Cuando Mecano o José Luis Uribarri probaron suerte en los primeros 'talent shows' de la tele

El género, tan longevo como la propia televisión, ha ayudado a descubrir a algunos de los mejores talentos de España

Debut de Mecano en 'Gente Joven', de Televisión Española
Inma Zamora

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Cuando uno piensa en 'talent shows' —programas de búsqueda de nuevos talentos—, lo primero que le viene a la cabeza son, sin duda, formatos 'reyes' del género como 'Masterchef' , 'La Voz' y 'Operación Triunfo' . La llegada de este último, de hecho, marcó un antes y un después en la importancia que las televisiones concedieron a este tipo de programas a partir de 2001, pues logró convertir a sus protagonistas en claros ídolos de masas de los que el espectador no solo admiraba sus voces sino también sus vidas. Pese a que el formato creado por Tinet Rubira, Toni Cruz y Josep Maria Mainat dio lugar a una etapa dorada en el medio, lo cierto es que los programas de caza de talentos son tan logevos como la propia televisión, que no dudó en recurrir desde el inicio de sus emisiones a una fórmula que siempre había triunfado en la radio.

Uno de los precedentes del género en España está, de hecho, en programas radiofónicos como 'Los tres cosacos' o 'Conozca usted a sus vecinos' , que dieron a conocer a artistas como Ana Belén o Rocío Dúrcal. Si bien de los 'talent show' actuales han salido rostros como Aitana o David Bisbal , otros consagrados artistas tienen también que agradecer a las versiones previas de estos concursos en las ondas que descubrieron, por ejemplo, a Raphael en el programa 'Ruede la Bola'.

El primer talent show buscaba escritores

Desde el inicio de sus emisiones, Televisión Española no dudó a la hora de rentabilizar el éxito de los concursos de talentos y, en 1958 , la cadena pública estrenó 'Hacia la fama' , uno de los primeros 'talent shows' de la televisión en España que buscaba estrellas de la literatura. Los concursanes debían leer ante la cámara sus relatos y convencer con sus historias a los espectadores, que votaban por correo a su escritor favorito. A 'Hacia la fama' le seguirían otros programas como 'Caras nuevas' que, como su propio nombre indica, buscaba nuevos rostros para incorporar a la plantilla, en pleno auge, de Radio Televisión Española. De allí salieron periodistas de reputada fama en la cadena, como Miguel de los Santos o José Luis Uribarri.

De gran popularidad gozaron también 'Salto a la fama' o 'La gran ocasión' , uno de los grandes precedentes de 'Operación Triunfo' y en el que llegó a concursar I sabel Pantoja . 'Gente joven' fue, sin embargo, el programa de este estilo que más tiempo perduró en pantalla, en concreto trece años, desde 1974 a 1987 . Entre sus concursantes, un transgresor grupo de pop llamado Mecano o María del Monte.

Desde aquella primera incursión televisiva de 'Hacia la fama' en el género de los 'talent shows' el formato ha cambiado sustancialmente, al igual que los televidentes. Así lo explica la Doctora en Comunicación Audiovisual Inmaculada Gordillo , que afirma que «aunque la cultura como entretenimiento sigue teniendo un lugar indiscutible, en los últimos años han ganado un terreno muy importante otros géneros, como el docudrama, el infoentretenimiento, el infoshow …. Lo que se consume es el reflejo de lo que se ha convertido la sociedad», destaca la experta. Los cambios sociales, dice Gordillo, modifican el relato televisivo.

La profesora, además, distingue entre programas de mera exhibición de talentos, 'talent shows' y a quellos formatos en los que los protagonistas, además, concursan por un premio, a los que denomina 'talent games' . «'La Voz', 'Operación triunfo' o 'Masterchef' son ejemplos de talent games. Aquí se unifican dos grandes atractivos para la audiencia: el morbo por la vida privada y la interacción entre los concursantes (y el jurado) así como la competencia que implica cualquier concurso», subraya. Precisamente el experto en el medio Enrique Guerrero asevera que en nuestros antepasados televisivos el 'talent show' no era ni siquiera un género, sino un mero germen de lo que explotaría tiempo después.

