Elena Anaya: «La maternidad es como un superpoder, algo sobrenatural»

La actriz da vida a una mujer que aspira a ser madre en 'Jaula', un absorbente thriller de intriga

Crítica de 'Jaula', por Oti R. Marchante

Elena Anaya, en la presentación de su último filme, 'Jaula' EFE
Fernando Muñoz

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Aunque Elena Anaya (Palencia, 1975) nunca ha llegado a parar del todo, sí que presume de haberse permitido una pausa –«lo mejor que he podido hacer en mi vida, que es ser madre»– de la que ahora vuelve con la fuerza que solo la maternidad, dice, puede aportar. Y lo hace con ‘ Jaula ’, un thriller psicológico que esconde mucho más de lo que muestra.

—Alguien que ha trabajado con Woody Allen, Almodóvar, Medem, Patty Jenkins... ¿Qué le lleva a unirse a la película del debutante Ignacio Tatay?

—Es algo que me ha ocurrió muchas veces. Mi segundo proyecto fue ‘Familia’, y como en esta ocasión leí un guión que me entusiasmó. Entonces conocí a un chico con coleta muy alto y desconocido, León de Aranoa, y luego, fíjate. Pues lo mismo ahora. Trabajar con un director reconocido no es garantía de que esa película va a ser redonda, porque cada proyecto es una apuesta que puede salir bien o no. De Tatay me sedujo el personaje de Paula, y la mirada hacia la luz con un mensaje que me apetecía contar también.

—La maternidad es un tema inagotable en la historia del cine...

—Es que la maternidad es como un superpoder, algo sobrenatural. Es una fuerza instintiva que sale de un lugar muy profundo y que puede atravesar lo indecible por salvar a su criatura. Por eso me apetecía acompañar a Paula, mi personaje, en su viaje salvaje y en su deseo de proteger y de cuidar, y cómo se convierte en madre sin serlo.

—Llevaba seis años sin rodar una película en España...

—Bueno, ‘Rifkin festival’, de Woody Allen, es una producción española.

—Pero con directores españoles no... ¿A qué se debió?

—Es el resultado de haber hecho un parón en mi vida para hacer otra cosa que no sea actuar, y es tener mi propia vida. A veces las mujeres tenemos que detener nuestra carrera profesional, aunque realmente no se detuvo porque yo la última película que hice antes de mi maternidad fue ‘Wonder woman’. A veces es necesario hacer una pausa, porque nuestro trabajo no es ir a una oficina, y al estar delante de una cámara hay cosas que no puedes hacer embarazada. Tenía que detener mi carrera, darle al ‘pause’ y tomarme un tiempo para cumplir un sueño y hacer lo mejor que he podido hacer en mi vida, que es ser madre.

—¿Qué ha aprendido de este personaje para su vida?

—He vivido en primera persona este viaje. Cuando termino un rodaje y vuelvo a mi casa, no soy quien yo era antes de hacer ese proyecto. En este caso, algo de Paula se queda conmigo para siempre. Y también algo de mí se queda siempre en ese personaje para quien la vea.

—Pese a su trayectoria, trabajando desde niña, ¿todavía tiene miedo a que el teléfono deje de sonar?

—Sí, por supuesto. Y que no falte nunca ese miedo, porque me mantiene viva y en alerta. Cuando me preguntan si voy a centrar mi carrera en el cine internacional o nacional me hecho a reír. Se creen que esto es un menú a la carta, cuando es una incertidumbre enorme... Da miedo el no saber qué harás.

—¿Y aún así no se cansa?

—Es que eso es algo con lo que hay que aprender a vivir. Es parte de este trabajo, de haber elegido muerte. Y yo elegí este oficio siendo muy joven, con la boca pequeña, casi con vergüenza al decirlo en casa, y enfrente encontré un empuje brutal de mis padres que me decían que persiguiera mi sueño. Dedicamos muchas horas al trabajo, y que te llene y te haga vibrar es maravilloso aunque tenga esta parte de inestabilidad.

–¿Y hay miedo al olvido en la profesión?

–En 30 años de carrera he visto a gente de inmenso talento, grandes actores y actrices, que les han dejado de llamar y desaparecen, dejan de ser interesantes para la industria. Y es una cosa tan cruel, injusta y demoledora que da pavor.

–¿Ha cambiado la industria en la forma que trata a las mujeres maduras en los últimos años?

–Yo solo sé que tengo esta película lista para estrenar y otra que llegará más adelante, 'Fatum', además de una serie, 'Mentiras pasajeras', y soy protagonista en las tres. Después de esta segunda pausa que hecho en mi vida, y cada vez con mas años, con un rostro muy vivido… Estoy muy orgullosa y feliz de sentir el cariño del público, que eso si lo noto.

–¿Qué es más fácil de gestionar, la ola de la fama cuando sube o el vacío cuando se van los focos?

–Pienso que es una misma ola de principio al final, cuando de pronto aparece y tienes que engancharte a esa ola que ha llegado a ti y también el golpetazo que te metes cuando se acaba el impulso al final. Pero todo es importante: ver venir la ola y saber bajarte de ella. Y disfrutar el trayecto. Hay momentos de máxima felicidad y otros de mucha soledad, momentos muy complicados de mucha vulnerabilidad… Todas las personas tenemos unos niveles de exigencia externa o interna que nos hacen ser muy frágiles y pasarlo fatal y horrible y querer dejarlo todo, no salir de la cama… Pero todo es parte del oficio.

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