Toro

En su último trabajo para el capo mafioso Romano, Toro acaba detenido. Cinco años más tarde, el joven está a punto de conseguir la libertad condicional y, así, poder llevar la vida normal que siempre ha deseado.

En su segundo largometraje, el director Kike Maíllo ("Eva") toma los elementos clásicos del thriller de acción y los desarrolla en una Andalucía violenta, cargada de elementos tópicos de su folclore (los toros, la devoción religiosa), lugar idóneo para narrar una historia de venganza y redención, que también tiene sitio para el amor.

En tan solo 48 horas, todas las heridas del pasado de Toro reaparecen, muy a su pesar. De esta manera, se ve obligado a huir junto a su hermano y la hija de este de la furia del peligroso Romano, lo más parecido a un padre que el antiguo delincuente ha tenido.

El filme se sustenta en las brillantes interpretaciones de su trío protagonista. Mario Casas ("Grupo 7") da vida al personaje que pone título a la cinta. Destaca también el trabajo de un casposo y perdedor Luis Tosar ("Celda 211") y del veterano José Sacristán ("El muerto y ser feliz"), quien según sus propias palabras, "nunca había hecho un personaje con tan malas intenciones".