'Operación Triunfo' reinventa el género

En 2001, los desconocidos Rosa López o David Bisbal cruzaban por primera vez la famosa pasarela de Televisión Española. La retransmisión de sus vidas y su proceso de formación convirtieron a ‘Operación Triunfo’ y a sus protagonistas en claros reyes de la audiencia. Las cifras, desde luego, son para marearse: más de doce millones de personas vieron la final que coronó a Rosa López, uno de los mejores datos televisivos de aquella década.

Un año antes, Telecinco había roto todos los moldes con la primera edición de ‘Gran Hermano’, lo que hizo que el espectador mantuviera el interés por las vidas privadas de los concursantes más allá de sus habilidades artísticas. «A raíz del éxito de ‘GH’, Televisión Española buscó un formato similar, aunque al ser una televisión pública necesitaba ofrecer un contenido más familiar; así nació ‘Operación Triunfo’», destaca el experto en el medio Enrique Guerrero.

'OT' fue, además, una clara plataforma para otros programas del estilo como 'Popstars', 'Fama', 'Tú sí que vales' o 'Factor X' , así como nuevas ediciones del concurso musical de La 1, que llegó a cambiar de cadena y en Telecinco vivió su etapa más decadente. El programa, que salió de la parrilla de Mediaset tras su notable pérdida de telespectadores, regresó a Televisión Española en 2017 recordando al éxito que había tenido en 2001 y aupando a Amaia Romero o Lola Índigo a lo más alto de las listas de ventas.

Luis Murillo, guionista y experto en televisión, también destaca que programas como 'La Voz' y 'Operación Triunfo' «enganchan gracias al espectáculo y la competición e, incluso, los conflictos emocionales de sus protagonistas. En los 'talent shows', como 'La Voz', cada miembro del jurado se declara fan de un concursante y quiere que triunfe por encima del resto. Hay una mezcla de voyeurismo e identificación con el protagonista», recalca.

El boom culinario

También el 'talent game' ha experimentado con formatos que buscaban otras cualidades más allá de las artísticas. De la mano de Televisión Española llegaron en 2013 los concursos culinarios, de los que 'Masterchef' es máximo exponente y cuyo éxito se refleja en las tres versiones que la cadena pública emite a lo largo del año: 'Celebrity', 'Junior' y la versión original , con rostros anónimos. Con menor éxito se han emitido 'Top Chef' , en Antena3, o 'Bake Off', en Cuatro, que tendrá una nueva versión con famosos próximamente en Amazon Prime Video.

«A quien le gusta la cocina no le gusta 'MasterChef'»

«Aquellos a los que realmente les gusta la cocina no les gusta 'MasterChef' porque prioriza el espectáculo», explica a ABC Luis Murillo. «Se buscan las emociones, la polémica... Es como una serie de televisión que apela a lo más emocional del espectador para que siga viendo la televisión», recalca. En 'Masterchef', asevera el guionista, la cocina es lo de menos. «Importan las polémicas, el entretenimiento, el show, los conflictos, la competición con rivalidad... 'TopChef' no explotaba tanto esos factores, era como más puro o más estricto en lo que se refiere a lo culinario», asegura.

Mejor copiar que crear

En España, se queja Murillo, no es fácil que las cadenas prueben suerte con formatos originales y lo común es que se adapten programas internacionales de probado éxito, como ha ocurrido con 'La Voz' o 'Mask Singer' , ambos en Antena 3. «Los directivos prefieren comprar los derechos de un formato que haya tenido éxito fuera de España que apostar por la novedad. Como espectador, me cansan este tipo de programas que tienen mecánicas parecidas y similares. Se debería apostar por otro tipo de contenidos, pero nadie se atreve por miedo al fracaso», explica.

Se trata, dice el profesor Enrique Guerrero, de una táctica común en momentos de crisis económica. «El fenómeno de los formatos internacionales no es nuevo. Es muy difícil producir un formato que no ha sido testado. En momentos de escasez de recursos, los operadores apuestan por espacios ya emitidos, pues disminuyen claramente sus riesgos. Es un fenómeno que se ha intensificado en los últimos años por la necesidad de lograr el mayor éxito posible y reducir la incertidumbre en un momento en que las cadenas no están boyantes», concluye Guerrero.

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