Quique San Francisco, el temprano adiós de un actor bajo la coraza de un vividor

A sus 65 años, el castigado cuerpo del intérprete no ha resistido los más de 40 días que ha permanecido en el hospital por una neumonía

Quique San Francisco
Fernando Muñoz

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Convertido en los últimos años en el portavoz de su propio personaje en las tertulias televisivas, Quique San Francisco casi logra tapar la extensa y meritoria carrera que cosechó en cine y televisión. Pero el eco de todos los papeles a los que dio vida vuelven ahora, en el día de su muerte, para recordar su figura como intérprete. Un eco que se convierte en lamento entre sus compañeros de profesión, que lo despiden entre la incredulidad y la desolación por su temprano adiós, con 65 años, por culpa de una neumonía bilateral severa.

«Qué gran tipo, qué gracioso y qué buen corazón tenía... Qué pena más grande...», lamentó David Summers, con quien rodó un videoclip de Hombres G en 2019. «Era un alma libre» , añadió Toni Cantó.

Pero ni su corazón ni su alma han podido superar los más de 40 días que ha permanecido en el hospital Clínico San Carlos de Madrid, donde estuvo en la UCI. Aunque no se ha confirmado que sea por coronavirus, los síntomas eran compatibles, y desde su primer ingreso fue sedado e intubado. Vivió sus últimos días pegado al respirador y sin poder andar. «Estoy desesperado por salir de aquí. [...] Todavía no puedo andar y el respirador siempre está a mano», contó a la revista ‘Hola’ desde el centro.

Hijo de actores (Queta Ariel y Vicente Haro), debutó en el cine con tan solo seis años y en el teatro a los 8, con «El sueño de una noche de verano». Su agitada vida fuera de las tablas fue tan intensa como conocida. No ocultó nunca sus adicciones , incluso llegó a hacer humor con sus momentos más bajos. En 2002 sufrió un accidente de moto en Madrid por el que estuvo más de un año sin poder moverse y luego tuvo que permanecer un tiempo en sillas de ruedas. También cogió el altavoz que le prestó la televisión para contar en directo sus graves problemas económicos.

Frágil salud, dura vida

Pese a todo, pese a esa salud endeble y castigada y a esa forma rebelde de encarar al trabajo, siempre tuvo un foco sobre él. Más de 130 papeles entre cine y televisión , sin contar el teatro o la publicidad. De hecho, estaba en mitad de una gira de su obra ‘La penúltima’ por Vizcaya cuando tuvo que parar antes de ser ingresado. La casualidad, esas «risas y más risas» que le agradecía Alejandro Sanz en Twitter, parece haberle llevado hasta el último personaje que interpretó en la pantalla: fue la muerte en un anuncio que protagonizó estas navidades en el que grandes cómicos lo esquivaban mientras blandía la guadaña oculto bajo una capa negra. Un chispazo de humor negro, ese que tanto cultivó y con el que se despidió de la pantalla.

Era un crápula, un vividor , pero siempre con la coletilla de adorable. «Quique era una persona tremendamente elegante, educada, educadísimo» , valoró ayer Imanol Arias, con el que actuó en tres películas y con el que compartió ocho años de rodaje en ‘Cuéntame cómo pasó’ como el inolvidable Tintín. «Tenía una enorme virtud: lo agradecido que era, cómo agradecía las cosas. Y él quería salir a la calle a agradecernos la vida con los que había convivido, los compañeros que nos habíamos juntado con él en algún momento de la vida», alabó su compañero sobre los últimos días en el hospital de Quique San Francisco.

Cierto que en España se alaba al muerto y se lapida al vivo, pero su temprana muerte no ha cosechado malas palabras. Incluso polemistas habituales como el político Ramón Espinar celebraban su humor. «Se puede ser muy sectario y quedarse con sus últimas declaraciones y entrevistas. Pero este país se ha partido de risa con Quique San Francisco durante años». Le respondía otro político habitual de Twitter, Rafael Hernando, más contenido esta vez: «Una gran pena. Un gran actor con muchas tablas y persona auténtica. Mi pésame para su familia y sus amigos».

En deuda con el humor

«El mundo del espectáculo siempre estará en deuda con él y deberá empezar a transitar el doloroso camino de aprender a convivir con su ausencia, pero hoy preferimos evocar todo lo que Enrique nos brindó y conservaremos con nosotros, para siempre, su bondad y la alegría que transmitía a diario a todos los que le rodeaban. Descanse en Paz», lamentó su círculo más cercano a través de un comunicado del que fuera su representante.

Esa «bondad y alegría» se condensa en su último papel televisivo, en el que guadaño en mano gritaba por la calle algo así como «preferís vivir como si la muerte no existiera, pero yo nunca me detengo». Y ayer le alcanzó en la UCI del Clínico a los 65 años, y en su gran broma final, la frase que su compañera en ‘Cuéntame cómo pasó’, María Galiana, le dedica: «Lo que más duele es decir adiós... Así que, hasta luego» .

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