Bogdanovich, el primer crítico que se cambió de bando

Al director de 'La última película', 'Luna de papel' y '¿Qué me pasa doctor?' algunos de sus antiguos colegas no le perdonaron nunca su salto a las cocinas de Hollywood

Huston, Welles y Bogdanovich, en el rodaje de «The other side of the wind»
Federico Marín Bellón

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Con Peter Bogdanovich , muerto a los 82 años , el mundo del cine pierde ante todo a uno de sus mejores amantes. El americano era uno de esos directores cinéfilos, como François Truffaut y, sin irnos muy lejos, Fernando Trueba . Estudioso de los clásicos, historiador y crítico antes que cineasta, muchos no le perdonaron que se cambiara de bando y se atreviera a entrar en las cocinas de Hollywood, donde lo hizo todo, incluso escribir música y actuar. Sin ser su principal oficio, que era ver cine, Bogdanovich aparece en más de cincuenta títulos como intérprete. Cuántos actores 'profesionales' no habrían matado por poder dar vida al doctor Kupferberg de 'Los Soprano' , por ejemplo.

Las películas de Bogdanovich recibieron a menudo respuestas salvajes por parte de sus antiguos colegas, algo que no pasó con su primer gran éxito, 'La última película' (1971), aclamada de forma casi unánime y ganadora de dos Oscar. Él mismo perdió los suyos, a la postre las únicas nominaciones que tuvo, como mejor director y guionista. Pero las escopetas estaban cargadas y no faltó quien dijo de él, con más mala baba que conocimiento, que era «la mayor impostura del cine norteamericano».

El francés Bertrand Tavernier , otro autor de la misma cuerda pero no por ello demasiado indulgente, cita algunos comentarios agresivos que sufrió Bogdanovich en su carrera, aunque él mismo considera 'La última película' como «una de las más sobrevaloradas de la historia del cine». Veinte años después recuperó a los mismos personajes en 'Texasville' , que por supuesto no tuvo la misma repercusión.

Obra escrita

Como escritor, a Peter Bogdanovich le debemos también grandes obras sobre Orson Welles , John Ford y Fritz Lang , los dos últimos con dos entrevistas kilométricas que parecen un intento por superar el libro de Truffaut sobre Hitchcock . Él mismo, de hecho, hizo su propia entrevista en profundidad al mago del suspense. También dirigió y produjo documentales sobre sus ídolos, el último y más reciente sobre Buster Keaton . El primero, hace 55 años, sobre Howard Hawks .

Que Bogdanovich tenía buen gusto y pasión por los clásicos era una evidencia, pero eso no significa que luego fuera capaz de realizar sus propias obras maestras. Si lo consiguió, fue sobre todo al principio, con títulos como '¿Qué me pasa doctor?' y 'Luna de papel' . Incluso 'Targets' ('El héroe anda suelto', 1967) era una película fascinante, en la que el autor recuperaba a Boris Karloff , otra debilidad cinéfila.

Al cineasta le ocurría que no escondía las influencias y los homenajes. Sobre los paralelismos confesos entre '¿Qué me pasa doctor?' y 'La fiera de mi niña', de Hawks, Billy Wilder llegó a decirle que su mayor error fue confesar que la había copiado, algo que él no hizo nunca cuando saqueaba a los clásicos, como todos.

Ausencia trágica en su vida

Hijo de inmigrantes judíos, en el hogar de los Bogdanovich siempre reinó la tristeza, algo que sin duda influyó en toda su obra y en su afición temprana al cine, la mejor manera de escapar de la realidad. Cuando tenía 8 años, el pequeño Peter descubrió que había tenido un hermano mayor, que murió cuando era un bebé por un terrible accidente , al caerle encima una olla con sopa hirviendo.

Siendo todavía un niño, empezó a guardar fichas, en forma de tarjetas, con su propia evaluación crítica de todas las películas que veía. Llegó a tener más de cinco mil. Después, estudió actuación y se entregó al arte por el que sentía un amor infinito, en casi todos los oficios posibles. Le dio grandes títulos y toneladas de pasión. También cosechó sonoros fracasos. Ni siquiera en eso pudo presumir de originalidad, tras la senda de Welles, Coppola y otros grandes.

Incluso en sus títulos menos conocidos, como 'Una señorita rebelde' y 'Esa cosa llamada amor' , ofrece mucho más que la mayoría de cineastas. 'Mask' es otra película estupenda, sobre todo si no tenemos la mala leche de compararla con 'El hombre elefante', y '¡Qué ruina de función!' es una comedia desternillante, de una precisión admirable.

El mejor homenaje que podemos hacerle es ver alguna de sus películas, como 'Luna de papel'. A Peter Bogdanovich le parecería bien incluso que aprovecháramos para disfrutar las de sus maestros, tan grande era su amor por el cine.

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