Una lucha de egos y unas patatas fritas sentencian al Confucio de 'MasterChef'

Luismi cierra su departamento de I+D y cuelga el delantal en el noveno programa de la edición

Luismi en el programa nueve de 'MasterChef' TVE

María Robert

Algo olía mal en las cocinas de ‘MasterChef’. El ‘talent’ arrancó la novela entrega de la décima edición recibiendo a los aspirantes con una prueba atípica y un aroma nauseabundo procedente de ingredientes como el durian, la pasta de arenque, el queso de cabrales, la medusa en salazón, los huevos cocidos de pato o la asafétida. Grosso modo, alimentos con aroma poco atractivo que le dieron el primer reto a los aspirantes, quienes, aparte de sobrevivir al fétido olor debieron crear platos vanguardistas dignos de una semana nueve.

En ese momento les pareció una odisea; poco se imaginaban alguno que el verdadero drama culinario de la noche sería culpa de unas patatas fritas.

Colocar la materia prima maloliente entre los aspirantes era misión de un invitado que se arrepintió de poner un pie en las cocinas nada más entrar: Boris Izaguirr e. Al periodista y presentador le faltó nada y menos para vomitar. «Pero, por favor, qué recibimiento es este ¿En qué momento han decidido los jueces poner esta prueba el día que yo vengo», se quejó.

Repartidos los ingredientes, los concursantes comenzaron con pies de plomo a cocinar. Excepto Luismi y su departamento de I+D, que decidió ir con todo. El bombero, genio y figura, asombró al mismísimo Boris con sus teorías y su filosofía. «Es un poco Confucio ese muchacho», señaló.

El viaje a Malta con el que premiaban al mejor de la prueba motivó especialmente a Jokin , que deseaba una escapada junto a Eva . Pero transformar las medusas en un plato comible no era cualquier cosa. Adrián , por su parte, trabajaba con el ingrediente más sencillo aparentemente, el queso de cabrales. Por eso mismo, la exigencia en su caso era mucho mayor.

No fue la mejor noche para ninguno de los tres. En cambio, tras la cata, María Lo, David y Patricia , la repescada ,   resultaron los mejores valorados. Sin embargo, el viaje se lo ganó por méritos propios la gaditana. ‘Del mar a la boca’, el plato que presentó con el ajo blanco encurtido como ingrediente principal les pareció «buenísimo» a los jueces. «Está lleno de sabor y con estética», indicó Samantha .

Las maldición de las patatas suflé

Para la prueba de exteriores ‘MasterChef’ trasladó el chiringuito a las murallas de Ciudad Rodrigo (Salamanca), un enclave que esconde uno de los patrimonios arquitectónicos más valiosos de nuestro país. Con una ubicación privilegiada y estratégica, esta ciudad ha librado batallas históricas y sus tierras se han convertido en una valiosísima despensa gastronómica.

Divididos en dos equipos afrontaron un menú de vanguardia con la mejor representación de Castilla y León, como el jamón de Guijuelo, la papada ibérica y las judías de El Barco, productos avalados por el sello de calidad Tierra de Sabor. «Nuestro objetivo es que este cocinado sirva para enterrar, por fin, esas etiquetas de 'winners' y 'loosers'. Hoy los equipos los formaremos nosotros», explicó el jurado.

Así, Luismi, Verónica, Claudia y Adrián se encargaron del entrante de espárragos trigueros con huevo poché, velo de papada y espuma de chorizo; así como del segundo plato, un solomillo de ternera charra con salsa périgueux y patatas suflé.

Pero en un giro inesperado de los acontecimientos, las patatas suflé, un clásico, volvieron a resistírsele a los aspirantes de ‘MasterChef’. Viendo que pasaba el tiempo y Luismi no lograba sacarlas adelante, Pepe se puso firme y las reconvirtió en unas sencillas patatas fritas.

