La Berlinale vuelve a modo presencial con restricciones

Las películas españolas 'Alcarràs', de Carla Simón, y 'Un año, una noche', de Isaki Lacuesta, competirán en la sección oficial

Fotograma de 'Un año, una noche', de Isaki Lacuesta

Rosalía Sánchez

La Berlinale tendrá lugar febrero con público , que accederá a los cines con la tercera dosis puesta o las dos primeras y un test negativo. No hay un plan B, según los directores del festival Mariette Rissenbeek y Carlo Chatrian. La variante Ómicron ha tumbado la esperanza de cierta normalidad. «Debido a la situación de infecciones, se tuvo que reconsiderar el concepto de un gran festival internacional, pero el programa, en lo que respecta a la selección, ya estaba listo en un 90% y finalmente hemos optado por un festival de tiempo reducido que puede mostrar toda la selección», dice Chatrian, «nos sentimos muy cercanos a los cineastas y queremos que tengan la oportunidad de presentar sus películas en Berlín en persona, al tiempo que seguimos comprometidos con la salud de todos los visitantes».

La Berlinale vuelve así a la edición presencial, con el filme inaugural de François Ozon y con talentos españoles en competición como Carla Simon e Isaki Lacuesta , además de latinoamericanos como Natalia López Gallardón. La sección oficial se concentrará en seis jornadas, en lugar de diez, no habrá fiestas y estará restringido el acceso a las salas. Volverá a desplegarse la alfombra roja para recibir a Juliette Binoche, Vincent Lindon, Isabelle Adjani, Hanna Schygulla, Valeria Bruni Tedeschi y Charlotte Gainsbourg. Habrá una gala de homenaje a Isabelle Huppert, que recibirá el Oso de Oro de Honor del festival , y se estrenará en la sección Berlinale Especial el corto 'Terminal norte', de la argentina Lucrecia Martel, quien vuelve así a Berlín, que la catapultó en 2001 con 'La ciénaga'.

«La pandemia ha hecho que las cosas sean más fáciles de organizar de alguna manera. Como pude viajar menos, vi muchas películas en nuestro pequeño cine en las oficinas de Potsdamer Platz de Berlín, donde tenemos una pequeña sala de proyección, con una cabina, un buen sistema de sonido, una pantalla mediana y sillas para el panel. Debo haber visto más de la mitad de las películas presentadas de esta manera, el resto en cines reales», relata Chatrian el proceso de selección.

Apenas hay 2.000 periodistas acreditados, la mitad de una edición de las de antes, y aproximadamente el 50% son extranjeros, aunque muchos de ellos no podrán acceder a las salas y solamente podrán descargar las películas para verlas por su cuenta. “Hemos buscado un equilibrio entre consagrados y nuevos talentos", destaca el codirector de la muestra, que recuerda que entre los 18 competidores por el Oro hay ocho cineastas que ya concursaron en ediciones anteriores, cinco de los cuales ya tienen algún galardón de la Berlinale, pero también hay debutantes, como Lacuesta (Gerona, 1775), ganador d ella Concha de Oro del Festival de San Sebastián de 2018 con 'Entre dos aguas' y que compite con la producción franco-española 'Un año, una noche' , centrada en los atentados yihadistas contra la sala parisina 'Bataclán' en 2015. Simón (Barcelon, 1986), regresa por su parte al festival con 'Alcarrás', tras haber ganado en 2017 el premio a la mejor opera prima con 'Verano 1993', estrenando en la sección Generation Plus.

En la competición oficial figura también el canadiense Denis Côté, con 'Un été comme ça', sobre la pandemia. Estados Unidos estará presente con 'Call Jane', dirigida por Phyllis Nagy y con Elizabeth Banks y Sigourney Weaver en sus papeles protagonistas. Italia estará representada por 'Leonora addio', dirigida por Paolo Taviani, sin su hermano Vittorio, según destaca Chatrian. El surcoreano Hong Sangsoo vuelve a la Berlinale con 'The novelist's film', un año después de ganar el Oso de Plata al mejor guión con la minimalista 'Introduction', y el alemán Andreas Dresen aporta la cinta 'Rabiye Kurnaz vs. George W. Bush', una película con trazos de comedia basada en el caso real de un germano-turco que terminó preso en Guantánamo .

«Algunas películas no pudieron completarse a tiempo, en parte porque las capacidades de posproducción se redujeron mucho debido a la pandemia. Al final, todas las películas invitadas se mantuvieron fieles a nosotros, incluso con el nuevo concepto que ahora estamos siguiendo», respira aliviado Chatrian, que celebra también que «nuestros patrocinadores han mostrado gran comprensión y solidaridad, a pesar de que verán restringidas sus opciones normales. Todavía estamos hablando de cómo podemos compensar algunos servicios, o cómo tenemos que ajustar los contratos para este año».

La Berlinale venderá sus entradas exclusivamente en línea por primera vez, como Cannes y Venecia el año pasado. «Dado que solo podemos ocupar el 50% de las plazas, las entradas para ciertas películas se agotarán muy rápidamente. No podremos evitar esto», lamenta.

No ha sido reducido el número de acreditaciones porque «decidimos tarde el nuevo concepto y la fase de acreditación ya había comenzado», por lo que habrá codazos entre los periodistas para acceder a las salas. «También es posible que utilicemos exactamente los mismos cines que antes de la pandemia, aunque tendremos aproximadamente la misma capacidad en 2022. La Haus der Berliner Festspiele, por ejemplo no está disponible, la cambiaremos por la Casa de las Culturas del Mundo. No podemos usar el Coliseo, pero podemos usar el Titania Palace», hace recuento del mapa de cines que sobrevive después de la pandemia, «en cuanto al Cinestar de Potsdamer Platz, ya están haciendo el trabajo de conversión. Donde estaban los emblemáticos cines de la Berlinale, habrá en el futuro probablemente tiendas y gimnasios».

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