Las polémicas de Eurovisión: de la 'cocaína' de Maneskin a las banderas 'prohibidas'

En el festival todo está medido al milímetro, pero eso no ha impedido que se produzcan fuertes controversias por los motivos más dispares

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Los italianos Maneskin en la edición de Eurovisión de 2021 ABC

Nacho Serrano

Seamos sinceros. Las polémicas en Eurovisión gustan mucho. La mayoría de espectadores del festival de la canción disfruta de las actuaciones, pero también espera que haya 'salseo', que suceda alguna cosa inesperada de la que hablar al día siguiente en la barra del bar. Y lo cierto es que en eso, el certamen casi nunca falla.

El año pasado, lo recordarán perfectamente, se lió pardísima cuando uno de los miembros de Måneskin , el grupo de pop-rock italiano que ganó la edición, se inclinó sobre su mesa para meterse una raya de cocaína. En esta ocasión, lo gracioso es que se generó una controversia por algo que en realidad no ocurrió. Damiano, el músico de marras, juró y perjuró que no había esnifado absolutamente nada, que fue un gesto involuntario (afirmó que se agachó para mirar dos vasos que se habían roto al caer sobre la alfombra después de que se le cayeran a Thomas, su compañero), e incluso se sometió a un análisis de sangre para demostrar que lo que decía era verdad. A los pocos días, la organización de Eurovisión confirmó que el test al que se sometió el líder de Måneskin salió negativo. Pero en el historial de Eurovisión figuras otras muchas polémicas que fueron tan fuertes o más que la de los rockerillos italianos, y que sí ocurrieron. Vaya si ocurrieron.

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En 2007, Israel se presentó con 'Push The Button' ('Aprieta el botón') una canción del grupo Teapacks que escondía una crítica a la política nuclear de Irán. El estribillo decía: 'El mundo está lleno de terrorismo, si alguien comete un error nos va a volar por los aires hasta el día del juicio final'. Aunque la opinión pública iraní entró en cólera, los Teapacks negaron que estuvieran cantando sobre el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. «No se refiere a países, continentes, nombres de personas y puede, como cualquier otro texto, interpretarse subjetivamente de muchas maneras y ángulos diferentes», dijeron en su defensa.

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En 1998, en la edición celebrada en Birmingham, la israelí Dana International se convirtió en la primera transgénero. No lo tuvo nada fácil: la prensa más conservadora de su país movió cielo y tierra para impedir que se presentara al concurso, y a punto estuvo de conseguirlo. Sin embargo, el éxito de la cantante fue uno de los hitos más importantes en la historia de Eurovisión.

Dieciseis años después, Thomas Neuwirth repitió la hazaña cantando 'Rise Like a Phoenix', como Conchita Wurst . Sin embargo, se demostró que todavía no habíamos avanzado tanto en cuanto a la libertad sexual: varios políticos y medios de comunicación de Turquía, Bielorrusia, Ucrania y Rusia mostraron su indignación con su participación en el festival, y un patriarca serbio incluso dijo que habría una gran inundación si la representante de Austria salía ganadora.

En 2007, la drag queen Verka Serduchka (de nombre real Andrei Mihailoich) fue la representante de Ucrania en el festival. Varios medios de comunicación y políticos de países del este de Europa lo vieron como una afrenta, y de hecho hubo muchas personalidades de la política ucraniana y periodistas de la radio nacional de su país que criticaron duramente la elección de Verka por considerarla «un personaje grotesco y vulgar». Quedó segunda.

Las banderas también han traído por la calle de la amargura a la organización de Eurovisión. En la edición celebrada en Estocolmo en el año 2000, el grupo israelí PingPong terminó su actuación ondeando banderas sirias e israelíes y pidiendo la paz. Ambos países estaban enfrentados por los Altos del Golán y el apoyo sirio a organizaciones palestinas como Hamás o libanesas como Hizbulá, y acababan de suspenderse las negociaciones de paz. El ejército israelí condenó la actuación y el grupo quedó vigésimo segundo. Lo más curioso es que poco después se descubrió que el grupo estaba formado por periodistas que había entrado en la competición a modo de broma, un poco como la jugada de Rodolfo Chikilicuatre, pero con tintes políticos.

En 2016, las banderas fueron de nuevo protagonistas de una polémica en Eurovisión, pero esta vez fuera del escenario. Tres asistentes vascos a los conciertos ondearon una ikurriña durante una actuación cuando de pronto, el equipo de seguridad se les echó encima para quitársela con malos modos. La razón, que esa bandera estaba considerada prohibida por la organización, equiparándola con otras como la del Estados Islámico. «Les dijimos que la lista de banderas prohibidas que llevaban no estaba actualizada, pero no nos hacían caso», explicó uno de ellos. «Les dijimos varias veces a los de Seguridad que el listado que tenían no era válido. Les pedimos a nuestros amigos que nos enviasen el enlace oficial con las modificaciones, pero siguieron sin hacernos caso. Solo les pedíamos que hablasen con sus superiores para resolver el malentendido». Finalmente la cosa no pasó a mayores y los tres espectadores españoles pudieron disfrutar del show, y unos días más tarde Eurovisión les pidió perdón: «No fuisteis correctamente tratados. No volverá a pasar y esperamos que aceptéis nuestras disculpas».

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