Domino

El infierno convertido en rodaje: así fue la última experiencia de Brian de Palma en el cine

El cineasta responsable de títulos magistrales como «Scarface» o «Carrie» regresa a la cartelera tras casi una década de ausencia con «Domino»

Nikolaj Coster-Waldau («Juego de tronos») y Carice van Houten protagonizan «Domino», la última película de Brian de Palma

María Estévez

Brian de Palma (Nueva Jersey, 1940) es un director con una filmografía que parece una montaña rusa. Capaz de firmar obras de arte como « Carrie », «Vestida para matar», «Scarface, el precio del poder» o « Los intocables de Eliot Ness », es también responsable de títulos menos aplaudidos como « Ojos de serpiente » o «Femme fatale». Esta semana estrena « Domino », un esfuerzo cinematográfico del que el propio cineasta terminó lamentando la falta de libertad creativa. Pese a las críticas, en el metraje se cuelan sus obsesiones: la violencia, el abuso de las armas y los perdedores.

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Con un talento único para crear suspense y manipular tiempo y espacio, De Palma alarga la acción de Domino en escenas rodadas dentro de una plaza de toros que son de una belleza singular y en las que Nikolaj Coster-Waldau y Guy Pearce dan lo mejor que tienen. Un thriller de acción que marca la primera película del aclamado cineasta desde 2012. «Domino» no es mi proyecto, no escribí el guion», dijo De Palma a «The Playlist» el verano pasado. « Nunca experimenté un rodaje tan horrible en mi carrera . Gran parte de nuestro equipo ni siquiera cobró de los productores daneses. La película está terminada y lista para estrenarse, pero no tengo ni idea de lo que deparará su futuro, actualmente está en manos de los productores. Esta fue mi primera experiencia en Dinamarca y probablemente la última», lamentó el cineasta de un rodaje que le ha dejado tantas cicatrices como su Tony Montana de «Scarface».

Un mundo digital

En «Domino», los personajes miran constantemente pantallas digitales (ordenadores portátiles, monitores de seguridad, teléfonos extrañamente anacrónicos...) y se transmite información crucial a través de estas pantallas. Un juego visual medido por sus implicaciones sociales y culturales, donde se critica tanto a los festivales de cine como a los vídeos de YouTube. «Tenía una visión. Quería explorar una narrativa con terroristas obsesionados con sus acciones que trabajan de una forma invisible en internet», contó en una entrevista con la revista francesa «Le Point». Tan obsesionado con la idea de las pantallas e internet quedó el director que creó una web para explicar los motivos de este filme. «No participé en el montaje final», lamentó sobre la escena en la que simula un vídeo del Daesh que termina por resultar más sádica que reveladora.

En la película, Coster-Waldau y Van Houten se dan cuenta de que los terroristas pasan explosivos entre África y España en cajas de tomate. «La película no profundiza en sus temas políticos, lo cual es sorprendente teniendo en cuenta que se trata de un oficial de Policía de Copenhague que busca venganza contra el terrorista que mató a su compañero. Mientras tanto, un agente de la CIA corrupto usa al mismo miembro de ISIS como peón para atrapar a otros terroristas», lamentó. La película, que dura 88 minutos (se rumorea que el corte de De Palma dura 148 minutos), enfatiza en la acción vertiginosa por encima de todo. Las interpretaciones políticas, siempre presentes en su cine, aquí se desvirtúan entre el ruido de las balas.

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