El pecador impecable

Honorio está dominado por su posesiva madre, que se encarga de vigilar a todas sus empleadas, para que no puedan seducirle. Cuando ella muera, Honorio cambiará radicalmente.

Una película que llegó a las pantallas con una década de retraso, ya que parecía más propia de finales de los 70, que de los 80. Con todos los atributos que uno espera de la clásica "españolada" fue la última película del siglo XX firmada por el también guionista Augusto Martínez Torres. Reconvertido en crítico de cine, Martínez Torres volvería a la dirección en 2007 con el falso documental "La películas de mi padre".

Protagoniza la comedia todo un especialista del humor español, un Alfredo Landa ("Cateto a babor") que había personificado el fenómeno cinematográfico denominado Landismo a comienzos de la década de 1970. Le acompañan dos secundarias de lujo: una de las actrices fetiche de Almodóbar, Chus Lampreave (" ¿Qué he hecho yo para merecer esto?"), y Rafaela Aparicio ("El último cuplé").