Los tertulianos del Skype: la televisión se reinventa obligada por el coronavirus

La situación inédita que vive España ha impuesto nuevas fórmulas para sacar adelante los programas de siempre

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A marchas forzadas, la televisión se ha visto en la tesitura de reinventarse. Las estrictas medidas implantadas por el Gobierno para paliar la inabarcable crisis provocada por el coronavirus han obligado a que conocidos programas cambien su modus operandi, toda vez que resulta imposible mantener su forma de hacer las cosas con la que está cayendo.

La cuarentena, las medidas de distancia social y demás preceptos para evitar la propagación de un virus que no entiende ni de fronteras ni de edades imponen la necesidad de recurrir al ingenio para mantener cubierto el tiempo en pantalla y, sobre todo, seguir entreteniendo a una población más necesitada que nunca de entretenimiento .

Así, aunque tanto en informativos como en otros espacios del medio catódico siga presente el busto parlante de los presentadores, desde que se ha implantado el estado de alarma en España se ha visto cómo los programas de televisión recurrían a nuevas fórmulas con las que mantener el tipo.

En este sentido, surgen nuevas figuras, como la de los tertulianos de Skype , que entran en directo para analizar, comentar o debatir con las personas presentes en los platós de televisión. El clásico papel de los colaboradores de siempre, pero desde un canal diferente.

Varios programas se han sumado a esta iniciativa, sufriendo en ocasiones problemas técnicos de una fórmula todavía con escaso bagaje. Como por ejemplo le sucedió a «El Hormiguero» , que se reinventó hace una semana con un programa de emergencia, volvió al plató para conectar a través de Skype con Miguel Ángel Revilla , un mecanismo que puso a prueba la paciencia de Pablo Motos, desesperado ante el «colapso» del sistema cuando múltiples llamadas entrantes cubrían la cara del presidente cántabro, que continuó su análisis del trágico escenario ajeno a todo.

Algo similar le sucedió a Anna Simón en «Zapeando». La colaboradora hablaba a través de una videollamada con Dani Mateo cuando sus perros entraron en escena y se interrumpía la conexión: «Amigos, esto va a pasar estos días. Hemos perdido la conexión porque ha entrado un perro», decía Mateo. « Estamos bien , es que veréis, de los dos perros uno es muy activo, pero la otra no, es una señora vaga y se ha querido ir pero no levanta las patas y se ha tropezado con el cable del ordenador que lo tengo cargando », justificaba la catalana.

En otros casos, este tipo de mecanismos se desarrollan sin problema alguno. Lydia Lozano ha pasado la cuarentena en casa, atendiendo a Sálvame a través de videollamadas e informando al momento de su situación personal. Lo mismo sucede con «El chiringuito», sin fútbol ni rumores y con Josep Pedrerol en casa, o «El intermedio», con bromas videoteléfonicas.

Incluso con los informativos, que en lugar de conectar en directo con sus corresponsales lo hacen con expertos sobre pandemias que atienden a la televisión a través de una llamada virtual desde sus casas, en ocasiones hijos mediante.

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