poesía En Resistencia en la que refleja sus vivencias y pensamientos como empleada de la limpieza.

Además de Wet floor, la escritora gaditana ha publicados los poemarios La reina de los pájaros (Maclein y Parker, 2021), El discurso del barro (Cazador, 2019) y Escala de grises (Cazador, 2017). Asimismo, es autora de las plaquettes (publicaciones de tamaño pequeño que se usan principalmente para difundir obras literarias de corta extensión tales como poemas, en este caso, o cuentos) Los siete cuerpos de Sonia y El palomo cojo (2016).

-Nuevo libro de poesía. El cuarto. ¿Cuál hace más ilusión: el último o el primero?

-El cuarto y el nuevo, que no es poco. La ilusión nace con cada libro que se hace. Es verdad que, en este caso, es un poco más especial por el cambio de registro y la voz poética que estoy estrenando respecto a los tres anteriores y por el discurso y la temática que lo sostiene. Wet floor es un libro que procura la denuncia y también dignificar ese trabajo que, igual que la poesía, se hace con las manos limpias y firmes, pero no es solo eso. Wet floor tiene diferentes lecturas, el trabajo de limpieza te permite habitar un espacio de cotidianeidad que te deja contemplar lo que ocurre alrededor del mismo y contarlo. «Estas paredes no tienen puertas,/estas paredes tiene ojos» es uno de los versos quizás más ilustrativos de lo que digo. Otra de las lecturas posiblemente más difusas tiene que ver con la reflexión existencialista que también aparece en el libro. Quizás sea la vez que más he escrito para el mundo y no tanto para dentro a pesar de tener el oficio de la limpieza latiendo todavía en la espalda. Además, reconozco que la escudería que me avala es un lujo. Publicar con Libros de la herida es casi un sueño que no sabría explicar con palabras.

-En este último, Wet floor, refleja de manera exclusiva vivencias como empleada de la limpieza. ¿Da para tanto?

-Daría, yo creo, que para mucho más. De cualquier forma, como pasa en casi todo proceso creativo, si tienes claro el concepto primero desde donde quieres partir, puedes seguir tirando de ese hilo. A mi parecer, la temática de Wet floor tiene muchísimas posibilidades de creación porque se tiene mucho que decir al respecto: es necesario, justo y oportuno que se hablen de estos temas que a veces nos pueden resultar incómodos. La mujer que limpia es también mujer, es su tiempo, su circunstancia, su contexto y es individuo más allá de los productos de la limpieza. Y, como individuo, también se pregunta cosas vitales, y tiene miedos y se emociona, y necesita justicia en todos los ámbitos que la componen.

-Aproveche para quejarse en prosa de lo que tenga que quejarse de ese trabajo al que se ha dedicado…

-En realidad, la intención de este libro no tiene tanto que ver con las quejas que una persona pueda tener con su trabajo, pero sí con la dignidad que le merece. Es un sentimiento o una emoción más colectiva que personal. También desde el más profundo respeto intenta decir soy limpiadora y muchas más cosas. Personalmente me he encontrado en muchas situaciones en las que quien conoce mi faceta (que no es corta) de limpiadora no podía creer que era la misma que escribía y eso es básicamente por lo que nace el libro, por el deseo de otorgar el puesto que merecen quienes nos limpian, quienes nos sirven, las personas que viven dentro de esa figura que barre nuestras migas. A fin de cuentas, el oficio de poeta se parece bastante a la claridad impoluta de unas sábanas recién lavadas.

-¿Cómo nos llevamos con la prosa?

-Habría que definir prosa (ríe)… pero no es fácil poner rejas al campo, lo mismo me pasa a mí, por lo menos con los géneros. He escrito algún relato y artículos varios, pero siempre están trufados con poesía. Porque la poesía no tiene límites ni mucho menos etiquetas. Es más, aunque suene un poco pedante, es una forma de estar en el mundo. Todo lo que he escrito está preñado de lírica más o menos según el caso o las exigencias del texto.

-¿Poeta de vocación y limpiadora por obligación?

-Poeta de oficio y de vocación, limpiadora en cualquier caso por circunstancias, he sido muchas cosas más todo el tiempo además de poeta y limpiadora, como dice un poema de Wet floor: «No es posible saber cuál es la naturaleza del oficio/que me intoxica».

-¿A quién ha leído y lee más? Por hablar de sus influencias más allá de los productos de limpieza...

-Leo con voracidad desde muy niña. Desde Lorca hasta Pablo García Casado, desde Gloria Fuertes hasta Laura Casielles, desde Isabel Escudero hasta Carmen Camacho, por darte algún nombre y apellido. Leo continuamente y procuro descubrir y crecer a la par que leo.

-¿Qué más le inspira? ¿O no hay mayor inspiración que ponerse a escribir?

-No sé demasiado bien cómo responder. La verdad es que creo que la inspiración y las musas (en mi caso al menos) están sobrevaloradas, yo necesito tener algo que decir que me parezca que alguien tenga que oír. Sin mensaje sentarte a escribir es un sinsentido.

-¿Nuevo proyecto entre manos?

-El futuro son los padres (ríe). Siempre hay algo en el cajón, pero voy a disfrutar de este trabajo con todas mis fuerzas y ya habrá tiempo para pensar en lo que la vida nos deje hacer.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación