Vikings

La triste e inesperada muerte que ha dejado el último capítulo de «Vikingos»

El cuarto episodio de la sexta temporada de la serie de History Channel, «Todos los prisioneros», se ha cobrado la vida de uno de los personajes que probablemente menos merecía morir

Lagertha, en el último episodio de «Vikingos» IMDb

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[¡Alerta! ¡Este texto contiene «spoilers» del cuarto episodio de la sexta temporada de «Vikingos»! ¡Lea bajo su propia responsabilidad!]

Después de dos semanas de descanso por las Navidades, el cuarto capítulo de la sexta temporada de «Vikingos» llegó el pasado martes a TNT. Lo hizo con un episodio, titulado «Todos los prisioneros», que se olvidó muy pronto de toda la inocencia y felicidad propia de los festejos de finales de diciembre y principios de enero y que volvió a ahondar en esa tradición tan sanguinaria de la serie creada por Michael Hirst para History Channel como pocas veces lo ha hecho en lo que va de esta nueva entrega de episodios.

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De hecho, el capítulo se cobró la vida de uno de los personajes que probablemente menos merecía morir de toda la serie: la del pequeño Hali, el hijo de Bjorn y Torvi y que pereció asesinado a manos del malvado Hvithar . El perverso vikingo, seguidor de Ivar, fue desterrado por Bjorn cuando recuperó Kattegat. El nuevo Rey se apiadó de él y de sus secuaces y les perdonó la vida, aunque les abandonó a su suerte y les obligó a buscarse los cuartos lejos de su ciudad. Así, tras un tiempo vagando por el bosque, llegaron a la aldea en la que comenzó a vivir Lagertha , en la que solo habitan mujeres –en su mayoría, inexpertas en el campo de batalla–, niños y ancianos. Un auténtico caramelo para Hvithar y su ejército de repudiados, que no dudaron en atacar la zona en el tercer episodio de la temporada, «Fantasmas, Dioses y perros».

Aunque lo que parecían no saber (y parece mentira que así sea, al menos a ojo de cualquier seguidor de «Vikingos») era que Lagertha es mucha Lagertha. Tras aquella primera embestida, la «doncella escudera» decidió preparar al resto de su pueblo para que estuviesen atentos de cara a un posible nuevo ataque, que llegó en este último episodio. Con una coordinación maestra, la viuda de Ragnar Lodbrok urdió un plan casi perfecto con el que hacer frente a las tropas de Hvithar, a las que consiguieron emboscar cuando éstos cargaron contra la aldea. Lagertha y su variopinto ejército lograron imponerse y les dejaron atrapados en el granero, obligando a los malhechores a retirarse.

Pero en el momento en el que los prófugos estaban huyendo, Hvithar descubrió al pequeño Hali , que había salido del lugar en el que estaba escondido para coger una espada que se encontraba en el suelo. En ese instante, el sanguinario vikingo decide arriesgar su propia vida, volver a entrar en la aldea y asestar con su espada un corte letal a Hali, que queda herido de suma gravedad, antes de que su abuela Lagertha intente salvarle, sin éxito. «¿Me voy a morir?», le pregunta el niño a la «doncella escudera» , incapaz de contener la emoción. «Estoy muy orgullosa de ti. Espéranos en el Valhalla», le pide al pequeño, que perece en sus brazos. Controversias del destino, lo hace asesinado por Hvithar, el mismo al que su padre decidió perdonarle la vida. Vaya tela.

Frentes abiertos

Aunque la batalla de Lagertha y sus aldeanos contra los prófugos no es, ni mucho menos, el único foco del episodio de «Vikingos». En Rus, el Príncipe Oleg le cuenta a Ivar sus planes de atacar Escandinavia y de restablecer al «tullido» en el poder, aunque el hijo de Ragnar no deja de recelar de sus intenciones e incluso se plantea derrocar a Oleg, para lo que pide ayuda al Príncipe Dir, hermano y prisionero de este último. En Kattegat, Hvitserk, cada vez con más problemas con el alcohol, vuelve a defraudar a Ubbe, que termina repudiando a su hermano . Torvi, por su parte, es totalmente ajena al fatal destino de Hali, uno de los dos hijos que tuvo con un Bjorn que no termina de fiarse de su nueva mano derecha, Kjetill «Narizchata», y que sigue tratando de convencer al Rey Olaf para que libere a Harald . Contra todo pronóstico, el excéntrico monarca accede y de hecho, en un giro más que inesperado, anuncia sus intenciones de unificar toda Noruega y coronar a Bjorn como el líder de todo el país. Algo que a Harald no parece gustarle mucho, aunque siempre será mejor que pasarse el resto de su existencia en una celda.

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