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Los trucos ocultos que permiten volar a Superman

Henry Cavill revela el secreto en su Instagram durante el rodaje de «La Liga de la Justicia. Parte 2»

Henry Cavill en el rodaje de «Batman v Superman: Dawn of Justice»

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« Es un pájaro, es un avión, no... Es ¡Superman! » La mítica frase de los cómics del hombre de acero parece ya tan «viejuna» como los efectos especiales que utilizó el director Richard Donner en la película de 1978. Cuarenta años después, volar en pantalla parece más una cuestión de efectos especiales que de habilidad... O no. Henry Cavill , que cogió la capa en 2013, ha colgado en su Instagram el truco que utilizan para filmar los vuelos supersónicos de su personaje. Y demuestra que más que trucos visuales hace falta la fuerza de cuatro hombres y su rostro impertérrito.

El actor está sostenido por un arnés y varios cables de acero que lo sujetan a una especie de «rueda» gigante que permite el desplazamiento lateral. Tres hombres, y cuatro en algún momento, ayudan a Cavill a moverse de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Lo más llamativo, más allá de los cromas y del aparataje, es la cara del intérprete, completamente concentrado y tan inspirado que parece realmente volar. Llama la antención lo divertido que parece, y eso que se trata solo de un ensayo en el que Cavill se familiariza con la herramienta.

«Uno no puede ya quedarse al margen de los superhéroes de su generación y época, que vienen a ser como el antídoto de nuestros males. Así lo entendió Nolan en su filosófica trilogía de Batman, y así se entiende en la obsesión de Zack Snyder por Superman como metáfora del bien, la protección, la fuerza y la legalidad inviolable. Esta Liga de la Justicia se crea, precisamente, para velar por la fragilidad de un mundo en el que ya no está Superman y cuya ausencia llama a todas las fuerzas del mal, que aquí son seres del Averno con su Lucifer interestelar, pero que cada cual le puede poner nombre y apellidos.

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Los «malos» tienen poco interés, ni físico ni intelectual, en el argumento (un error que le impide ser grande, pero no entretenido), y en cambio el equipo protagonista es fabuloso: a Batman ya lo conocemos en su versión sosa de Ben Affleck, y a Wonder Woman, también, en el cuerpo milagroso de Gal Gadot, que a «buena» es difícil ganarle; el chulesco Aquaman, el discreto Ciborg y luego está la sorpresa de la película, el llamado Flash (el actor Ezra Miller y su jeta de haberse comido la miel del panal), un tipo tan rápido que vuelve antes de ir, y con un sentido del humor que unido a esa velocidad del rayo recuerda a los soliloquios del parlamentario Rufián. Las peleas son espectaculares y vistosas; las chácharas, en general, no, aunque la película encuentra su sentido, más hormonal que cinematográfico, en esa esperanza que todos depositamos, vulgo, héroes y superhéroes, en la figura de Superman, que siempre da donde debe, en el momento preciso y con más fuerza que nadie. Habrá quien piense que con Wonder Woman tiene ya de sobras, pero no, Zack Snyder nos dice que sin Superman no somos nada.» Por Oti R. Marchante

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