Pasapalabra

Carlos Adán, ganador de «Pasapalabra»: «La tensión del rosco es parecida a la de una partida de ajedrez»

El madrileño, que se llevó 318.000 euros, culminó el rosco al acertar el nombre del autor de la novela «Yo fui Johnny Thunders»

MADRID Actualizado: Guardar
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Carlos Adán ganó ayer el primer bote de «Pasapalabra» del año. Hace seis debutó en el concurso y encadenó 39 emisiones consecutivas, pero sin culminar el rosco. «Las primeras veces estaba más nervioso, me lo tomaba como una competición. Esta vez iba más a divertirme y reírme con los famosos. Esa tranquilidad te ayuda», cuenta el madrileño, nacido en 1973 e ingeniero de Telecomunicaciones, que pudo quitarse la «espinita» y llevarse un premio de 318.000 euros. Hacienda los dejará en poco más de la mitad. «Es la parte fea», admite. Una de las bonitas, antes incluso de ganar, fue comprobar que su empresa, una multinacional sueca, le permitía mayor flexibilidad con los horarios que la que cabría esperar de la típica española.

Hay incluso academias para prepararse, que Adán desconocía, pero asegura que el mejor entrenamiento es «ver todos los roscos que puedas». «Te acostumbras a la voz de Christian, a las preguntas, a los fallos más habituales, como confundir un gerundio con un participio...». «Luego hay que estar atento a las novedades culturales y los premios literarios, fijarte en el nombre de los directores de las películas y no solo en los actores, estar pendiente de las competiciones deportivas...», explica. Nunca se descansa del todo. «Al final te vicias un poco», reconoce. «Ahora debería relajarme un poco y desconectar», añade. De momento planea su viaje soñado, que aún no tiene decidido del todo, aunque es probable que pase un buen tiempo en Estados Unidos.

Carlos Adán también cuenta que su afición al ajedrez –ha jugado la Liga de Madrid durante años y cuando puede participa en torneos, como jugador federado–, le ha ayudado un poco en momentos clave. «En el control de los nervios sí. Aunque parezca aburrido, en las partidas, tanto en las largas como a ritmos más rápidos, es importante controlar tus nervios y tu tiempo. Eso se parece al rosco. Precipitarte puede salir caro y si pasas demasiadas veces puedes quedarte sin tiempo». «También es importante ver cómo va tu rival. Y sobre todo ayuda a controlar los nervios, porque has vivido situaciones parecidas de tensión y te acostumbras».

Como buen ajedrecista, aunque asegura con modestia que es «un aficionado malo», después de los programas su cabeza suele repasar los errores cometidos. «No lo haces muy conscientemente, pero sí te das cuenta de los fallos. Tener uno al principio cuesta muchísimo remontarlo en programas tan igualados y con gente tan buena. Me di cuenta de que al principio hacía eso».

En el rosco de Pasapalabra no encontró demasiadas palabras difíciles, salvo en su última respuesta, correspondiente a la letra zeta. Le preguntaron el primer apellido del autor de la novela «Yo fui Johnny Thunders», Carlos Zanón. «El escritor era bastante rebuscado, aunque la novela era conocida». Por supuesto, algo así no se improvisa. «Es gracioso, porque parte de la preparación no solo es seguir la actualidad. Tienes que enterarte y además retenerlo. Hacen falta reglas mnemotécnicas. Yo tengo una para distinguir a Nefertari de Nefertiti, por ejemplo. Con la novela me inventé una regla parecida. El nombre era fácil, porque yo también soy Carlos. Y Thunders suena parecido a Zanón. Luego es muy difícil acordarse de todas las reglas, pero me han ayudado bastante».

A Carlos Adán también es aficionado al Atleti y a ver series y películas. Las tres primeras de Amenábar están entre sus favoritas, además de la ciencia ficción y producciones televisivas como «Cosmos», «Breaking bad», «Better call Saul» y «Juego de Tronos». También le gusta «Pasapalabra», por supuesto, y algún otro concurso, como «Saber y ganar». «Podría llegar a picarme el gusanillo de concursar, pero no es un proyecto a corto plazo», reconoce. Por supuesto, también tiene un grato recuerdo de «Cifras y letras», el primer programa en el que participó, también con excelentes resultados. Allí empezó todo. «Si no fuera por ese programa no habría acabando concursante en “Pasapalabra”», asegura.

Ahora deberá lidiar un poco más con la fama. «La gente te dice cosas, pero siempre muy positivas. Te desean mucho ánimo y suerte, sobre todo. Yo lo agradezco. Te llega a gustar. Tampoco es nada superdesmedido como con la gente famosa de verdad. Suelen ser muy educados y solo me dicen cosas buenas». ¿Saldrán ahora otro tipo de personas interesadas, sobre todo teniendo en cuenta que es un hombre soltero? «Veremos. No tiene por qué ser malo, mientras no se acerquen por el dinero».

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