Crítica de 'El agua': La novia del río
La cámara se sitúa cómodamente en ese vértice en el que desemboca el naturalismo, lo fantástico y lo magnético
El primer largometraje de Elena López Riera tiene el encanto de algunas de las últimas películas del cine español con las que está emparentada: por un entorno rural, por una mirada a la mujer, por un hermoso tamizado en su argumento de tradición, leyenda y renovación, por su porosidad a las costumbres y a la naturaleza, y le añade, además, una peculiar intromisión de ‘lo mágico’ con esa historia, entre bonita y terrible, del río que sube y crece para llevarse a la mujer que desea, algo que tiene tanto de mito popular como de carga simbólica y social.
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La historia ocurre en Orihuela, en la Vega Baja del Segura y, en el centro, está una familia de mujeres, hija, madre y abuela, y un hilo que las conecta con el pasado, el presente y el futuro. López Riera controla y extiende con sensibilidad los diversos aceites de su argumento, una pequeña historia romántica entre dos jóvenes, los deseos de evadirse, escapar, del paisaje de enfrente (siempre la misma carretera provincial donde está el bar del que viven las tres mujeres), el día a día de las labores agrícolas (aquí limoneros en vez de melocotoneros), del ocio veraniego y de los anhelos entre pitillo y pitillo, noche y juventud… La cámara se sitúa cómodamente en ese vértice en el que desemboca el naturalismo, lo fantástico y lo magnético; la gente del pueblo relata fábulas y viejas leyendas sobre el agua mientras que el cauce del río ofrece atmósfera e intriga (llena de hechizo la fotografía de Giuseppe Truppi ).
Ficha completa
El agua
Además de lo fascinante y mágico del fondo del argumento, ‘El agua’ incorpora un ingrediente que no suelen tener esas otras películas con las que –decíamos- está emparentada, y es la interpretación: aunque hay mucho actor ocasional en los fondos, en primer plano hay tres actrices maravillosas, dos de ellas, Bárbara Lennie y Nieve de Medina, que saben llevarle a los ojos del espectador todo el contenido de su personaje con sutileza y oficio, y la tercera, la auténtica protagonista, la joven y debutante Luna Pamies, impresionante, fresca, poderosa y que cala profundamente.