Crítica de «Jumanji: Siguiente nivel»: Un poco más, pero de lo mismo
La gracia de esta continuación consiste, en el mejor de los casos, en que el reparto de personajes y de avatares es intercambiable
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Todo el mundo sabe ya que Jumanji es un juego de mesa, pero no de mesa de salón, como el Parchís o la Oca, sino de una mesa puesta en vertical y con forma de pantalla de cine que absorbe a los jugadores y a los espectadores y que está llena de peligros para los primeros y de sorpresas visuales y evasión para los segundos. En el Siguiente Nivel, o sea, en esta película, se mantienen a los guionistas, al director y al equipo técnico de la anterior, y por supuesto a los actores, a los personajes y a sus avatares (en ambas acepciones, la de identidad virtual y la de acontecimiento y aventura)… También se mantiene el terreno metafórico que sugiere la anterior, y que, no siendo un hallazgo ni un sorpresón para nadie, viene a sugerirnos que todos, hasta el más infeliz o soso, tiene en su interior un doble fondo, una personalidad inexplorada, un mundo por descubrir y un temperamento y un estilo ignorados que tal vez se manifestarían si se atreviera a tirar el dado. En fin, cosas que se diluyen mientras uno está jugando a ver «Jumanji» .
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Jumanji: Siguiente nivel
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La gracia de esta continuación consiste, en el mejor de los casos, en que el reparto de personajes y de avatares es intercambiable, además de la presencia de Danny DeVito y de Danny Glover, que impregnan a todos los demás personajes y le dan sentido al intercambio de personalidades: es curioso ver el esfuerzo interpretativo de actores unidimensionales, como Dwayne Johnson o Jack Black , por imitar la gestualidad y el carácter de DeVito o Glover. La trama, sin entrar en lo menudo, se la saben, como se sabrán la siguiente, cuando se lleven la aventura al espacio o donde les quepa mejor.