Aguas oscuras

«Aguas oscuras», un escándalo basado en la cruda realidad

Tras el éxito de «Spotlight», Mark Ruffalo vuelve a liderar un filme que nace de un reportaje periodístico

María Estévez

Fue en un reportaje periodístico donde Mark Ruffalo descubrió uno de los casos más oscuros de corrupción empresarial de Estados Unidos. Una historia que ahora revive en «Aguas oscuras» metiéndose en la piel del abogado Robert Bilott, el hombre que litigó cual David contra Goliat contra el gigante DuPont. Un enfrentamiento por el que arriesgo su familia, su carrera y su vida. «En este caso estamos mostrando un caso de corrupción, de cinismo, de puertas giratorias... Creo que nos hemos dejado mucho en el tintero para poder contarlo todo en un metraje de dos horas. Si hubiera hecho una mini-serie, habríamos profundizado más en la vida del personaje», reflexiona el actor, que ya logró una nominación al Oscar por otra historia sobre investigaciones publicadas en periódicos, «Spotlight».

Además de protagonizar estas «Aguas oscuras», Ruffalo también es productor. Todo para poder interpretar el papel del protagonista, Robert Bilott, un hombre de fe que se une al granjero Wilbur Tennant en su lucha contra la DuPont. «Creo que es importante iluminar historias que nuestras comunidades necesitan, contar aquello que no sabemos sobre individuos que lo arriesgan todo por los demás», explicó el intérprete, al que el «New York Times», el medio que publicó la investigación, bautizó como «el actor-activista» : «Mi madre es católica, mi padre baharí y mi abuela Cristiana. Estudié interpretación con Stella Adler, que era judía y creía en el principio talmúdico de cuestionar y ser consciente. Ella me enseñó que la responsabilidad de un artista es levantar la voz por las personas que no son escuchadas. Ese es el poder moral, ideológico y espiritual de esta historia: trascender la política y las ideologías». Con estos antecedentes, a nadie del «NYT» le sorprendió que Ruffalo quisiera comprar los derechos del reportaje para llevar a la gran pantalla a los habitantes de Parkersburg, West Virginia, que estuvieron expuestos durante décadas a la toxicidad generada por los químicos que DuPont vertía en el agua y que provocaron la muerte del ganado y la ruina económica de los que vivían del campo. Todo por culpa de unos vertidos químicos llamados «eternos» que no pierden su toxicidad y su poder de envenenar la tierra pase lo que pase.

Un dúo extraño

La estrella de «Vengadores», donde hace rugir al mismísimo Hulk, se define como un defensor de las causas nobles. «Quiero utilizar mi fama para resaltar este tipo de historias», asegura el actor y productor. Y para contar esta historia de buenos contra malos, de abogados nobles y ganaderos honrados contra millonarios sin escrúpulos que envenenan la tierra por ganar un céntimo más, Ruffalo contrató al director Todd Haynes, menos habituado a dirigir este tipo de historias realistas y sociales . «Todd se embarcó entusiasmado en este filme que retrata el privilegio y la burbuja en la que viven los millonarios de Estados Unidos. Esta gente cree que el dólar lo es todo. Si eres rico, eres increíble, eres la mejor persona del mundo. Eso es lo que nos dicen nuestros anuncios. Eso nos dicen muchas de nuestras películas. Eso es lo que nos dice gran parte del mundo...», refiere el actor.

En ese sentido, el intérprete se muestra incisivo. «Pero cuando vives en esa burbuja, te vuelves menos humano . Te vuelves menos parte de la comunidad. Una vez que eso sucede, la gente ya no se preocupa por los demás. Mientras estés en la cima, todo vale, y estar en la cima es lo único que importa. Da igual lo que hagas para llegar hasta allí. Lo único que importa es que mantengas ese poder », denuncia con vehemencia Ruffalo, que cobró 13 millones de euros por interpretar a Hulk en «Vengadores: Endgame».

Con esos ingresos, Ruffalo se lanzó a producir «Aguas oscuras». Un filme en el que el guion se desarrolla como una historia de terror: los Tennant, una familia que llevaba generaciones trabajando la misma tierra , empiezan a notar cómo sus animales, otrora dóciles como mascotas, se vuelven agresivos. Parecen zombies: manchas extrañas en la piel, ojos inyectados en sangre, una baba blancuzca les sale de la boca... Hasta que los Tennant descubren que los vertidos de la fábrica de Washington Works, propiedad de DuPont, están envenenando sus tierras . A partir de ahí, la tenacidad del abogado protagonista permite destapar un escándalo que la prensa llevaría después a los hogares de todo Estados Unidos.

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