«Si al público le das la opción de opinar, en 'Casablanca' habrían acabado juntos»

Carlos Areces y Arturo Valls son dos de los protagonistas de 'Sin novedad', comedia de seis capítulos que HBO Max estrena este domingo

Arturo Valls y Carlos Areces, dos policías poco serios en 'Sin novedad' HBO Max
Federico Marín Bellón

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Los cuatro agentes de la ley y los dos delincuentes que protagonizan 'Sin novedad' apenas se ven entre ellos. Están separados por parejas, en una especie de 'Camera café' policial , más bien un fotomatón, término que aquí cobra verdadero significado. No es casualidad que uno de sus guionistas, Álex Mendíbil , trabajara en la vieja comedia que emitió Telecinco hace más de una década. Él y Rodrigo Sopeña , también director, han adaptado el formato australiano 'No Activity', que Warner ha producido para HBO Max . Los seis capítulos se estrenan este domingo en la plataforma.

La serie sigue a dos policías ( Carlos Areces y Arturo Valls ) en una vigilancia nocturna, mientras dos inspectoras ( Pilar Castro y Adriana Torrebejano ) coordinan desde la centralita de la comisaría la operación Picatoste, que pretende interceptar un alijo de cápsulas de café algo más cargado de lo normal. Por último, Toni Acosta y Omar Banana son los delincuentes, más peligrosos de lo que aparentan. Mientras los seis esperan pasar a la acción, la serie refleja sus conversaciones triviales, con lejanos ecos tarantinianos, con las que llenan los silencios y exponen su personalidad.

ABC habló con sus seis protagonistas. En este primer capítulo, nos cuentan sus impresiones Arturo Valls y Carlos Areces, que celebran que, por una vez, las tomas falsas con las que acaba la serie no son falsas de verdad y muestran los momentos en los que les costaba mantener la seriedad necesaria.

¿Con qué escenas era más difícil no reírse?

Arturo Valls: Yo con Carlos tengo una debilidad.

Carlos Areces: Yo me reía cada vez que teníamos una frase que no estaba escrita, que no era muy a menudo, pero siempre había una mirada...

AV: Sobre todo ocurría al alargar la pausa, algo que se está perdiendo. Estamos todos obsesionados con el ritmo. Es la era de YouTube y parece que hay que darlo todo picadito, como si así funcionara siempre mejor. Nosotros jugábamos con los 'tempos' y las miradas. Cuando se alargaba más de la cuenta, acaba en risas.

¿Los actores de comedia tienen que ser graciosos en la vida real?

CA: Yo no creo que lo sea.

AV: Cuando estás a gusto, pero no por obligación. Llegas a una sobremesa, después de una paella y sí, somos graciosos, pero yo me subo a un taxi después de ocho horas de grabación de 'Ahora caigo' y veo al taxista, que mira por el espejo y piensa: que viene el cachondeo. Ahí no, ahí no. Es casi una cruz tener que ser así.

CA: También te digo: afortunadamente. Hay compañeros nuestros que son graciosos las 24 horas y son insoportables. No voy a decir nombres, pero el tío que continuamente no está con amigos, sino que está siempre ante una audiencia, puede llegar a ser muy pesado. También son especialmente brasas los magos. Ojo con los magos, que no descansan, están siempre sobre un escenario.

Carlos Areces hace caricaturas desde pequeño. ¿También está siempre dibujando a los compañeros?

CA: Yo recuerdo que en el colegio me pasaba horas dibujando, pero no molestaba a nadie. En los rodajes no, porque generalmente rodando no tienes un boli y un papel. En el colegio estaba las horas muertas.

AV: Es verdad que la frase es: 'Madre mía, salir con vosotros tiene que ser…'. El otro día hicimos una cosa varios cómicos monologuistas y somos graciosos, pero tampoco es la fiesta.

CA: Uno tiene problemas con su pareja, otro con el alcohol...

¿Quién es más valiente, los guionistas o los actores, quién intenta ir más allá?

