‘El agua’ con gas de la española Elena López Riera en el Festival de Cannes

La película española, en la Quincena, fue lo mejor de una jornada en la que el cine francés también hizo agua con Arnaud Desplechin

Tarik Saleh (en el medio), director de 'By from heaven' AFP
Oti Rodríguez Marchante

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Como tantas otra veces y en otros sitios, ayer en Cannes las apariencias engañaron: Parecía que la película francesa de Arnaud Desplechin, ‘Frère et soeur’, sería un buen gancho del que colgar, al menos, esta crónica, pero no, era un exceso de vista. Afortunadamente, la película de Tarik Saleh , ‘Boy from heaven’, que también está en la competición, tenía agarraderas más interesantes, y además a media tarde llegaba al rescate una película española, ‘El agua’, de Elena López Riera , que forma parte del programa de la sección Quincena de los Realizadores. Puede decirse, sí, que la película de Elena López Riera salvó la jornada del festival.

‘El agua’ es un tipo de cine al que ya casi se le puede catalogar como género: película primera, o casi primera, de mujer joven que mira a su alrededor, derrama sensibilidad y atrapa realidad. Es un nombre demasiado largo, habrá que buscarle otro más funcional al género. Es imposible no encontrarle a ‘El agua’ afinidades y parentescos con otras varias películas de este género, y concretamente con la última, « Alcarrás ». Esgrime otros detalles, Orihuela, limones en vez de melocotones, una familia de mujeres, una mirada más al futuro que al pasado…, y la acertada intromisión de «lo mágico» con la bonita y terrible historia del río que baja a llevarse la mujer que le pertenece, con tanta carga simbólica y social.

‘El agua’ cala profundamente por varios motivos, lo mágico y terrenal del trío de mujeres protagonistas, el tratamiento y atractivo del personaje más joven, hay intriga, tensión, rumbo (algo de lo que adolecen otras películas de este género) y sobre todo hay interpretación y ganas de ganarse al espectador con ella. Dos actrices como Bárbara Lennie y Nieve de Medina y el inesperado ciclón de la joven y debutante Luna Pamiés. El otro ciclón, el esperado, funciona al final como espectáculo catártico. Y cala porque resuelve con enorme clase ese territorio compartido de la ficción con lo documental, con unos testimonios frescos y creíbles sobre la mitología del pueblo. Fue muy, muy aplaudida al final.

Competición anodina

En la sección a competición empezaremos por Tarik Saleh , un cineasta sueco de origen egipcio y que ya está trabajando en el cine americano, aunque esta película presentada en Cannes es completamente egipcia y un poco en la línea de ‘ El Cairo confidencial ’, que fue su carta de presentación. Con otra atmósfera menos ‘noir’ aborda una intriga entre política y religiosa que se desarrolla en la Universidad de Al-Azhar, que es el epicentro del poder islámico. La trama se enreda en un joven humilde, un pescador, que ingresa allí y se ve implicado en un revoltijo de conspiraciones, espionaje y violencia por controlar los puntos neurálgicos del dominio religioso (y en consecuencia político).

Saleh utiliza las claves de género y la espesura del cine sobre la mafia, con sus infiltrados y dobles juegos y esos nudos argumentales que no se desatan fácilmente, aunque le añade lo especial de una estética, una atmósfera y unos códigos impregnados de las cosas del Islam. En todo caso, el personaje del joven pescador y pipiolo entre alimañas es interesantísimo, un prodigio de inteligencia, de cálculo, de capacidad de supervivencia y habilidades para ir un paso por delante de los listos. ‘ Boy from heaven ’ tiene, sin duda, mucho más calado ideológico, religioso y social si se analiza con una chilaba puesta y en su lugar y época.

Solo por ver a Marion Cotillard

La francesa ‘ Frère et soeur ’, de Desplechin, era un dramón familiar pero allá a lo lejos; de esos en los que no paran de ocurrir cosas, y todas malas o peores. Lo supuestamente esencial es que ese hermano y esa hermana del título llevan veinte años sin hablarse y se odian profundamente por unos motivos que Desplechin desmigaja y arroja sobre el argumento con mucha racanería. Un accidente horroroso (por lo que ocurre y por cómo lo cuenta) deja a los padres en un hospital y en las últimas, lo que los pone en contacto y engorrina aún más esa relación penosa de los hermanos, ella actriz llorosa y él poeta maldito… En fin, que hay que conformarse con ver a Marion Cotillard en un papel que le permite estar siempre con sus bonitos ojos humedecidos y brillantosos, y andar como alma en pena por el plano. Y hablando de penas, a la luminosa actriz iraní Golshifteh Farahani le han dado la encomienda de un personaje lejano, gris y vestido de cualquier manera. Una pena.

En la sección Un Certain Regard proyectaron 'Rodeo', la primera película de Lola Quivoron , que tiene como protagonista a una joven desnortada que se une a una banda de moteros que hacen piruetas y viven de pequeños robos y rapiñas. Al guion bien se le podría hacer algún apaño de chapa y pintura, pero Quivoron tiene mucho empaque malabar con la cámara y sobre todo su actriz, Antonia Buresi , es lo suficientemente especial como para que la fiche Julia Ducournau para hacer ‘Titane 2’.

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