Isabel Coixet: «El doblaje me parece un crimen»

La cineasta barcelonesa imparte una clase magistral para Sundance TV en el Museo Guggenheim de Bilbao

Isabel Coixet en el evento de Sundance TV en Bilbao
Federico Marín Bellón

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Trescientas personas, en su mayoría estudiantes de cine, asistieron en la tarde noche del lunes a la clase magistral que Isabel Coixet impartió en el Museo Guggenheim de Bilbao, moderada por la también directora Cristina Andreu , presidenta de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA). El canal SundanceTV organizaba el acto, que se ha convertido en una tradición tras el paso de figuras como Alejandro Amenábar , Fernando León y Álex De la Iglesia.

La directora de «La librería» no decepcionó, en un ambiente distendido, pese a la presencia de un pequeño grupo de periodistas. La ganadora de ocho premios Goya dijo algo de casi todas sus películas, contó anécdotas de las estrellas a las que ha dirigido y no dudó en criticar aspectos de la profesión que no le gustan. De lo que no se habló, por fortuna, fue de política. El acto se enmarcaba dentro del especial « Ellas son cine », que ofrece cada lunes de noviembre (a las 22.30, en SundanceTV) dos películas escritas y dirigidas por mujeres y que culminará el 25 de noviembre con la emisión de una entrevista exclusiva a Coixet.

«No sé si volveré a dirigir un guión de otro»

Ficha completa

Isabel Coixet

  • :
Isabel Coixet

Durante la «master class», que llevaba por título «En busca de historias» , Coixet reflexionó sobre su proceso creativo, la evolución de su filmografía o la salud del cine de autor, entre otras cuestiones. También comentó lo diferente que es recurrir o no a sus propios guiones y se atrevió a anunciar que no piensa repetir el error de dirigir los de otros: «Trabajo mucho más cómoda con mis guiones. Con los dos guionistas que he trabajado siempre me ha costado mucho amoldarme y cambiar cosas. Me siento más libre escribiendo y dirigiendo. No sé si volveré a dirigir un guión de otra persona. Es un gasto de energía extra».

Más contundente aún fue al hablar del doblaje, una práctica de la que es enemiga acérrima, pese al respeto que siente por el oficio y los puestos de trabajo que genera: «Nunca he visto mis películas dobladas y no estoy a favor de los doblajes. No es la película. No, no, para mí eso no es cine, no es lo que he creado, no son las voces de los actores . Me parece un crimen. El doblaje empezó en Cinecittà bajo la dirección de Mussolini. Ya sé que hay toda una industria, pero no quiero participar. Cuando alguien me llama y me dice que ha visto mi película en un autocar me enfurezco».

Sobre su proceso creativo, la directora aseguró que antes de empezar a escribir necesita tener el título. Y el final. «Hasta que no los tengo no tengo la película. Hay algo en el título que es como un estado mental, es un punto de vista, contiene el mensaje de la película».

Encuentro con Philip Roth

Especialmente divertido fue cuando habló de su relación con el escritor Philip Roth por la película «Elegía», adaptación de la novela «El animal moribundo». «Que una española adapte a Roth con Ben Kingsley y Penélope Cruz es lo más exótico que le ha pasado a Roth», afirmó, antes de narrar su encuentro, que tuvo tintes surrealistas.

«En la productora no se atrevían a enviarle el guión y me mandaron a mí para que se lo contara. Él se negaba a leerlo . Pensó que yo era como la ayudante del director. Se lo tuve que decir, claro. Me leyó tres veces la novela, en tres días. No me atreví a preguntarle por qué el personaje de Penélope se llama Consuela y no Consuelo. Se paraba y me decía: Este párrafo es genial, ¿verdad? Solo me atreví a decirle que hacía una cosa con los dientes... que se había puesto nuevos. Y hay una escena en la que Consuela le muerde el pene al profesor. Él preguntaba: ¿Oiremos los dientes? Y yo le dije: No. No le va a morder. Es una película americana».

«Tampoco me atreví a decirle que decidí hacer la película porque me parece el texto menos conseguido de Philip Roth» , prosiguió Coixet. «Eso nos daba mucho más margen para crear. Y de hecho la película tiene que ver con la novela, pero es otra cosa. Yo lo admiraba muchísimo, pero la única conversación sería y no delirante que tuvimos, porque era absurdo que me leyera la novela, fue cuando hablamos del Quijote en una comida . Él hubiera dado un brazo por escribir como Cervantes. Y yo le dije: "Es que él también dio un brazo"». «Roth ha detestado todas las adaptaciones de sus películas. Nunca me atreví a preguntar por qué vendía los derechos», remató la autora de «Mi vida sin mí».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación