«Como este fin de semana no había visto una cosa igual»

La Gran Regata ha dejado muy buenas sensaciones en Cádiz. El Ayuntamiento se muestra muy satisfecho por la acogida que tuvo el evento durante su celebración y ya mira a otros de cara al futuro como la Sail GP. Si hay un sector agraciado por acontecimientos como la Gran Regata, sin lugar a dudas es el de la hostelería, que tuvo entre el 6 y el 10 de septiembre un mini agosto. Fueron sobre todo en las jornadas del viernes noche y del sábado cuando los bares, restaurantes y cualquier establecimiento que vendiese comida en el centro, cuando tuvieron una mayor afluencia de público. Cabe destacar que los hoteles de la capital tuvieron un 100% de ocupación.

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Encontrar un bar en el centro en el que poder cenar sin haber hecho reserva previa fue bastante complicado, y sin tener que esperar una hora aproximadamente de cola, más aún. Mientras los gaditanos, vecinos de otras localidades de la provincia y turistas querían almorzar y cenar, en las cocinas y barras de los establecimientos la actividad era frenética, no se descansaba.

Esa situación la vivió Lucía, que trabaja en uno de los establecimientos de comida rápida de origen estadounidense en San Juan de Dios. «Ha sido peor que el Carnaval», señala.

«Llevo trabajando un año y medio y como este fin de semana no había visto una cosa igual», ya que «las colas llegaban hasta la mitad de la plaza, había gente que al pedir te decía que se había llevado esperando más de cuarenta y cinco minutos«.

«En Carnaval es diferente porque la gente sale más de día, la diversión está más repartida, pero aquí teníamos la regata justo en frente, la gente cruzaba el paso de peatones y hacía la cola», apunta.

Una situación similar la vivía Carlos, cocinero en un bar de la calle Ancha. «Aquí es habitual que venga bastante gente los fines de semana», pero «lo de este fin de semana no lo recuerdo».

«Desde las ocho y media teníamos gente sentada para comer y tuvimos que alargar una hora el cierre de la cocina de toda la gente que había», señala, y reconoce que «al final aquí tenemos que aprovecharnos de este tipo de situaciones, y si tenemos que hacer un pequeño esfuerzo y aguantar el tirón se hace».

Caso totalmente opuesto el que se produjo en los locales del paseo marítimo. Eva es camarera de un pub y este fin de semana su jefe le dio descanso. «Es el primer fin de semana del verano en el que no trabajo».

Relata que «ha trabajado un servicio mínimo, y si habitualmente tenemos más de 20 mesas afuera llenas de gente cualquier fin de semana, este fin de semana me han dicho que había tres o cuatro».