Congreso de la lengua

La degradación de la palabra en el Parlamento y la pérdida de la esencia de las crónicas periodísticas, a debate

Expertos reclaman el rescate del lenguaje parlamentario, donde ahora impera la información inmediata y el traslado de mensajes políticos a la deliberación y la persuasión de antaño

Almudena del Campo

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La palabra como centro del Parlamento, tanto en los debates como en los medios de comunicación que recogen la actividad diaria del Congreso de los diputados y del Senado, ha sido la protagonista de las jornadas celebradas este miércoles en la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) bajo el título 'La palabra en el Parlamento: retórica y crónica parlamentarias'.

Estas jornadas, que han constado de dos mesas redondas, están enmarcadas en los actos paralelos del IX Congreso Internacional de la Lengua que se celebra en Cádiz desde el próximo lunes 27 al jueves 30 de marzo y han sido organizadas por la APC y el Congreso de los diputados, institución que no podía quedar ajena en la celebración de este evento.

En estas mesas se ha abordado la realidad del lenguaje parlamentario, que nació en Cádiz con la Constitución de 1812, tanto en el pasado como en nuestros días, destacando la evolución que ha tenido a lo largo de los años. Y no solo para los parlamentarios sino también para los periodistas.

Pasadas las diez de la mañana ha comenzado la primera mesa redonda titulada 'Retórica y crónica parlamentaria hoy', moderada por el letrado de las Cortes Generales y director de estudios, análisis y publicaciones del Congreso, Alfonso Cuenca Miranda, y que ha contado como ponentes con Ignacio Astarloa Huarte-Mendicoa, también letrado de las Cortes y con Carmen del Riego, periodista del periódico La Vanguardia dedicada a la crónica parlamentaria desde hace años.

En su intervención, Ignacio Astarloa ha destacado el valor de la palabra, como herramienta básica y determinante en un Parlamento «aunque no se utiliza igual para un debate, para la elaboración de una ley ordinaria, para una reforma constitucional o para una moción de censura como la que estamos viviendo estos días».

Esa palabra, según el letrado, ha cambiado mucho a lo largo de los años ya que, en el siglo XIX, «la oratoria no era solo la palabra, sino gesto, acción. Los oradores eran tenores, no había micrófonos, no había luz eléctrica y los debates duraban días y días» añadiendo que «si en el siglo XIX se debatía sin acordar, ahora se decide sin deliberar. Antes se improvisaba y ahora hay mucho tiempo para preparar aunque hay muchos aspectos de hoy en día que son muy cuestionables».

Para Astarloa, «se ha perdido el valor del debate, de la conversación y de la deliberación y estamos llegando a un proceso donde la oratoria ni deleita, ni conmueve ni persuade ya que vale más informar y hacer públicos los mensajes políticos que se quiere hacer llegar a los ciudadanos».

Ha añadido que «se han perdido también aspectos como el ingenio, la ironía y la riqueza del lenguaje, además de la oratoria corporal y la improvisación pasando a leerse todos los discursos desde el principio hasta el final».

La polarización del Parlamento «ha hecho que la retórica se centre en la demonización del adversario, degradando el discurso». Como ejemplo, el letrado de las Cortes generales ha leído una frase que se escuchó en el debate de la ley del 'solo sí es sí' asegurando que «muchas veces se prioriza la búsqueda de la frase para los informativos de turno».

Así, ha reclamado el rescate del debate parlamentario donde predomine la preparación, la formación, el decoro o la cortesía, además de la recuperación de los diputados a título individual ya que «ahora todo el protagonismo se lo llevan los portavoces de los respectivos grupos».

El peligro de las prisas y la inmediatez

Por su parte, la periodista parlamentaria Carmen del Riego ha destacado, dentro de esa evolución del Parlamento, «la pérdida de la esencia de la crónica parlamentaria, donde siempre ha habido un uso muy cuidado del lenguaje para relatar lo que pasaba frente a las prisas, internet, los buscadores, el SEO y la forma que tenemos ahora de hacer periodismo, donde prima la inmediatez a que una crónica se haga de forma reflexiva».

La periodista considera que estos nuevos fenómenos nacidos en los últimos años «han supuesto para la crónica parlamentaria un efecto muy duro». Y como ejemplo, ha puesto la moción de censura que se está celebrando en estos días en el Congreso de los diputados «donde las prisas para dar cuanto antes lo que está pasando hacen que tengan que ser muchas personas las que estén pendientes de un debate siendo imposible que salga una crónica coherente y que cuente de verdad y de manera cronológica lo que está pasando».

Sobre el primer día de la moción de censura presentada por Vox, Carmen Riego, ha destacado que «tengo que decir que, después de muchos años, es de las pocas veces que la tribuna de prensa estaba llena».

Ha añadido que «las crónicas que he podido leer reflejan bastante bien lo que pasó en el Parlamento pero parece que se han centrado más en la conclusión, es decir, en este ticket electoral que han querido trasladar Pedro Sánchez o Yolanda Díaz, que en el desarrollo cronológico del debate parlamentario en sí». Y eso es precisamente lo que esta experta en periodismo parlamentario reivindica, la reflexión, la dedicación en una crónica y el cuidado del lenguaje en las mismas.

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