Un final con orgullo y honor para 'Servir y proteger'

ABC visita el plató del serial de La 1 durante uno de sus últimos días de rodaje. El episodio final está previsto para el viernes 13 de enero

Luisa Martín: «'Servir y proteger' tenía más recorrido»

El director de Ficción de RTVE, sobre el final de 'Cuéntame' y la cancelación de 'Servir y proteger'

Natalia Rodríguez, Pepa Aniorte y Alberto Jiménez, en el episodio 1372 de 'Servir y proteger' Fotografía: Pipo Fernández | Vídeo: David del Río
Óscar Rus

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Por primera vez es Navidad en 'Servir y proteger' . Y la última porque está a punto de acabar este policíaco que televisa La 1 cada tarde (17.30) desde el 24 de abril de 2017. Hace tiempo que alcanzó el millar de capítulos . Desde el primero, como figurante, ha estado Javier L. Pardo. La serie diaria producida por TVE y Plano a Plano llegó a superar el millón y medio de espectadores. Esta temporada, la séptima, ni siquiera ha superado los setecientos mil. Tiempos pasados…

En principio, tras una emisión intermitente por culpa del mundial de fútbol, el final será el viernes 13 de enero . Más tarde de lo previsto. Más pronto de lo deseado. El rodaje, ubicado en el polígono industrial de Cobo Calleja (Fuenlabrada), terminó a principios de noviembre. Seis episodios por semana para que no les pillara el toro. Dos tomas por escena como máximo. En peor plaza torearon, el coronavirus , que obligó a parar dos meses. Desde entonces, la grabación acaba a las tres de la tarde y no a las cinco. El otro cambio, más que evidente, ha sido cada curso el de personajes y tramas para que el público no pasara página. O cambiara de canal.

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Servir y proteger

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A las calles de Cobo Calleja, todavía vacías de personal pero llenas de bazares chinos, salen algunos intérpretes durante el primer descanso de la lluviosa mañana: Thaïs Blume, Mamen Camacho, Adrián Serna… y Sergio Mur , que vuelve a casa como el turrón. Hay más regresos. Dentro, en las naves, tres platós. Uno tras otro. El más nuevo reproduce con pantallas LED una azotea por la noche. El nuevo croma. Misma tecnología que 'The Mandalorian' . De fondo, tráfico en movimiento. Guadalupe Lancho y Óscar Higares , más que cuñados en la ficción, se abrazan. Se consuelan. Porque esto es una telenovela , un melodrama, un culebrón. «De todas formas, nosotros tenemos momentos de acción y lo hacemos como en un 'prime time'. Tenemos especialistas y preparamos coreografías», precisa la directora Alexandra Graf.

A veces se van a las afueras, como Madrid Río, el puente de los Franceses, Usera, Vallecas y Entrevías. El único 'exterior' fijo es la plaza del barrio, una calle sin salida del polígono. En verano tenían que poner una lona. Arriba, un despacho está empapelado con instantáneas de los personajes fijos desde el principio. «Si pusiéramos a todos los que han pasado por aquí, no tendríamos oficina para poner todas las fotos», bromea en serio Graf. A una le acompaña la imagen de unas esposas, como el asesino al que interpretó Unax Ugalde; a otra, una calavera, como Quintero (Eduardo Velasco), un villano que se hizo querer. Porque en 'Servir y proteger' muere hasta el apuntador.

Son las 09.15 y es la última escena de Roberto Álvarez , médico de cabecera en la ficción, y Pepa Aniorte, dueña del bar la Parra, ahora decorado con espumillón. También hay polvorones y mazapanes en la barra. ¡Hasta las uvas se van a tomar! Es una escenografía inédita en 'Servir y proteger' porque, aunque ambientada en el presente, nunca ha concretado cuándo transcurre (sí dónde: en el sur de Madrid). Y para su desenlace definitivo se han saltado una de sus normas.

—Ay, Roberto, ya estamos terminando. ¿No te da penica? ¿Quién te va a aguantar? Me voy a poner un café. ¿Esto está bueno?

—Echaré de menos este café descafeinado. Este petróleo.

Sus personajes, viejos amigos, hablan de la comisaria Claudia Miralles, a quien interpreta Luisa Martín (62) desde el primer episodio. En la siguiente escena entra en acción. Aquí manda ella. Delante y detrás de las cámaras. La actriz lleva dos días sin dormir por culpa de la tos. Está agotada. Tuvo bronquitis. No se cogió la baja («¿Perdona? ¿Yo, dejar de trabajar?»). Parece que cojea. Se levanta a las tres y media de la mañana. Le recoge el coche a las cinco y media. Entra a las seis. Estudia los guiones el fin de semana. Y el último repaso a las secuencias lo da antes de irse a dormir a las siete y media de la tarde. Y así más de un lustro.

Luisa Martín (dcha.), en la Plaza de La Parra, rodeada por sus compañeros de 'Servir y proteger' Pipo Fernández

«No es de esos finales espectaculares que, de repente, se hacen en las series, donde todo sale ardiendo. Es un final con orgullo y honor», avanza Martín en conversación con ABC. Está sentada en Casa Miralles, o sea, el pisito de su personaje y el de Roberto Álvarez, matrimonio bien avenido en la ficción. Van a ser abuelos. La veterana intérprete cree firmemente que 'Servir y proteger' podría haber durado más por aunar entretenimiento e información, por el servicio público prestado a las personas mayores: «Si en su serie ven a una persona sufriendo una estafa, están más alerta». Pone como ejemplo las cartas que reciben de mujeres maltratadas que deciden denunciar (su compañera Mamen Camacho interpreta a Espe, al frente de la UFAM) o de padres cuyos hijos sufren acoso escolar: «Cuántas cartas habrá que no han sido escritas ni enviadas».

«Ahora estamos cerrando todas las tramas que teníamos lanzadas», resume la directora de la serie. Le habría gustado mayor margen para despedirse en condiciones. El último episodio tendrá un breve epílogo, en un futuro indeterminado, para que los incondicionales se pongan al día con los personajes. Hoy le toca a Jimmy Castro , sin el uniforme de policía. « 'Servir y proteger' surgió en un momento en el que todas las series diarias eran de época. Fue novedoso. Una de las cosas que ha gustado es que está muy pegada a la actualidad y muchos temas que tocamos los hemos visto hasta en los periódicos. A veces, el equipo de guion se ha adelantado a noticias. Esa era la apuesta de 'Servir y proteger' : tratar temas sociales de todo tipo. Hemos tenido transexuales , problemas de desahucios, el día a día del robo, adicciones…», cuenta Graf.

Pero si algo, o más bien alguien, no ha cambiado es Claudia Miralles. Tras varias bajas en el Cuerpo, incluso la del Comisario Bremón ( Juanjo Artero ), los guionistas darán a la protagonista un respiro y una buena nueva; otra, pues los espectadores ya saben que será abuela. «Miralles es una roca. Tiene carácter y su lema es la lealtad. Tiene vocación de servicio. A medida que ha ido subiendo en el escalafón, ha tenido mayor capacidad de reacción ante las circunstancias y ha entendido mejor las decisiones de los de arriba. Miralles partió de ser una agente; fue oficial, suboficial, inspectora, inspectora jefe y comisaria. La responsabilidad siempre te cambia algo, pero ella sigue siendo la misma. Es una mujer más comprensiva que al principio, por necesidad, pero yo, Luisa Martín, he aprendido mucho más».

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