ANÁLISIS

La historia se repite

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El partido de octavos de final entre España y Francia tuvo un claro dominador durante la primera mitad. El balón fue para el cuadro de Luis Aragonés gracias a la gran capacidad que tienen para tocar Cesc Fábregas, Xavi Hernández y Xabi Alonso. El objetivo de la selección era desgastar físicamente al veterano combinado galo para, de esta forma, llegar con más resuello al final del partido y poder manejar el encuentro de una manera más sencilla en esos momentos clave.

EL DOMINIO TIENE RESULTADO

Fruto de este dominio y de su mayor posesión del balón, España se adelantó con un penalti cometido por Thuram sobre Pablo Ibáñez. David Villa, que ya había marcado contra Ucrania desde los once metros, tomó la responsabilidad de lanzarlo. El asturiano consiguió su objetivo; marcó con un tiro raso, fuerte y colocado, aunque también es verdad que Barthez se tiró para ese mismo lado y casi tocó el balón.

ADELANTAR LÍNEAS

A raíz de ponerse por delante, España decidió adelantar su línea defensiva con la clara misión de atacar el rocoso medio campo francés y ahogar sus salidas del balón. Asimismo, provocó que Thierry Henry cayese en varias ocasiones en fuera de juego, lo que provocó que el delantero del Arsenal no tuviese ninguna oportunidad de gol durante todo el encuentro.

JARRO DE AGUA FRÍA

Sin embargo, Ribery sí la tuvo. Con el 'gunner' en fuera de juego posicional, el marsellés llegó desde atrás, atrapó un pase de Patrick Vieira y encaró a Iker Casillas. Con un magistral recorte, superó al meta español y, de forma suave, consiguió el tanto del empate para el conjunto galo. Esta igualada supuso un jarro de agua fría para España, y más después de que Pernía casi llegase a sacar el balón en la misma línea de gol.

REFUERZO FRANCÉS

El tanto conseguido por Ribery reforzó la confianza del cuadro francés. A partir de ese momento, el conjunto de Raymond Domenech se fue asentando en el terreno de juego. Una vez que consiguieron calmarse, fueron capaces apretar un poco más arriba a la selección española. Esto provocó que el grupo de Aragonés no pudiesen llegar tanto al área defendida por Barthez. Sólo Joaquín, que sustituyó a David Villa, con un tiro cruzado creó cierto peligro, pero su disparo se fue fuera.

CAMINO DE LA PRÓRROGA

Todo indicaba que el partido se iba a decidir en la prórroga o en la tanda de penaltis. Pero no fue así. Faltaban poco más de cinco minutos para el final del encuentro cuando el árbitro italiano señaló una falta inexistente de Carles Puyol sobre Henry. Entonces, Zidane, con su gran toque, metió el balón en el área y Vieira, en el segundo palo, superó a Casillas de cabeza, aunque Sergio Ramos cooperó de forma involuntaria para que el esférico entrase. Se notó, como es lógico, una pequeña falta de concentración defensiva entre los españoles. Es algo normal, sin embargo, debido a que se trataba de los minutos finales.

HAY EQUIPO

Y ya, con España entregada, Zidane sólo tuvo que engañar a Casillas para marcar el tercer tanto. A mí modo de ver, la clave ha estado en el primer gol; cuando la selección no ha sabido cortar la segunda línea de Francia. Eso se ha pagado caro y ha provocado que la historia de siempre se repita.

Pese a la eliminación queda un mensaje positivo: hay equipo. El español es un grupo joven, con gente de mucho talento y que nos dará alegrías en el futuro.