Sorrentino saca los colores (y el bótox) a «Il Cavaliere»

El director de «La gran belleza» recurre a su actor fetiche, Toni Servillo, para mostrar la cara más perversa de Berlusconi y su séquito

Toni Servillo interpreta a Berlusconi en «Silvio (y los otros)»

María Estévez

Poco después de que Paolo Sorrentino anunciara su «biopic» sobre Silvio Berlusconi , el expresidente italiano le llamó para invitarle a almorzar. Uno de esos encuentros donde hay espacio para la broma, la advertencia, la sorna e incluso alguna velada amenaza. No es fácil hacer una película sobre una persona real, mucho menos si es uno de los hombres más poderosos de tu país... Pero Sorrentino siguió adelante con sus planes de hacer una radiografía fílmica al mandamás italiano . Un proyecto que se estrena hoy bajo el título de «Silvio (y los otros)» . De hecho, la película que veremos en nuestros cines es el «montaje internacional» ya que originalmente eran dos películas, «Loro 1» y «Loro 2» , de más de 100 minutos cada una.

Berlusconi fue pionero en la nueva hornada de presidentes populistas obsesionados consigo mismos . En Toronto, durante el festival, tuvimos oportunidad de conversar con Sorrentino sobre un biopic que sigue los pasos de otro de sus filmes, «Il Divo» (2008), donde contaba la vida del primer ministro Giulio Andreotti. «Silvio (y los otros)» cuenta con el actor Toni Servillo como protagonista y hay escenas que los abogados del realizador se vieron obligados a suprimir. «Definitivamente tuve a mis abogados sentados conmigo en la sala de edición aconsejándome qué debía y no debía mostrar. Sin embargo, quiero dejar claro que esta película es una ficción ».

Una ficción demasiado cercana a la realidad política del país alpino. En los 15 años de colaboración entre Sorrentino y Servillo, nunca antes habían recibido tanta atención con una de sus películas como está ocurriendo con «Silvio (y los otros)». « Berlusconi se ha convertido a sí mismo en un gran seductor . Desde sus orígenes. A su imagen asociada a sexo y poder hay que añadir la lógica de Príamo , alguien en estado permanente de excitación. Él simboliza la masculinidad. Su autoridad política surge del erotismo que provoca. La idea no es nueva. El escritor Carlo Emilo Gadda habló de Mussolini en esos términos, el efecto de Eros y Príapo. Los políticos como Berlusconi utilizan su éxito con las mujeres para convencer a otros», contó el realizador italiano a ABC desde la ciudad canadiense.

Como Berlusconi, han surgido en los últimos tiempos presidentes cortados por el mismo patrón: grandes empresarios, historia de lucha contra la corrupción que ellos mismos arrastran, poderosos empresarios inmobiliarios. Desde luego Donald Trump se le parece y ahora también Bolsonaro en Brasil. «La vida en sí misma es una mezcla de banalidad y belleza, de santidad y profanación, cada uno se pone sus propios márgenes», explica el director. La decadencia rodea al lujo, al baile carnal de sexo y narcóticos. «“Silvio (y los otros)” la escribí antes, mucho antes del surgimiento de Trump , de su llegada al poder. Si en este retrato hay coincidencias, es meramente casual. Pero, por supuesto, yo veo las similitudes. Ambos exhiben su sexualidad. Ambos manejan el país como un negocio. Y ambos dirigen sus negocios como un gran show», recalcó.

Paolo Sorrentino se ha convertido en uno de los autores más notables en Italia durante los últimos años. Seis veces ha participado en el Festival de Cannes, donde ganó con «Il Divo». Y en el 2013 su cinta «La gran belleza» consiguió un Oscar a la mejor cinta extranjera. Además, ha saltado a la pequeña pantalla con una de las series más aclamadas de los últimos tiempos, «The Young Pope», para HBO.

En la película sobre «Il Cavaliere» se reúne de nuevo con Toni Servillo, un actor que se atreve a interpretar a Silvio Berlusconi en un filme que levantó ampollas en su país. «La polémica siempre es relativa, creo que de cualquier persona, por muy malvada o conocida que sea, se puede contar su historia», advirtió Sorrentino.

El actor, a quien llaman el Jack Nicholson italiano, se tuvo que someter a intensas sesiones de maquillaje para parecerse a Berlusconi. «Un personaje de ficción da rienda suelta a la fantasía de cualquier actor. El problema con un papel real es que tienes que enfrentarte a la imagen que el público ya tiene de esa persona. No creo que tenga mucho sentido retratar a alguien con tanto poder como una caricatura, por eso me olvidé de quién era y lo moldeé según estaba en el guion. Por supuesto, no me olvidé en ningún momento de que estábamos ante alguien que había adquirido enorme poder económico, un empresario que entró en la política sin ningún tipo de experiencia ni sentido de permanencia. Nuestro filme es divertido y ficción, pero el daño que causó fue muy real», comenta Servillo. El entretenimiento se confunde con la vida real, ese parece ser uno de los mensajes de Loro. «Hay mucho simbolismo en el retrato de Loro, pero hay que darle la perspectiva adecuada», desgranó el actor sobre su trabajo en la película.

« Trump y Berlusconi han convertido sus presidencias en un show. Ellos lo saben. La política es puro espectáculo, no es solo política y la gente disfruta con el entretenimiento», cuenta el gran actor italiano. «Estamos ante líderes que convencen desde palabras vacías que te electrizan con su carga de energía. En la película, utilizamos la representación del cuerpo como metáfora de los placeres superficiales que estos líderes brindan a sus seguidores. La superficialidad es su alimento, lo malo surge cuando los miras de cerca», confiesa Servillo sobre los esfuerzos que ha tenido que abordar para meterse en la piel del que fuera presidente de su país tantos años.

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