Año 1470. Tras varios años de estabilidad económica, el banco de los Médici liderado por Piero de Médici está en peligro. Sobre todo cuando éste es gravemente herido en una emboscada. Su hijo, el joven Lorenzo, debe hacerse cargo de todo.
Después de revelar a su padre su decisión de hacerse cargo de la familia, Lorenzo y su madre viajan a Roma para buscar apoyo financiero del Papa. Los Pazzi contactan con su primo Francesco, miembro de la Curia Romana, para presionar en contra de los Médici.
El Papa ha muerto y tiene un nuevo sucesor, Sixto IV, quien a su vez nombra a Francesco Salviati, primo de los Pazzi, arzobispo de Pisa. Lorenzo protege sus intereses asegurando sus negocios con Sforza y tratando de evitar la entrada de Salviati en la ciudad.
En Florencia, la situación es tensa tras el descubrimiento de un depósito de alumbro en Volterra, un mineral fundamental para el negocio. Lorenzo intenta llegar a un acuerdo con Stefano Maffei para evitar conflictos con el Papa.
Lorenzo y Clarice han tenido descendencia y una nueva alianza con Francesco Pazzi garantiza una alianza sólida con Venecia y Milán. Pero el Papa obliga a Sforza a cederle el territorio de Imola y Lorenzo se enfrenta a una nueva amenaza.
Lorenzo mira de reojo la alianza con Venecia y Milán, mientras los Pazzi explotan el momento de debilidad de los Médici fomentando la insurrección en la cercana Città di Castello. Giuliano decide desplazarse allí para hacer frente a los motines.
Tras una nueva derrota, los Pazzi llegan a una conclusión: es hora de deshacerse de los Médici para siempre. Francesco y Salviati se reúnen con Montesecco en Roma y los tres persuaden al Papa de que envíe una falsa propuesta de paz a Florencia.
El ataque en el Duomo resulta terrible y sangriento. Lorenzo, seriamente herido, se las arregla para refugiarse en la sacristía junto a Clarice y su madre Lucrezia. Fuera de la catedral, el Palazzo Vechio ha sido ocupado y Jacopo proclama una nueva república.
