Festival de San Sebastián

Ana de Armas persigue el mito de Marilyn Monroe: «La infantilizaron al tiempo que la sexualizaban»

La actriz ha visitado el Festival de San Sebastián para presentar 'Blonde', en la que se adentra en la cara oscura de Hollywood

Ana de Armas, durante su visita al Festival de San Sebastián EP
Fernando Muñoz

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De Marilyn Monroe se explotó el icono de la chica de portada, el del ‘happy birthday, Mister President’; pero se tapó lo que había detrás, todos los traumas que escondía bajo su nombre real, ese Norma Jeane que Ana de Armas siente como propio en 'Blonde' , la película sobre la rubia universal en la que la hispanocubana ha entregado algo más que su propio cuerpo. «Marilyn quería ser valorada como actriz, como intelectual, y se la encasilló en un infantilismo a la vez que la sexualizaban. Ella podría haber hecho personajes dramáticos increíbles porque era talentosísima», señala la actriz en San Sebastián, donde ayer presentó la película que, de manera simbólica, puso el broche de oro al festival de cine.

Está enamorada del personaje. No lo disimula. ' Su' Marilyn le ha abierto la puerta a los premios mayores y la ha consagrado en Hollywood. Su interpretación es salvaje, entrega su alma y, sobre todo, su cuerpo para desnudar los momentos de la vida de Marilyn donde el glamur desaparecía entre alcohol y barbitúricos, y donde los abusos sexuales de los productores se tapaban con sonrisas impostadas en las alfombras rojas. Todo el mito de Marilyn lo desmontan en ‘Blonde’ a golpe de escenas gráficas, de letras de canciones que ahora duele escuchar mientras ella canta sonriendo. «Quiero ser amada por ti, solo por ti/ Quiero ser besada por ti, solo por ti/ No podría aspirar / A nada a nada mejor», canta Marilyn mientras un viejo productor viola a Norma Jeane.

Es tan físico el papel de Ana de Armas en la película que confiesa que el «patrón» de querer rescatarla, como a Marilyn, se ha repetido con ella: «Incluso le han preguntado a Andrew (Andrew Dominik, el director) que cómo había abusado así de mí, que cómo me había puesto en determinadas situaciones», cuenta la actriz en un reducido encuentro con la prensa, con ABC presente. Y se ríe cuando recuerda que una vez la llamaron Norma Jeane en una rueda de prensa en Estados Unidos. «Es bien interesante ver cómo tienen ese sentimiento de protección y de querer como sacarme de las garras del monstruo que ha hecho esta película», dice entre risas cuando se le pregunta por la dicotomía entre la buena acogida de su interpretación y las malas críticas: «Es contradictorio decir que el personaje principal, que está en todas las escenas de la película, es maravilloso pero la película no está bien», sentencia.

Ana de Armas junto a Andrew Dominik, director de 'Blonde', en San Sebastián EFE

De la televisión española a Hollywood

Es curioso escuchar a Ana de Armas en la distancia corta. La actriz a la que aquí conocimos en la televisión ya no existe. Ahora es una estrella de Hollywood. Ha llegado con su séquito de ocho personas desde el otro lado del charco, tiene una lista de peticiones propia de una ‘celebrity’ de toda la vida y cuando responde no queda nada de aquella protagonista de ‘ El internado ’ o ‘ Mentiras y gordas ’. En la conversación se le cruzan expresiones del castellano con el acento cubano y giros de como se habla en Miami, y todo mientras parece pensar en inglés las respuestas que se le plantean en su lengua materna.

Su acento fue lo primero que la criticaron cuando se conoció que ella era la elegida para, por fin, relanzar un proyecto que ha estado en barbecho más de diez años y que llegó a tener fichadas para el papel principal a Naomi Watts (en 2010) y a Jessica Chastain (en 2014) . «Cuando tenía a la actriz elegida no tenía dinero, y cuando tenía dinero ya no tenía a la actriz», contaba el director del filme a ABC. Al final, fue Ana de Armas quien lo consiguió, aunque ahora recuerda las dificultades: «Esa polémica refleja muchas cosas», reflexiona con una seriedad que mata de pronto con una carcajada de hastío. «Esas críticas al principio me generaron muchas... emociones. Tuve que oír cosas como que qué hacía una latina [interpretando a] un icono de América… Pero dijeran lo que dijeran nadie me iba a alejar de mi sueño», relata la actriz, que dice que desea volver a trabajar en España, aunque desde que se fue no le ha vuelto a llegar una oferta de aquí.

Allí no le va mal, hay que reconocerlo. Por eso se ríe irónica cuando le preguntan por la cara menos idílica de Hollywood. «No tardé mucho en darme cuenta de que es más difícil navegar [por Hollywood] de lo que cuentan. Sí que es positivo por el lado de las oportunidades y de exposición al talento, pero todo lo demás (risas) es difícil», dice, dejándolo en el aire.

Ana de Armas, en la presentación de 'Blonde' en San Sebastián EFE

Es imposible no compararlo con lo que vive en ‘Blonde’ y lo que sufrió Marilyn Monroe: «Todos tenemos una persona privada y otra pública, y cuando estás en esta posición se agranda todo mucho más. Y desafortunadamente está fuera de tu control. Tan difícil es la lucha de conseguir buenos personajes como de mantener tu vida privada. Es una batalla perdida. En aquella época los estudios de cine controlaban tu vida, estabas a merced de lo que querían … Y ahora son las redes y los medios, que lo mismo te ponen por las nubes que destruyen tu vida. Es una locura», remata.

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