Álex de la Iglesia («30 monedas»): «No me hice seminarista por los pelos»

El director, que el domingo estrena la serie en HBO, confiesa que «han sido las 27 semanas de rodaje más duras» de su vida

Álex de la Iglesia, creador de «30 monedas» Manolo Pavón / HBO
Federico Marín Bellón

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La conversación, por videollamada, empieza por derroteros estéticos, a propósito de los colores fríos que han elegido Álex de la Iglesia y el director de fotografía de «30 monedas», Pablo Rosso («REC», «Verónica»), quien pese a su apellido muestra una sangre muy poco roja en la serie. HBO la estrena el próximo domingo .

«No hay ninguna censura al color rojo», bromea el cineasta. « Nos gustaba ese aspecto sombrío . Cuando Pablo y yo preparábamos la serie, queríamos que recordara ese color café con leche o chocolate claro de las piedra de Pedraza», localidad segoviana donde transcurre la historia, que también viaja a Roma, París, Nueva York, Jerusalén y Ginebra .

La histoira es intensísima y agotadora, también para el espectador. Rodarla tuvo que ser tremendo. «Han sido las 27 semanas de rodaje más duras de mi vida», confiesa De la Iglesia. «Ha sido un trabajo titánico, y no tanto por mí, que he estado a punto de ingresar por estrés , sino por el equipo, que se ha dejado la piel. Cuando acabamos, empezó el confinamiento y todo se volvió muy extraño».

La persona a la que más he admirado era mi profesor de Filosofía Antigua. Era una persona absolutamente desapegada a la realidad. sabía todo sobre Plotino . Las «Enéadas» las manejaba como si fueran el periódico de esta mañana. Criticaba a Diels-Kranz en la traducción de los presocráticos. Sabía tanto que decía: «Este trozo de Heráclito no quiere decir lo que dicen los demás». Yo sentía en clase una especie de extraño orgullo: nadie lo sabe más que yo. Y luego este hombre no había salido nunca de la Universidad desde los 18 años que entraría, porque iba al colegio mayor que estaba arriba y subía y bajaba, y perdía absolutamente el contacto con la realidad, hasta tal punto que no había visto nunca la televisión. Aquello me parecía asombroso. ser absolutamente especialista en un fragmento minúsculo y a la vez importantísimo de la vida y desconocer todo lo que los demás conocemos.

Ese fue el germen del padre Berriatúa en «El día de la bestia» y un poco el de «30 monedas», aunque esta serie habla de la religión desde un punto de vista más terrorífico, entre comillas, no es tan comedia. Ahora sí, es un terror que está muy implicado y muy cercano a las personas, a ese pueblo de Segovia. Por ejemplo, los corderos, que están presentes constantemente. El cordero de Dios. Dudamos entre Lerma y Pedraza y nos quedamos con Pedraza porque es un castillo, cerrado absolutamente por todas partes menos por una puerta. Si la cierras, ya no puedes entrar. Eso nos parecía fascinante.

No, la credibilidad no me importa en absoluto . Esto es un entretenimiento. No pretende divertir. Es más como una película de John Carpenter . Es más serie B. No pretendo hacer un tratado de nada. Pero mientras te diviertes, sí que me apetece contar textos interesantes, que normalmente son auténticos. En el caso de los monstruos, me divertía que fueran una locura, aberrantes, que no tuvieran casi ni forma, sin pues ni cabeza, son solo tentáculos, muy Lovecraft . Es esa sensación de que las cosa reales no tienen forma ni sentido. Ja, ja, ja.

Es formidable. Y eso es precioso, la biblioteca vaticana, los archivos, los cainitas, esa especie de parte de atrás del Vaticano resulta apasionante porque todos hemos pensado que es fascinante aunque probablemente no exista nada de esto. Todos creemos que hay algo maravilloso que se oculta en algún sitio y ese sitio tiene que ser el Vaticano.

No, qué va. Al contrario. La película al final habla de un cura que quiere mantener su identidad y su relación con Dios. Es un cura honesto, frente a otros que a lo mejor son honestos también, aunque tienen una visión distorsionada de la realidad.

Estamos escribiéndola.

Solamente tengo palabras buenas para ellos. Es interesante lo de trabajar con, porque ha sido una sensación de no trabajar para ellos, sino con ellos. Han estado involucrados y eso normalmente da mucho miedo, que metan mano y lo cambien todo, pero ha sido un trabajo superrespetuoso y muy constructivo. Sabía mucho. el desarrollador Steve Matthews . Es un prodigio. Entiende la serie como nosotros y nos ha estado marcando el camino, colocando cosas en su sitio, valorando. Esto aquí no, en el dos, en el tres... ayudándonos a conformar la historia. Y cuando le hemos dicho que algo no nos interesaba, decía: «De acuerdo, no pasa nada». Sobre todo ha habido muchísimo respeto y eso es algo valiosísimo en un trabajo de creatividad como este.

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