Crítica de «El embarcadero»

Intriga e infidelidades sin prejuicios

Movistar+ no tiene que conformarse con hacer producciones de autor dirigidas a paladares exquisitos

Irene Arcos y Verónica Sánchez, en una imagen de «El embarcadero» María Heras / Movistar+
Helena Cortés

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Si una amiga me contase que ha descubierto, tras el funeral de su marido, que este llevaba una doble vida con otra mujer, con la que incluso había formado una familia, probablemente tendría que censurar cada adjetivo que se me pase por la cabeza. Y, sin embargo, esto es exactamente lo que le ocurre a Álex ( Verónica Sánchez ) en «El embarcadero», la nueva serie de Movistar+ y Atresmedia Studios, con la diferencia de que Álex Pina y Esther Martínez Lobato ganadores de un Emmy por «La Casa de Papel»– han logrado que no sea tan sencillo juzgar a Óscar (Álvaro Morte ) pese a sus ocho años de relación (familiar) con la salvaje y sensual Verónica ( Irene Arcos ). Y esta quizás sea una de las principales virtudes de la serie que ya está disponible en la plataforma: logra tejer una telaraña de emociones tan compleja e interesante que en ella no existen los buenos, los malos o las víctimas, sino solo preguntas que el espectador también se hará a sí mismo.

Pero aunque el argumento parezca sacado de una tv movie de sobremesa –frase que robo al personaje de Cecilia Roth – «El embarcadero» está, formalmente, a años luz de estas. La historia cuenta el duelo de estas dos chicas (en un primer encuentro brutal, lleno de tensión) mientras descubre, en flashbacks , cómo logró Óscar querer a dos mujeres a la vez sin estar loco, como dice la canción.

Por otro lado, la fotografía de Miguel Amoedo presenta una Albufera de Valencia indómita y salvaje que define muy bien el carácter de Verónica en oposición al de la urbana y perfeccionista Álex. Ambas, dicho sea de paso, estupendas en sus respectivos retratos.

Además, para aquellos que necesiten también algo de intriga, «El embarcadero» propone otra incógnita a resolver: ¿Realmente se ha suicidado Óscar? Y si no es así, ¿quién ha acabado con su vida?

A nivel industrial, «El embarcadero» también deja otra pequeña lección: los operadores de pago pueden aprender mucho de las cadenas generalistas que llevan décadas haciendo series con esa escuela de creadores a los que ahora se rifan las grandes plataformas mundiales. Movistar+ no tiene que conformarse con hacer producciones de autor dirigidas a paladares exquisitos, sino que puede llegar a mucha más gente con productos como «El embarcadero» o «El día de mañana» . Lástima que Netflix ya haya fichado en exclusiva Álex Pina , uno de nuestros Messi de la ficción.

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