A su vez, derivaron en unas patatas pochadas aceitosas, por lo que, en última instancia y para disgusto del bombero, acabaron descartadas del menú. Sintiéndose menospreciado por sus compañeros, el madrileño acabó explotando como nunca antes. «¡Me voy del programa y lo hacéis vosotros!». Una lástima, porque, por lo demás, los platos estaban de sobresaliente.

La tensión acumulada durante el cocinado acabó pasando factura a Luismi, que durante la cata perdió toda su seguridad y se vino abajo. «Ha sido un ejercicio muy instructivo sobre la lucha de egos», dijo en referencia a su enfrentamiento con Adrián .

Sí supieron hacer honor a los sabores de la Castilla y León María Lo, Patricia, Jokin y David . Los delantales rojos fueron los responsables del primer plato (judías con almejas, alcachofas y esféricos de jamón) y del postre, perrunillas con crema de limón, helado de almendra y aire de canela.

A diferencia de los azules, remaron todos a una a pesar de algún error en el cocinado que lograron solventar sobre la marcha. «Estabais compenetrados, bien organizados. He descubierto gente trabajando muy bien a los que habitualmente no se les considera favoritos: Jokin y Patricia », valoró Jordi, dándolos por ganadores de la prueba y mandando a los azules a eliminación.

¿Juego sucio en la eliminación?

Así las cosas, Verónica, Luismi, Adrián y Claudia regresaron a las cocinas de ‘MasterChef’ luciendo el delantal negro. Contra todo pronóstico, lo más difícil de la prueba no fue recrear los platos de chefs de renombre como Martín Berasategui (12 soles Repsol), Dani García (4 soles Repsol), Iván Cerdeño (3 soles Repsol) y Rafa Zafra (5 soles Repsol).

El quid de la cuestión es que los delantales blancos disponían de las recetas de las elaboraciones, y de ellos dependía ayudar a los participantes en la cuerda floja.

Todos quisieron echarles un cable, salvo David , encargado de dar las instrucciones a Verónica . La salmantina se encontraba en el punto de mira de buena parte de sus compañeros, más todavía porque conservaba el pin de la inmunidad. «Es juego sucio. Me da rabia soltar el pin por algo que no ha dependido de mi», expresó, sintiéndose impotente. «Se piensa que roza la perfección, encima no admite los errores, es engreída. No me gusta la gente así», apostilló Patricia .

El asturiano empezó boicoteando la receta de su compañera hasta que, a falta de cinco minutos para que los delantales blancos regresaran a la galería, le reveló las indicaciones correctas. Pero a pesar del tiempo perdido y de haber cocinado insegura, optó finalmente por no entregar el pin. Un error, bajo el punto de vista de Jordi . «Hay cosas buenas, pero también hay muchos fallos».

Luismi se las ingenió para apuntar en bandejas sucias con mantequilla y una judía la receta de Iván Cerdeño dictada por Patricia . El truco no le valió al el madrileño, que no tardó en quedarse atrás completamente perdido. Como era previsible, los sabores no se parecieron en nada a los del chef. «Has puesto unos ladrillos de feta, terribles. Dista mucho tu plato», señaló el catalán.

En la misma línea, la creación de Claudia tampoco se asemejó demasiado al de Dani García . «Si no hubiese probado el de Dani, pensaría que está agradable, pero es otro plato».

A años luz, Adrián resultó el mejor valorado de la cata gracias a su «muy buena» réplica del plato de Martín Berasategui . «No será el de Martín, pero se parece mucho», indicaba Pepe.  

«Solo los más perseverantes consiguen sus metas», reflexionaba el chef de El Bohio antes de despedir a un nuevo aspirante. Una cualidad que le sobra al nuevo expulsado de ‘MasterChef 10’.  

Luismi , el concursante por el que nadie daba un duro, colgó el delantal en la recta final. Y lo hizo a su manera, viendo siempre el lado positivo. «Ha sido un plato muy difícil. Lo he dado todo, como siempre. Me quiero ir con una sonrisa porque quiero que me recordéis así. No esperaba llegar al programa nueve, ni siquiera pensaba ni entrar. Me llevo un grupo de amigos. Gracias por la oportunidad».

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