AV: Hombre, los guionistas, que están en su casa tranquilitos y no tienen que dar la cara.

CA: Pregúntale a Dani Mateo.

AV: Ocurren las dos cosas. Yo he rebajado cuando he visto, por ejemplo, una blasfemia que no tiene sentido. Me pasó hace poco. Tenía que cagarme en Dios en un cementerio y dije: pues a lo mejor no hace falta que un personaje diga esto. Y al revés, hay veces que tú aprietas un poco también, porque de repente piensas que si vas un poquito más allá, va a ser más gracioso.

¿Hay algún límite más o menos establecido?

CA: Para mí, sinceramente, que a sea gracioso, que a mí me haga gracia. También intentas llevártelo un poco a tu terreno cuando estás haciendo una ficción, pero no hay que olvidar que el personaje no eres tú y que tampoco eres el dueño de eso que dices. Para mí es más importante la calidad que las barbaridades que pueda decir. Yo defiendo que desde la ficción se puede decir cualquier barbaridad, por burra que sea, porque no deja de ser ficción.

«Yo defiendo que desde la ficción se puede decir cualquier barbaridad, por burra que sea»

Carlos Areces

¿Y en un monólogo? Tenemos el caso reciente de Dave Chappelle .

Me parece un gran ejemplo. Recuerdo los monólogos de Ricky Gervais, que hay gente que considera muy ofensivos. En el último, 'Humanity' , que me parece desternillante, adopta a un niño negro. Está tan claro que todo lo que dice es con la voluntad de provocar y lanzar un giro que no te esperas... Es ahí donde reside el gag. Es evidente para cualquier persona con dos dedos de frente que él no piensa eso. El objetivo es que te pille por sorpresa. Eso es gracioso. Es un mecanismo de la comedia. Después, con la polémica de Chappelle sospechaba que podía ir un poco por el mismo lado y vi su monólogo más polémico, 'The Closer', y tengo que decir que a mí sí me pareció tránsfobo. Sin embargo, defiendo que esté ahí. De lo que estoy radicalmente en contra es de cualquier cosa que pueda entenderse como censura. Primero, porque puede ser mi interpretación, porque puede tener más lecturas de las que yo he visto. Yo reconozco abiertamente que a mí me pareció que no era como en el caso de Ricky Gervais, provocar la risa, sino que había un discurso, pero que a mí no me convenza no significa que ese discurso deba ser silenciado. ¿Por qué? Porque es ficción, él es un personaje. Entiendo que la gente lo critique. Entiendo que digas que no te gusta, pero sinceramente defiendo y valoro que Netflix no lo haya retirado de la parrilla.

Han vivido la época, todavía vigente, en la que se retiraban programas de la parrilla por la audiencia. ¿Se vive más tranquilo en las plataformas?

AV: Mucho más. Era la dictadura de la audiencia. Se agradece sobre todo por no tener que hacer concesiones que antes se hacían en favor de un público más generalista, más abierto. Vamos a hacerlo todo más masticadito, que todo el mundo lo entienda, incluida la famosa señora de Cuenca. ¿Por qué no jugar a un ritmo más tranquilo y que llegue al público que llegue? Ojalá sean nichos grandes, pero esto creo que es bueno para todos, sobre todo para la creatividad y la libertad.

CA: Y estaba el caso de las series que no estaban cerradas y se iban rodando según se emitía…

«Se agradecen las plataformas por no tener que hacer concesiones que antes se hacían en favor de un público más generalista»

Arturo Valls

AV: ¡Mete un perro!

CA: Era terrible, porque al final, si le das la opción al público de opinar, en 'Casablanca' habrían acabado juntos. No habría más opciones, porque al público lo que le gusta es una cosa cerrada, concreta, con un final feliz, etcétera. Yo no creo en la dictadura del público. Creo que al público hay que sorprenderlo. Luego cada uno individualmente tiene libertad para consumir o no consumir, pero al menos tiene que haber la opción de que haya cosas diferentes y, sobre todo, que no estén pensadas para gustar de una manera tan cuadriculada, tan medido todo.

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