Mary Shelley

El germen del gran monstruo literario

Dirigida por Haifaa Al-Mansour, «Mary Shelley» cuenta el romance entre la escritora británica y el poeta Percy Bysshe, que inspiró Frankenstein

Elle Fanning y Douglas Booth en «Mary Shelley»

María Estévez

Creó al monstruo más popular de la literatura y, ya en 1818, sentó las bases de la ciencia ficción con su novela gótica. Pero la criatura engulló a su madre -enquistándose en la cultura popular y especialmente en el cine, donde aparece en casi un centenar de películas- y Mary Shelley terminó eclipsada por su Frankenstein. Para corregir la injusticia histórica de la escritora británica, otra pionera como ella, le rinde homenaje con un biopic sobre su juventud. Primera mujer directora en Arabia Saudí, Haifaa Al-Mansour cuenta ahora en «Mary Shelley» la faceta más desconocida de la autora de «Frankenstein o el moderno Prometeo», una mujer libre adelantada a su tiempo; una feminista declarada, con un atrevido carácter que le permitió practicar el amor libre antes de que las mujeres gozaran de los mismos derechos que los hombres.

Es precisamente su complicada relación con el poeta Percy Bysshe, con quien se casó a los 16 años, la que sirve a la escritora británica, seducida desde su infancia por los temas macabros, como inspiración para su famoso monstruo. O así lo concibe Al-Mansour.

La prometedora Elle Fanning, de 20 años, saca ventaja de nuevo a su hermana mayor, Dakota Fanning, esculpiendo una envidiada filmografía con otra gran interpretación. Convencida de que son las decisiones de uno mismo y el coraje de llevarlas a cabo las mejores formas para conseguir un sello propio en una industria como la de Hollywood, la joven intérprete se pone el traje de época para encabezar el reparto de «Mary Shelley». «Mary creía en el amor libre y leía religiosamente el libro feminista de su madre titulado “Vindicación de los derechos de la mujer”. Pero, al mismo tiempo, era algo hipócrita, porque era una romántica. Hay cierto desequilibrio», admite la actriz.

Los matices, por tanto, son importantes en una interpretación que debe estar a la altura de la figura de la creadora del «moderno Prometeo». «Me han preguntado mucho sobre cómo me he metido en la piel de Mary Shelley y debo confesar que me ayudó mucho la directora. Yo le daba vueltas a cómo encarar este personaje, y para entender el papel hice una reflexión personal sobre ella, pero fue la directadora la que me dio las claves para morder donde debía. Muchos productores y directores han intentado contar su historia en el pasado y han fallado irremediablemente porque no es fácil. Haifaa Al-Mansour tiene la sensibilidad suficiente, se identifica con el personaje desde el corazón y el espíritu y eso la diferencia del resto», explica la actriz, que aprovecha para establecer un paralelismo entre la cineasta y la escritora: «Las dos son mujeres luchadoras, capaces de defender su causa desde departamentos reservados a los hombres».

En un momento en que la industria del cine se somete a las exigencias del movimiento #MeToo, Hollywood recupera la figura de Shelley y su lucha contra los estándares de la época, que se negaban a publicar una de las mejores obras de la historia por estar escrita por una mujer. «Es muy triste pensar lo relevante de este filme 200 años después de la publicación de “Frankenstein”», comenta la intérprete, que lo compara con las dificultades a las que, todavía hoy, tienen que enfrentarse en la meca del cine: «En las reuniones de guionistas, hay muchos más hombres que mujeres y las que consiguen entrar deben mostrar unas credenciales extraordinarias. La historia de Mary Shelley sigue sucediendo», reivindica Fanning, que reconoce su debilidad por personajes rebeldes y a quien motivó el reto de interpretar a alguien tan moderno, «no solo para su época», como Shelley, con cuya historia se identifica: «Soy de una generación sin miedo a decir lo que piensa. Vamos a cambiar muchas cosas, porque hay una gran comunidad de adolescentes dispuestos a gobernar sus vidas de otra manera. Hay una energía repleta de nuevas ideas. No nos da miedo mostrar una perspectiva diferente. Ella era exactamente igual que nosotras», comenta.

La pequeña de las Fanning se dirige hacia el éxito respaldada por su talento y personalidad, además de sus millones de admiradores en Instagram. «Con todo lo que está sucediendo en el mundo, las redes sociales se han convertido en un arma. Dicen que mi generación puede brindar un futuro muy prometedor porque somos más abiertos, juzgamos menos y nos informamos. Yo intento reflejar eso en los personajes que interpreto», admite. Entre retratos de época, filmes de ciencia ficción y cintas de autor, Fanning no se arruga, quiere sorprender y sabe cómo hacerlo: «No me dedico únicamente a trabajar con la agonía de pensar en mi próxima película. Trato de tomarme tiempo entre un proyecto y otro. Mi vida personal es privada y ese misterio me da salud mental. La vida de las actrices de otras épocas no se contaba, nadie sabía lo que hacían o a qué se dedicaban. No quiero vivir sometida por la fama, que es el lado oscuro de esta profesión».

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