Adiós a Roger Moore

Sarcasmo en lugar de bíceps

El intérprete ha fallecido este martes a los 89 años. Tenía escrito en braille el cinismo en su rostro, y con él pudo ocupar los dos grandes personajes por los que será recordado: Simon Templar «El Santo» y James Bond

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Aunque solo fuera por el británico corte del traje y del vuelo de la ceja, Roger Moore podía pasar por un cruce de David Niven y Michael Caine, aunque dotado interpretativamente para otros menesteres.

Tenía escrito en braille el cinismo en su rostro, y con él pudo ocupar los dos grandes personajes por los que será recordado: Simon Templar «El Santo» y James Bond. A ser este último se prestó con gran valor y en las peores condiciones posibles, cuando dejó de serlo Sean Connery, con al menos media docena de virtudes que Roger Moore solo podía disimular, lo cual hizo durante siete películas (y hasta los 58 años) como si realmente fuera en ello la vida del Imperio.

No olía a Shakespeare, como Connery, ni a Freud, como Daniel Craig, pero su Bond tenía sarcasmo donde los otros potencia y retorcimiento.

Tal y como él sospechaba con inteligencia y solía decir con sentido del humor, no pasará a la historia como uno de los mejores Rey Lear, pero sí muy contento como uno de los mejores Bond, con su alergia a las armas y sin tomarse ni un Martini de vodka, ni agitado ni batido.

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