El 'plan inhumano' que llevó a unas aficionadas del hockey hierba hasta el oro olímpico

Helena Cortés

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

04/03/2021
Actualizado a las 17:08h.

Compartir

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

Cuando el exseleccionador de hockey hierba José Brasa llegó, a finales de los ochenta, al vestuario del equipo nacional femenino, ya pensaba en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 . Su reto era hacer de aquel grupo de deportistas anónimas una leyenda. Y vaya si lo consiguió. Predijo que llegarían a semifinales, pero las chicas, «las niñas», lograron el oro, quizás la medalla menos esperada de la delegación española . Y en casa. «Mi trabajo más importante fue convencerlas para que ellas creyeran en ellas mismas y pensaran que podían ganar a cualquiera . El equipo que compitió en aquellas olimpiadas era totalmente distinto al que me encontré en el 85. La preparación que tuvieron en cuatro o cinco años no es lo que hace la gente normal. Por eso hablamos del plan 'inhumano', recordó ayer Brasa en la presentación de 'Hockey 92, mujeres de oro', un documental que se estrena este jueves a las 22:00h (#Vamos) para homenajear la gesta de estas chicas.

«Cuando te acercas a la historia del hockey del 92 enseguida aparecen las chicas de oro, en referencia a aquella mítica serie, y el plan inhumano, aquel concepto que describe José Brasa cuando planifican la forma en la que se puede ir a esos juegos, cómo involucra a las chicas, cómo se suben todas al barco y cómo logra que jóvenes que eran casi amateurs se conviertan en cuatro o cinco años en máquinas preparadas para matar . Es uno de los momentos álgidos del reportaje, cuando dicen: ‘Vamos a por el oro'», explica Luis Fermoso, responsable del reportaje y subdirector de ‘Informe Robinson’, que destaca el material inédito del archivo personal de las chicas que incluye el reportaje.

Pero no todo fueron momentos felices. «El primer partido nos abrumó, nos descolocó tanto que íbamos perdiendo contra Alemania. En ese descanso entre miedo, estrés y bloqueo , desbordadas, yo recuerdo que más allá de la parte táctica José trajo algo que para mí fue muy positivo: recordarnos todos los momentos débiles y retadores que tuvimos a lo largo de la preparación. Ver lo que habíamos pasado nos hizo reconectar, y desde entonces ni empatamos ni perdimos», afirma Maribel Martínez, portera de ese equipo.

«Poniéndole cariño, compromiso y con el equipo adecuado, puedes conseguir grandes cosas. No es imposible. Las nuevas generaciones tienen que aprender que sin compromiso las cosas no se consiguen », señala Eli Maragall, sobrina de Maragall y delantera del equipo. «Fue casi como luchar contra el ritmo natural. Nosotras no contábamos en realidad para nadie excepto para nosotras mismas».

Pero después, la edad dorada del hockey acabó. Quedaron subcampeonas en el Campeonato de Europa de 1995, pero hasta 2003 no repitieron podio. «Hubo un año de celebración a lo bestia, impresionante la cantidad de eventos y reconocimientos que nos ofrecieron, aquí y en países fuera. Y luego creo que no supimos gestionar bien el éxito, esa autocomplacencia le pasó factura al equipo. Con más recursos económicos, la mentalidad era otra, no era el mismo reto, el mismo sueño, y todos nos desenfocamos . Yo he aprendido mucho de esa época», destaca Martínez, mientras Brasa apunta que su salida del equipo contribuyó también al declive.

Con todo, casi 30 años después, estas mujeres de oro siguen orgullosas de lo que ha quedado, «un grupo de mujeres en contacto con vivencias únicas», destaca Maragall. « La medalla olímpica es un honor , pero poder estar en contacto todos juntos y recordar lo que pasamos es maravilloso. Tengo hermanos del hockey para siempre», concluye.