Crítica de '1976': Heroína involuntaria en el Chile de Pinochet
La actriz Manuela Martelli debuta como directora con una película inteligente y sutil, alejada del habitual cine con causa
El primer largo de Manuela Martelli , más conocida por su trabajo como actriz, es un regreso sutil al Chile de Pinochet , mencionado como de pasada en la radio, en un thriller tranquilo que no pone el acento en lo escabroso. Aline Küppenheim , excelente, es la heroína involuntaria, una mujer de clase solvente que se ve implicada en una peligrosa trama de clandestinidad. Es una obra de iniciación, de la mala, con una puesta en escena naturalista, que logra crear una atmósfera bien atemperada.
Ficha completa
'1976'
La película, muy bien acogida en diversos festivales, alguno tan importante como Cannes , ofrece sin embargo un enfoque que no busca el aplauso fácil que siempre propicia el cine con causa. Martelli se concentra en su protagonista, inmersa en una realidad cuyos horrores no es necesario subrayar. Si algo no hace la cinta es abusar de las explicaciones, menos aún de la violencia, con fe en un público medianamente culto e informado. En algún momento desconcierta un poco su música misteriosa, como de invasión alienígena, que alerta de peligros inconcretos.
Lo que retrata es una clandestinidad sin glamour ni héroes de una pieza, con personajes que parecen no actuar. Los detalles sitúan al espectador y advierten de la presencia del diablo, que se apropió de un país con la autoestima baja. Es un cine muy chileno , quizá poco brioso, pero inteligente y sutil, que sabe iluminar las distintas capas de la sociedad con una frialdad sorprendente y a la vez eficaz.
El respeto y sensibilidad con la que Martelli nos muestra a su protagonista no solo se explica por su talento: está inspirado en su abuela materna , que se suicidó después de todo lo que tuvo que pasar. La sensación de misterio que vivió de joven se la transmite muy bien al espectador. Es ejemplar, en ese sentido, la forma de transmitir el miedo que sufrió esa mujer.
