Crítica de 'Maigret': Depardieu se apunta otro personaje clásico

Patrice Leconte dirige la enésima adaptación de una de las novelas de Georges Simenon

Gérard Depardieu da vida al inspector Jules Maigret Madavenue
Federico Marín Bellón

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Los jóvenes apenas conocen a Patrice Leconte , pero hubo un tiempo en que los aficionados esperábamos cada estreno del director de 'El marido de la peluquera', 'La chica del puente' y 'La maté porque era mía' . El francés es un clásico vivo, al que va costando encontrar proyectos interesantes. En 'Maigret' recurre al personaje favorito de Georges Simenon , un escritor aún más prolífico. Seguramente el nombre está en plural porque eran muchos. Poco después de esta película, por cierto, se estrenará 'Les volets verts', de Jean Becker , otro clásico que también recurre a Gérard Depardieu para encarnar al célebre detective.

El libro elegido, 'Maigret y la joven muerta' , que el título de la película en español escamotea, no parece la mejor elección para llevar a una gran pantalla que, por otro lado, ha vivido decenas y decenas de adaptaciones de Simenon. Parece que el carácter femenino de la historia lo convertía en idóneo. El propio Leconte, por cierto, ya rodó en 1989 'Monsieur Hire' , basada en otra novela del mismo autor.  

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'Maigret'

La acción de 'Maigret' transcurre en París, donde una joven aparece muerta con un vestido muy elegante, después de aparecer en una fiesta en la que no es demasiado bienvenida. Jules Maigret no estaba allí porque tampoco es Jessica Fletcher o Hércules Poirot , pero se hace cargo del caso y sabemos que llegará hasta su solución.

La película empieza bien, con aromas de cine clásico. En realidad, todo lo es en este título: el personaje, el autor, el director, el protagonista... Leconte, viejo león con oficio, no nos distrae con lucimientos superfluos. En algún momento, sin embargo, sufre un pequeño bajón. Lo clásico se torna antiguo y la cámara no logra seguir el ritmo de la prosa de Simenon, llena además de observaciones agudas, que aquí aparecen con intermitencia. Otro pequeño defecto, achacable esta vez al escritor, es que la resolución del caso ya no sorprende como pudo hacerlo en su día. La ingenuidad tiene su punto y su contrapunto.

Patrice Leconte conserva mil virtudes más y su buen ojo para la belleza , por lo que el bache tampoco es dramático. Se agradece además la cortísima duración de la cinta. Depardieu remata la faena.

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