Papa Francisco, un hombre de palabra: Mensaje y mensajero en plano corto

No hay grandes intenciones cinematográficas en esta obra de Wim Wenders, pero sí un conocimiento profundo de los utensilios que maneja para convertirla en un documental único

Wim Wenders y el Papa Francisco
Oti Rodríguez Marchante

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No hay grandes intenciones cinematográficas en esta obra de Wim Wenders, pero sí un conocimiento profundo de los utensilios que maneja para convertirla en un documental único. Wenders es un experto en este género y sabe cuál es el lugar idóneo para colocarse ante lo documentado (tiene grandes obras documentales, y bien distintas, como “Pina”, “La sal de la Tierra”, “Buena Vista Social Club”…). Frente al Papa Francisco se coloca con sigilo y discreta admiración, y le ofrece el plano corto y fijo para darle la posibilidad a la segunda parte del título: un hombre de (y con) palabra. No es una biografía, sino un testimonio, y la mayor parte del documental son el Papa y sus palabras sobre los asuntos (algunos más espinosos que otros) que mueven, interesan y rodean a su Iglesia: el Papa recorre en monólogo por la relación que quiere en la Iglesia con los demás, con la gente, también con Dios (apela a un bendito sentido del humor) y con todos los aspectos del mundo, y habla también de la pobreza, de la revolución, de la pederastia y del feminismo.

Esta estructura de plano fijo y opiniones variadas la “ameniza” Wenders con un repaso de imágenes de archivo del Papa Francisco durante sus viajes, desde Jerusalén a Suramérica o al Congreso de los Estados Unidos, en los que capta ese “efecto Papa” entre sus millonarias audiencias, pero también su capacidad de observación y su papel de líder internacional y embajador del diálogo entre contrarios. Y también le añade Wenders un pellizco personal de “ficción”, imágenes construidas por él en blanco y negro sobre San Francisco de Asís, que asocia sin disimulo a ambas humildes figuras. La película de Wenders (y del Vaticano) deja la sensación de ventana hacia un Mensaje y el carisma (¿Gracia?) de un mensajero.

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