Imagen de cómo quedarían las dos torres y el edificio multiusos en la glorieta de Zona Franca. / LA VOZ
CÁDIZ

El Ayuntamiento pretende que las cuatro torres de Juan Carlos I sean los 'Guggenheim' de Cádiz

El concejal de Urbanismo cree que los «hitos» de la avenida nueva que prevé el avance del PGOU son una oportunidad para construir edificios «emblemáticos» capaces de atraer turismo a la zona de extramuros Fuera del casco histórico no existe ningún ejemplo de arquitectura contemporánea digno de interés para el visitante

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La obsesión por las marcas y el diseño no sólo alcanza a los productos perecederos (ropa, automóviles, aparatos electrónicos), sino también a otros pensados -en principio- para durar toda una vida, o al menos, muchas décadas. España ha experimentado un auge de la arquitectura de diseño como ningún otro país de Europa y fruto de ello fue la exposición que el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) le dedicó a la arquitectura contemporánea española este mismo año.

Comparación

Pero en esa pequeña guerra por ver qué ciudad acumula más proyectos de renombre, Cádiz se ha quedado muy atrás. No en comparación con las grandes capitales españolas o andaluzas (como el caso de Málaga o Sevilla) sino confrontando su bagaje con el de ciudades como Jerez. Bien es cierto que Cádiz padece la tan reiterada falta de suelo que nadie puede negar, pero también lo es que muchos de estos proyectos contemporáneos son actuaciones sobre edificios ya existentes o ampliaciones de inmuebles de otros siglos.

En cualquier caso, en aquella exposición en Manhattan, la localidad jerezana estaba representada con dos proyectos: la biblioteca municipal, de los arquitectos José Morales y Sara de Giles, y la Ciudad del Flamenco, de los Premio Pritzker Jacques Herzog y Pierre de Meuron (autores de la sede londinense de la Tate Modern).

Cádiz, sin embargo, con muchas menos posibilidades en la oferta de suelo no cuenta con ningún edificio significativo contemporáneo digno de figurar en una guía turística. En ese sentido, recientemente, el concejal de Urbanismo, José Loaiza, señaló la intención de su equipo de Gobierno de lograr que algunos de los grandes edificios que se han previsto en el avance del Plan General de Ordenación Urbana sean «emblemáticos». Loaiza admitió que en las últimas décadas se ha perdido el cuidado por el diseño arquitectónico que sí existió en siglos pasados intramuros. «A partir de los sesenta, aquello fue un verdadero desastre», reconoció el responsable de Urbanismo.

De esta manera, el edil afirmó que su intención es aprovechar esos «hitos» (edificios en altura) que podrán construirse en la avenida Juan Carlos I para hacer «los Guggenheim de la ciudad de Cádiz». El objetivo es, precisamente, crear el efecto que ha tenido el edificio de Frank Gehry en Bilbao y muchos otros posteriores, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia y mucho más recientemente, el Kursaal de Moneo en San Sebastián o la torre Agbar en Barcelona, del omnipresente Jean Nouvel.

Esas cuatro torres previstas en el avance del PGOU -dos a la altura de la glorieta de Zona Franca y otras dos antes de llegar a San Severiano-, junto con el edificio multiusos que se proyecta en los terrenos de Navalips, también en Zona Franca, son una inmejorable oportunidad para hacerse con los servicios de alguno de esos arquitectos punteros que trabajan con una agenda de 8 ó 10 años por delante. Nombres como los de la iraquí Zaha Hadid, el británico Norman Foster o el español Santiago Calatrava están solicitados por empresas, fundaciones y consistorios de todo el mundo.

Sin imposición

Lógicamente, el Ayuntamiento no puede imponer ningún diseño determinado ni especificar cómo debe ser el edificio, pero en vista de que es la administración que tiene que aprobar los proyectos, puede tener influencia para impulsar estos «edificios emblemáticos». Ejemplos cercanos no faltan, como las torres que hará en Málaga el británico David Chipperfield.

El tiempo no debería ser un inconveniente, ya que aún no se ha presentado oficialmente el avance del PGOU y la tramitación será un proceso largo, cuyo final todavía no se puede calcular. Además, después habría que recalificar terrenos, en algunos casos y desarrollar ese Plan, mediante áreas de actuación. A renglón seguido entran las negociaciones, en el caso de que tenga que haberlas, con los propietarios y ahí hay tres fórmulas: acuerdos por cooperación, compensación o finalmente, si no hay posibilidad de entendimiento, expropiación. Esto significa que se habla de un escenario de varios años.